Pues sí, el crudo invierno está aquí de manera anticipada y con él, las bajas temperaturas y las ganas de quedarse en la cama sin hacer nada. Pero la necesidad apremia y nada mejor para calentarse -en el sentido literal, y en el otro también- que la cercanía de otro cuerpo en la cama.

 

Si estás pensando en una sesión de sexo placentera y calientita, pero que no te exija asomar demasiado la nariz de entre las cobijas, éstas son las mejores posiciones sexuales para que los friolentos le den la bienvenida a un invierno que no pinta nada alentador.

 

De caballito

 

Si les gusta ver la televisión en la cama, ya sea en una pantalla o en la computadora, pueden aprovechar ese tiempo juntos para tener un caluroso encuentro sexual de caballito. Ella se monta sobre él y hace prácticamente todo el trabajo, pero si se abrazan bien los cuerpos, se cubren con una cobija y, en lugar de cabalgar a todo galope, se hacen movimientos giratorios con la cadera, el placer está garantizado y el calor también.

 

La cucharita

 

Basta con que él se coloque detrás de ella y ambos se acuesten de lado hacia el mismo lado. Esta postura permite una penetración profunda, la estimulación del clítoris y también puede hacerse bajo las sábanas. Es parecida a la del “perrito”, pero sin moverse demasiado.

 

Perrito plano

 

La famosa postura del perrito no es tan fácil como parece y requiere un poco más de esfuerzo del que podrían estar dispuestos a hacer con temperaturas bajo cero en el ambiente. Pero esta alternativa es perfecta y no necesitan más que tumbarse él encima de ella, que se encuentra de espaldas, y desde ahí proceder a la penetración y a la estimulación erótica en nuca, cuello, espalda y nalgas. Pueden colocar una almohada o dos bajo la cadera de ella para facilitar la penetración y alcanzar mayor profundidad. Y no necesitan asomar ni un dedo fuera de la cama.

 

El siempre efectivo “misionero”

 

La postura del misionero, en el que él se tumba sobre ella o viceversa para tener sexo, es de las posturas más socorridas y, para los días de frío, puede ser muy práctica y efectiva. Además de requerir poco movimiento, puede hacerse debajo de las cobijas y permite la estimulación del clítoris de la mujer, así como compartir besos apasionados durante el encuentro.

 

A cuatro manos

 

Acostados como estén, basta con dejar que sus manos toquen y se expresen libremente en el cuerpo del otro. Acaríciense mutuamente, experimenten sus zonas erógenas y dejen que el placer y el orgasmo lleguen únicamente de las puntas de sus dedos. Además de que conservarán e incrementarán el calor, es una excelente manera de explorar el cuerpo del otro y descubrir sus reacciones que quizá no conocían o que ya habían olvidado.

 

(La Opinión)