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Este lunes, el Departamento del Estado norteamericano anunció que EE.UU. «suspende su participación en los canales bilaterales con Rusia que fueron establecidos para sostener el cese de hostilidades» en Siria. De esta manera, Washington rompe el acuerdo que alcanzó con Moscú este 9 de septiembre, cuando ambos elaboraron un plan para la transición en el país árabe, que incluía un alto el fuego de siete días y el establecimiento de esas vías de comunicación. ¿A qué se debe esta decisión unilateral?

 

El camino al fracaso de la paz

 

Según el acuerdo entre Rusia y EE.UU., desde el 12 de septiembre y durante siete días tenían que cesar las hostilidades en Siria y existía la posibilidad de extender ese pacto si las partes del conflicto lo respetaban. Los grupos terroristas Estado Islámico y Frente Al Nusra quedaron excluidos de ese proceso.

 

El 17 de septiembre, con la tregua en vigor, varios aviones de EE.UU. bombardearon durante una hora las posiciones del Ejército sirio en la provincia de Deir ez Zor y mataron a más de 60 militares. Posteriormente, el Pentágono explicó que esa ofensiva fue «por error».

 

Después de que finalizara la semana de tregua, Damasco rechazó prolongar esa situación porque estimaba que los grupos rebeldes habían incumplido el pacto.

 

El 23 de septiembre, durante una rueda de prensa tras su intervención ante la 71.ª Asamblea General de la ONU, el canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, denunció que esos colectivos atacaron a las fuerzas de Damasco 350 veces solo en Alepo y que «el Gobierno sirio hizo lo que tenía que hacer para la tregua, pero la oposición no movió ni un dedo».

 

El mismo día en que se cumplió de manera oficial el cese de hostilidades, un convoy humanitario de la ONU sufrióun ataque, en el que murieron cerca de 20 personas. Antes de que se investigara el suceso, el Pentágono acusó a Rusia y Siria de la autoría de los hechos, unos comentarios que nunca se demostraron y que los rusos rechazaron de manera rotunda.

 

La semana siguiente, las relaciones entre Rusia y EE.UU. se escalaron ante la ofensiva del Ejército Sirio —apoyado por la aviación rusa— en Alepo,  la segunda ciudad más importante de Siria. 

 

El 29 de septiembre, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, indicó que Washington estaba a punto de suspender las conversaciones con Moscú sobre Siria. Sin embargo, el diálogo continuó durante el pasado fin de semana, antes de que este 3 de octubre EE.UU. decidiera suspender la cooperación.

 

En un comunicado de prensa, el portavoz de Kerry, John Kirby, culpó de facto y de manera arbitraria a Rusia y a Siria por el ataque al convoy humanitario de la ONU, denunció que ambos países «siguen un curso militar que es incompatible con el cese de las hostilidades» y les acusó de dirigir sus ataques contra «infraestructura crítica, como los hospitales» y de «impedir que la ayuda humanitaria» llegue a la población civil.

 

Como respuesta, el viceministro de Exteriores ruso, Gennadi Gatílov, tildó esas acusaciones de «infundadas» y recordó que la oposición siria ya amenazó al convoy humanitario antes de que fuera enviado a Alepo y «Rusia aplicó muchos esfuerzos» para asegurar su movimiento en una zona aún bloqueada de esa ciudad. Asimismo, Gatílov catalogó como «inconsistentes» las acusaciones sobre los araques rusos a infraestructuras civiles y explicó que «de manera intencionada, los terroristas establecen pequeños hospitales en edificios residenciales sin señalarlos de ninguna manera».

 

Ese mismo día, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, afirmó que «la incapacidad» de EE.UU. para «cumplir los pactos de paz en Siria acordados con Rusia» ha llevado a Washington «a querer culpar a Moscú» y valoró que «la inacción» estadounidense ha provocado que, «durante ese tiempo, las milicias terroristas en Siria se reagruparan y rearmaran y reorganizaran todos sus recursos».

 

Unas horas después, un comunicado de prensa oficial del Ministerio de Exteriores de Rusia afirmó que la Casa Blanca «o no pudo o no quiso» cumplir con la principal condición rusa para la cooperación en Siria, que es «deslindar a los grupos opositores moderados, apoyados por EE.UU., del Frente Al Nusra», con lo cual «cada vez aumenta más la impresión de que, en su deseo de cambiar el régimen en Damasco, Washington está dispuesto a firmar un acuerdo con el diablo; es decir, aliarse con terroristas».

 

EE.UU. teme que el Ejército sirio libere Alepo

 

EE.UU. cambió de discurso cuando se dio cuenta de que las fuerzas leales al presidente de Siria, Bashar al Assad, se sobreponían en Alepo y podían «librar» la ciudad de los terroristas «totalmente», según declaró al diario ruso ‘Vedomosti’ el vicepresidente del consejo de la Asociación de Diplomáticos Rusos, Andréi Baklánov, quien explicó que los norteamericanos «inflan este tema» para «movilizar a la opinión pública».

 

¿Y ahora qué?

 

Los estadounidenses han advertido que mantendrán los canales de comunicación con Rusia para prevenir posibles enfrentamientos entre sus militares en Siria, en el marco de sus respectivas operaciones antiterroristas.

 

A su vez, el servicio de prensa de la ONU ha lamentado la suspensión de la cooperación rusoestadounidense, pero ha asegurado que seguirá trabajando para encontrar una solución política al conflicto de Siria.

 

(RT)

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