Lila DeLine sufrió un trágico accidente automovilístico. Según su médico, parecía como si hubiera sido enviada a la guillotina.

 

El trauma se conoce como decapitación interna y es muy peligroso. Sin embargo, gracias a los tratamientos modernos es posible sobrevivir a este trauma.

 

DeLine por poco perdió su vida el 16 de agosto en Cedar Springs (EEUU), justo al lado de su casa. Su auto destrozado llegó a parar en una zanja cercana y su esposo, Ben, corrió muy rápidamente hacia ella y le logró ajustar la cabeza para que pudiera respirar.

 

De acuerdo con el cirujano Charles Gibson, fueron las acciones de su marido lo que probablemente le salvaron la vida a su esposa.

 

La decapitación interna es un traumatismo extremo de los ligamentos, músculos y articulaciones que conectan el cráneo con la columna vertebral, lo que lleva a la dislocación de la cabeza de la médula espinal. A menudo es fatal y quienes sobreviven pueden tener importantes trastornos neurológicos.

 

Cuando DeLine ingresó por primera vez en el hospital «no podía mover nada», dijo Gibson.

 

«Lo único que podía hacer era parpadear», sostuvo. «No podía moverse. No podía hablar. No podía hacer nada. Ni siquiera estaba respirando por su cuenta».

 

No obstante, DeLine se recuperó milagrosamente en el hospital y en un centro de rehabilitación. «Pensé que esa iba a ser mi vida. Pensé que mi vida iba a ser ventiladores y pañales y no poder comunicarme», confesó la mujer.

 

Pero gracias a su familia y a los médicos, no solamente se puso de pie otra vez sino que también volvió a sus actividades rutinarias, lo que los médicos consideraban imposible. 

 

(Sputnik News)