A mediados de septiembre la actriz y presentadora Jalymar Salomón concedió una entrevista al portal El Estímulo, en la que recordó su difícil pasado como venezolana en Miami, ciudad a la que decidió mudarse luego de que no se renovara la concesión a Radio Caracas Televisión (Rctv), transcurridos los 20 años establecidos en el Reglamento sobre Concesiones para Televisoras y Radiodifusoras de 1987.

 

Jalymar, reconocida por ser la presentadora del programa de televisión El Club de los Tigritos junto a Wanda D’Isidoro, desde 1993 hasta 1999, evocó los momentos de fama que vivió durante esa época.

 

“A veces quedábamos rodeadas de multitudes y la gente de seguridad nos tenía que ayudar a salir. Fue una época que disfruté muchísimo. Aprendí a vivir con la presión del público: que me miraran, me parara en la calle, me pidieran fotos y autógrafos”.

 

Ella se fue por recomendación de una manager que le mintió respecto a las supuestas conexiones que le aguardaban en la ciudad estadounidense. Estando allá, sin conocer a nadie y sin propuestas laborales, se vio en una situación complicada.

 

“El primer año fue súper difícil. Tuve momentos de ansiedad y de tristeza. Dos semanas antes de partir, la persona que me había ofrecido hospedaje se echó para atrás. Tuve que llegar a casa de una amiga de mi hermana a la que yo había visto dos veces en mi vida. Allí dormí en un colchón en la sala”.

 

La actriz no esperaba que le resultara tan difícil encontrar su lugar en Miami. Recordó su sorpresa ante la actitud de colegas venezolanos que no le ofrecieron su apoyo por considerarla una rival en el medio donde se desenvolvían.

 

“Esto es como si estuvieras en una selva, cada quien tiene su vida sin mirar a los lados. Consigues muy pocas personas que brindan ayuda. Muchos colegas que conocí en Venezuela y me encontré acá, se negaron a darme una mano por sentir que los amenazaba como competencia”, afirmó.

 

En medio de la situación en la que no le salía su licencia de trabajo y comenzaba a quedarse sin ahorros, Salomón pensó en dedicarse a algo que, además de generarle ingresos, le gustara. Fue entonces cuando mandó a hacer unas tarjetas de presentación como maquilladora y empezó a dedicarse a este oficio.

 

“Para sus quince años, maquillé a la hija del abogado que me sacó los papeles, estuve también con el mismo oficio en un canal de noticias, y así iba”, confesó la artista quien también narró el momento en el que entró al salón y al levantar la mirada se dio cuenta de que su clienta de ese día era la presentadora Chiquinquirá Delgado.

 

“Ella me vio sorprendida y me dijo ‘¿Qué haces tú aquí?’ y yo le respondí ‘trabajando, chama’. Para mí fue un momento durísimo, no porque denigre el oficio de maquilladora, sino porque Chiquinquirá era mi colega. Me sentí chiquitica”, narró.

 

La distancia que la separaba de su familia venezolana y el tiempo que transcurría estando detrás de las cámaras, fueron pruebas difíciles que Jalymar transitó ayudada por las palabras de su madre.

 

“Nunca he sufrido de ego, pero es algo que pertenece a todos los seres humanos. No me arrepiento de las decisiones que he tomado. Esto me llenó de fortaleza para darme cuenta de todo lo que puedo aguantar”, manifestó.

 

La llegada de su hija Alana dio un nuevo giro amoroso a la vida de Jalymar, hoy comprometida con la atención de su pequeña.

 

“Ya tiene 9 meses, y estoy totalmente dedicada a ella. Por eso no he buscado hacer más novelas, porque no tendría tiempo para atenderla. Por lo pronto sigo con Wanda en la obra Despedida de casadas, escrita por César Román. No es un secreto para nadie que del teatro no se vive. Lo hago para mantenerme activa. Es una ventana para exponer el talento mientras se abren otros espacios”, señaló, al tiempo que anunció que planea dedicarse al negocio de bienes raíces.

 

(LaIguana.TV)

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