cuadro-tahi.jpg

Millones de tailandeses se vistieron de negro este viernes para llorar a su rey, cuya muerte abre una página de incertidumbre en el país, tras más de 70 años de reinado.

 

Con las manos juntas y vestidos de negro, algunos tailandeses rompían en llanto al paso de la ambulancia que transportaba los restos del rey Bhumibol Adulyadej, fallecido el jueves a los 88 años, desde el hospital Siriraj hacia el gran palacio.

 

En el vehículo siguiente, se encontraba el príncipe heredero, Maha Vajiralongkorn, de 64 años, aseguró el comentarista de la ceremonia, que se retransmitía en directo en todas las cadenas.

 

El príncipe heredero dirigirá luego la ceremonia budista del «baño» del cuerpo de su padre, primera etapa de una larga serie de rituales que duran varios meses para los miembros de la familia real.

 

Desde los deportistas que corrían a primera hora de la mañana hasta los empleados de las oficinas en el metro, todo el país se vistió de negro y blanco, los colores de duelo en Asia.

 

«Mientras el rey vivía, el pueblo estaba unido», explica, emocionado, Arnon Sangwiman, que trabaja para la compañía nacional de electricidad, y llegó pronto a un mercado del centro de Bangkok.

 
Primera aparición del príncipe

 
El hecho de que el príncipe pidiera «tiempo» antes de subir al trono inquieta sin embargo a la ciudadanía. El «baño» a su padre será la primera aparición pública desde el anuncio de la muerte del soberano, el monarca más longevo en el trono en el mundo.

 

«Ahora tengo miedo de lo que puede pasar, qué administración tendrá el país, qué tipo de régimen (tendremos) a largo plazo», continúa Anon Sangwiman.

 

Dijo no obstante que confiaba que el régimen militar mantendría las elecciones anunciadas para el 2017. La última década del reinado de Bhumibol estuvo marcada por una gran inestabilidad política, con dos bandos enfrentados: las élites ultramonárquicas (identificadas como los «amarillos») y los partidarios del ex primer ministro Thaksin Shinawatra (los «rojos»).

 

El último de una larga serie de golpes de Estado, en mayo de 2014, se llevó a cabo en nombre de la salvaguardia de la monarquía por unas fuerzas armadas preocupadas por blindar el escenario político al acercarse la sucesión. El príncipe heredero es menos conocido y venerado por sus compatriotas que su padre, y hasta ahora vivía la mayor parte del tiempo en Alemania. Fue designado para suceder a su padre en 1972.

 

Su personalidad, al parecer algo inestable, también suscita debate, incluso entre los consejeros de palacio y los generales en el poder, destacan los analistas.

 

Con el plazo que ha solicitado el príncipe, «ya nos estamos desviando de lo que tendría que ser una sucesión normal», subraya David Streckfuss, historiador especializado en Tailandia.
Los tailandeses sólo hablan del príncipe en privado. Una estricta ley reprime los crímenes de lesa majestad que condena con penas de cárcel a todo detractor de la realeza.

 

El rey, hospitalizado casi ininterrumpidamente desde hace dos años, no había vuelto a aparecer en público desde hacía casi un año. Bhumibol Adulyadej tenía un estatus de semidiós en Tailandia desde hace décadas. Sus retratos son omnipresentes en todo el país y el culto a la personalidad del rey se reforzó todavía más desde el golpe de Estado militar del 22 de mayo de 2014. En esta sociedad budista, el rey ha conservado su imagen tutelar y protectora de sus súbditos.

 
Bolsa al alza

 
A pesar de la incertidumbre, la Bolsa de Tailandia reaccionó bien, cerrando con un alza del 4,59%. Los inversores aprovecharon la reciente serie de descensos para adquirir acciones a buen precio. En caso de desacelaración de la economía tailandesa, Japón dijo el viernes estar dispuesto a ayudar a sus numerosas empresas implantadas en el país.

 

Las raras voces críticas contra la monarquía hablan de una institución desfasada respecto a una Tailandia moderna, que siguió el viernes casi como siempre, como si nada hubiera pasado. El viernes por la mañana, el gobierno declaró una jornada de duelo para los funcionarios y volvió a pedir al sector del «ocio» que cesara sus actividades durante 30 días.

 

Varias embajadas occidentales llamaron por su parte a sus ciudadanos a «adoptar una actitud discreta y sobria», según la expresión de la diplomacia francesa.

 

(Panorama) 

s1-14-10.jpg

s2-14-10.jpg

s3-14-10.jpg