El cuerpo de la joven venezolana Carla Stefaniak Caicedo, de 36 años, fue hallado esta semana en avanzado estado de descomposición en una zona boscosa de San José de Costa Rica, cerca del lugar donde se hospedaba. 

 

Según el Departamento de Investigación Judicial de Costa Rica (OIJ), el brutal asesinato de Stefaniak pudo tener un motivo sexual, aunque no han ofrecido más detalles sobre el móvil que habría llevado a Bismarck Espinosa Martínez, guardia de seguridad del lugar, detenido como principal sospechoso, a cometer el crimen. Este hombre es un inmigrante nicaragüense de 32 años que llegó a Costa Rica en junio. 

 

El diario El Nuevo Herald realizó un extenso reportaje sobre la vida de la joven Carla Stefaniak, quien residía en la ciudad de Miami, Estados Unidos, y trabajaba como vendedora de seguros. Además, quería convertirse en influencer en las redes sociales teniendo como plataforma el turismo. Por esta razón se encontraba en el país centroamericano, disfrutando de unos días de descanso y aprovechando que estaba en víspera de su cumpleaños, fecha que solía celebrar por todo lo alto y durante todo el mes de noviembre, cuentan sus familiares y amigos. 

 

“No eres mi mamá, así que no me puedes decir lo que tengo que hacer”, decía Stefaniak mientras metía en el corral a sus hermanos más pequeños, de seis y dos años. Aunque la niñera se las agenciaba para controlar a los dos niños, más de una vez Stefaniak salió corriendo de la casa, lo que desataba una persecución y una búsqueda por todo el barrio. Nadie se puede imaginar los dolores de cabeza que le dio a nuestros padres. Pero había memorizado donde quedaba la casa de nuestra tía y entonces, atravesando toda la ciudad, iba para allá y llegaba y tocaba el timbre”, le dijo al diario de Miami, Mario Caicedo, el hermano más pequeño de Stefaniak, que vive en Orlando.

 

“Así era mi hermana de niña y luego de adulta: fuerte e independiente. Nunca cambió”, la describió su hermano. 

 

“Yo no dudaría para nada que el crimen tuviera motivos sexuales. Bastaba con mirarla. Era una mujer despampanante”, dijo Laura Jaime, su mejor amiga y compañera de casa en Miami Beach y Hallandale Beach, donde vivía últimamente. “Pero su escultural belleza no le daba a nadie el derecho a matarla”.

 

Stefaniak llegó al país centroamericano el 22 de noviembre, la última vez que se supo de ella fue la noche del 27 de noviembre. Al día siguiente no abordó el vuelo que tenía reservado para el Aeropuerto Internacional de Hollywood-Fort Lauderdale para regresar a su hogar. 

 

Jaime contó que la celebración de cumpleaños de Stefaniak se planeó con “mucha intención y con meses de antelación”. “Ella sabía dónde se iba a hospedar, y sabía dónde iría a tomar un millón de fotos. También sabía que nos iba a bombardear los teléfonos con todas fotos”. Su amiga era quien la iba a acompañar al viaje, pero a última hora no pudo asistir. Por eso fue su cuñada, April Burton, quien regresó a EEUU un día antes. Stefaniak tenía vuelo para el día 28 de noviembre. Durante su última noche, ella se hospedó en Escazu, un suburbio en las afueras de San José, la capital, después de dejar a Burton en el aeropuerto y devolver el auto alquilado. Regresó al lugar en un Uber. 

 

Jaime comentó a la prensa que su amiga le contó que había una “atmósfera extraña” en el apartamento. Aunque también le narró que “el lugar era muy bonito y moderno adentro”.

 

Al día siguiente Laura Jaime fue al aeropuerto a recibir a quien desde hacía 15 años era su amiga. Ese día Carla cumplía años y como cosa muy extraña no respondía los mensajes por ninguna de las redes sociales ni mensajerías instantáneas. Jaime sintió que algo extraño sucedía. La confirmación de que algo no estaba bien llegó cuando su amiga no bajó del avión que tenía previsto abordar. Además, no se había comunicado. 

 

A partir de ese instante, familiares y amigos se unieron en la etiqueta #FindingCarla. Fue una campaña mundial emprendida por un grupo que se activó en Facebook desde Oklahoma, Texas, Florida, Nueva York, Alemania, Australia, Brasil y su país, Venezuela. El objetivo era hacer presión para que las autoridades comenzaran la búsqueda. Hasta el FBI se activó. 

 

“Nuestro objetivo era encontrarla y lo hicimos. Aunque no de la forma en que queríamos”, dijo Jaime.

 

Carla fue encontrada el 3 de diciembre a escasos metros del apartamento que había alquilado, degollada, con el cuello roto y con heridas de cuchillo. Su cuerpo estaba envuelto en plástico y enterrado a poca profundidad. 

 

(LaIguana.TV)