Cuando José Castillo, en cuenta de dos strikes y dos bolas contra Miguel Socolovich, soltó una de sus clásicas líneas al jardín izquierdo, hablé solo. Como muchos otros caraquistas  –supongo- dije: “¡Coño, qué fastidioso es Castillo!” y volví a recordar los tiempos en que era nuestro, y ese fastidio se lo calaban los demás equipos.

 

En la transmisión de televisión lo vi irse hacia el dogaut, pues fue reemplazado en primera por el corredor emergente Deiner López. Era una sustitución cantada. Castillo nunca se distinguió como un gran corredor de bases, pero menos ahora, con 37 años de edad.

 

El final de ese juego entre Caracas y Lara, en el estadio Universitario, fue dramático. Pero quienes lo estábamos viendo no sabíamos cuánto.

 

Aquel había sido el último hit del “el Hacha” Castillo. Y decir esto no es cualquier cosa porque este guariqueño de Las Mercedes del Llano había ingresado al comienzo de esta misma temporada en el exclusivo club de los mil imparables en la liga, un Olimpo de bateadores en el que hasta entonces solo estaban Víctor Davalillo, Robert Pérez, Teolindo Acosta, César Tovar, Luis “Camaleón” García, Tomás Pérez y Luis Sojo.

 

Ironías del beisbol (que es como la vida), el joven y flaco corredor emergente pasó a segunda con un hit de Francisco Arcia y allí fue sorprendido por un tiro certero del receptor Juan Graterol, tomado por el campocorto Gregorio Petit. En principio, el árbitro de segunda decretó la jugada como quieto, pero Petit solicitó de inmediato que se pidiera la repetición. Los otros umpires fueron a revisar la jugada y concluyeron que había sido out. Pensé que al chico le habrán recriminado o al menos gastado algunas bromas en la cueva: “¡Te pusimos a correr por el viejito Castillo y te sorprendieron!”.

 

La jugada disolvió la ofensiva de Cardenales, que amenazaba con empatar el juego en el noveno inning. El bateador Yonathan Mendoza, que había estado tratando de tocar la bola para poner corredores en tercera y segunda, dio un rodado por el short que acabó en dobleplay y le puso punto final al juego a favor de Leones 5-4.

 

Apagué el televisor muy contento porque esta vez nos había sonreído la buena suerte, y el hit del fastidioso Castillo quedó neutralizado por la imprudencia del suplente López.

 

Como buena parte del país (tanto los aficionados al beisbol como los que no lo son) al amanecer del viernes recibí el impacto de la terrible noticia. Castillo y el también destacado jugador de Cardenales, el grandeliga Luis Valbuena habían muerto en un accidente de tránsito en Yaracuy.   

 

A la impotencia, la desazón y la tristeza que deja un suceso como ese, se sumó la nostalgia. Castillo, quien estaba en su temporada 19, está vinculado a recuerdos muy entrañables de los primeros años de mis hijos como caraquistas (aunque la mamá es tiburona, debe decirse). La imagen de miles de personas en las tribunas del Universitario haciendo el movimiento del brazo que representaba su apodo de “el Hacha”, es un recuerdo de esos que no se borran fácilmente. Él es (en presente) uno de los emblemas de esa generación caraquista que brilló entre el epílogo del siglo XX y la primera década del XXI, que nos dejó, en la 2005-2006, una Serie del Caribe (aunque este año, Castillo estuvo lesionado) y, en la 2009-2010, un campeonato a expensas del Magallanes,.

 

Cuando la gerencia del Caracas cambió a Castillo, en 2011, este servidor fue uno de los que pronunció unas cuantas frases no aptas para niñas, niños y adolescentes. Se dijo que era necesario salir de él porque tenía enguerrillado el clubhouse del equipo, una acusación que la fanaticada no notaba en su desempeño en el campo, donde siempre le ponía todo su talento y un poco más.

 

Su salida de los Leones conllevó un periplo por varios equipos: Bravos, Caribes, Tigres, Tiburones y, este año, Cardenales. En todos ellos fue la propia piedra en el zapato para su escuadra original, desde el primero hasta el último turno, dicho sea literalmente.

 

¿Hasta dónde hubiese llegado?

 

Queda para los expertos decir hasta dónde habría podido llegar Castillo dentro de esa lista de los bateadores de más de mil hits. Había superado los 1007 de Luis Sojo y los 1012 de Tomás Pérez. De allí en adelante todo iba tal vez a depender de su contratación en próximas temporadas, pues el quinto en el listado, “Camaleón” García, dejó 1058, es decir que el llanero necesitaba más de veinte de imparables para darle caza.

 

Una observación simple de las estadísticas muestra que “el Hacha” logró los mil hits en 19 temporadas, mientras los del resto de los superbateadores jugaron entre 21 y 30 torneos. Eso habla de su efectividad y consistencia como leñador.

 

Lara herida hacia la serie del Caribe

 

La tragedia de Castillo y Valbuena oscurece una temporada de ensueño para Cardenales de Lara, que ha ido cómodamente en la punta del campeonato casi todo el tiempo. Es, además, una temporada que debe concluir en Barquisimeto con la realización de la Serie del Caribe, una meta que la directiva del equipo y, en cierto modo, todo el estado Lara, han acariciado durante años.

 

En febrero de este año, el estadio Antonio Herrera Gutiérrez debió ser la sede del torneo entre los campeones antillanos, pero la mala vibra que había en el país durante los cuatro meses de guarimbas de 2017, hizo que la Confederación de Beisbol del Caribe resolviera mudar la serie para México. Este año no faltaron quienes intentaran boicotear de nuevo a Barquisimeto como sede del encuentro caribeño. Sin embargo, las resistencias fueron vencidas.

 

Lo ideal para la afición larense sería que Cardenales concluyera su brillante faena cargando con el título, algo que no ha logrado hacer, pese a su reiterado favoritismo en los últimos años. Así podría presentarse como el representante de Venezuela en su propio patio. Hasta ahora todo marchaba a las mil maravillas, pero la fatalidad de esta madrugada decembrina ha causado una muy dolorosa herida no solo para los larenses sino para todo el país beisbolero. ¿Será capaz el equipo de sobreponerse y aun de inspirarse más con esta desgracia? Muchas veces ha pasado en el mundo del deporte. Veremos.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)