¿Tiene realmente el Pentágono 1.074 bases en el extranjero? En los recuentos del ejército norteamericano de los puestos de avanzada en el exterior tiene bajo su control unos 52.000 edificios y más de 38.000 elementos de infraestructuras pesadas como muelles, embarcaderos y gigantescos almacenes.

 

En un reciente artículo de opinión, el columnista del New York Times Nicholas Kristof hizo una observación mordaz: «Estados Unidos mantiene tropas en más de 560 bases y otros sitios en el exterior, muchas de ellas legado de una guerra mundial que terminó hace 65 años. ¿Es que tenemos miedo de que si sacamos nuestras bases de Alemania Rusia pueda invadirnos?».

 

Durante años, el difunto Chalmers Johnson, el hombre que realmente escribió el libro sobre el imperio de las bases militares de EEUU, «The Sorrows of Empire», hizo el mismo comentario y lo apoyó con la más detallada investigación jamás llevada a cabo sobre el archipiélago de bases estadounidenses dispersas por todo el planeta. Hace varios años, tras escarbar en los propios documentos del Pentágono accesibles al público, Johnson escribió: «EEUU mantiene 761 ‘lugares’ militares activos en países extranjeros». (Ese es término que prefiere el Departamento de Defensa, más que el de «bases», aunque eso es lo que son: bases.)

 

Recientemente, el Pentágono actualizó sus cifras sobre enclaves militares y otros lugares y resultó que habían disminuido. Sin embargo, es una cuestión de interpretación si han caído o no al nivel avanzado por Kristof. Según el Informe sobre la Estructura de Bases del Departamento de Defensa de 2010, el ejército estadounidense mantiene ahora 662 bases en 38 países alrededor del mundo. No obstante, se debe profundizar en el informe y se verá cómo empiezan a aparecer lagunas inmensas.

 

Un legado militar

 

En la actualidad, según las cifras publicadas por el Pentágono, la bandera estadounidense ondea sobre 750 enclaves militares estadounidenses en naciones extranjeras y en territorios estadounidenses en el exterior. Esta cifra no incluye pequeñas instalaciones en el extranjero de una extensión de menos de 40.000 metros cuadrados ni las que el ejército estadounidense valora en menos de 10 millones de dólares. En algunos casos, se agrupan varias bases de ese tipo y se contabilizan como una única instalación militar en un país determinado. Se hizo una solicitud de aclaración al Departamento de Defensa que quedó sin respuesta.

 

Lo que sí sabemos es que, en los recuentos del ejército norteamericano de los puestos de avanzada en el exterior, éste tiene bajo su control unos 52.000 edificios y más de 38.000 elementos de infraestructuras pesadas como muelles, embarcaderos y gigantescos almacenes para tanques, por no mencionar más de 9.100 «estructuras lineales» como pistas de aterrizaje, líneas de ferrocarril y oleoductos. 

 

Perdido en el recuento

 

El coronel Wayne Shanks, portavoz de la Fuerza Internacional de Apoyo a la Seguridad dirigida por EEUU (ISAF, por sus siglas en inglés), me informó a comienzos del año pasado que había casi 400 bases estadounidenses y de la coalición en Afganistán, incluyendo campamentos, bases de operaciones de avanzada y puestos de avanzada de combate. Y esperaba que la cifra se incrementara en doce, o más, añadió, en el curso de 2010.

 

En septiembre, me puse en contacto con la Oficina de Asuntos Públicos del Mando Conjunto de la ISAF para efectuar un seguimiento. Para mi sorpresa, se me dijo que «había aproximadamente 350 bases de operaciones de avanzada con dos principales instalaciones militares, los campos aéreos de Bagram y Kandahar». Perplejo ante la pérdida de 50 bases en lugar de 12 más, contacté con Gary Younger, oficial para las relaciones públicas de la ISAF. «Hay menos de 10 bases de la OTAN en Afganistán», escribió en un correo del 12 de octubre. «Hay más de 250 bases de EEUU en Afganistán», añadió.

 

Hasta ese momento, parecía que EEUU había perdido 150 bases y yo me hallaba en un estado de total confusión. Cuando contacté con el ejército para resolver las discrepancias haciendo un listado de todas las cifras que se me habían dado -desde el recuento de Shanks de 400 bases hasta el de alrededor de 250 de Younger-, se pusieron de nuevo a pasarme de unos a otros hasta que di con el sargento de Primera Clase Eric Brown en Asuntos Públicos del Mando Conjunto de la ISAF. «El número de bases en Afganistán es de aproximadamente 411», escribió Brown en un correo en noviembre, «es una cifra en la que están comprendidas desde las bases grandes hasta llegar al nivel de puestos de combate de avanzada». Incluso esa cifra, advertía, no representa actualmente una lista completa, por que no están recogidos los «puestos temporales ocupados por elementos del tamaño de un pelotón o inferior».

 

Lugares negros del mundo

 

Si se escanéa el Informe de la Estructura de Bases 2010 del Departamento de Defensa de los lugares que tiene en Afganistán y se lee detenidamente todas sus 206 páginas no se encontrará una mención, una citación, ni una mera referencia, ni un indicio siquiera de que EEUU tenga incluso una única base en Afganistán, por no hablar ya de las más de 400. Esta es apenas una omisión insignificante. Si se añaden esas 411 bases perdidas al total de Kristof, se obtendrá la cifra de 971 lugares por todo el mundo. Si la sumamos al recuento oficial del Pentágono, se llegará a 1.073 bases y lugares en el exterior. Esa cifra supera aún el recuento de 1967 de 1.014 bases estadounidenses en el exterior, que Chalmers Johnson consideraba «el pico de la Guerra Fría».

 

Hay, sin embargo, otras formas para conseguir el total. En una carta escrita hace algunos meses, el senador Ron Wyden y los representantes Barney Frank, Ron Paul y Walter Jones afirmaban que había justo 460 instalaciones militares estadounidenses en el extranjero, sin contar las de Irak y Afganistán.

 

Nicholas Kristof, que surgió con un recuento superior a ese en más de 100 bases, no respondió a un correo pidiéndole aclaraciones, pero quizá pudo haber hecho el mismo análisis que yo hice: buscar el Informe de Estructuras de Bases del Pentágono y seleccionar los lugares obvios que, aunque teniendo una «huella» considerable sólo débilmente podían considerarse como bases, como los complejos de viviendas y escuelas para familias de los militares, hoteles vacacionales -sí, el Departamento de Defensa los tiene-, áreas para esquiar -también tiene- y el más grande de sus campos de golf -el ejército de EEUU afirmó en 2007 que poseía un total de 172 campos de golf de todos los tamaños-, y llegarán a un total de alrededor de 570 lugares en el extranjero. Si se añade la cifra de las bases afganas, se quedará con alrededor de 981 bases militares en el extranjero.

 

Lugares secretos

 

Sin embargo, da la casualidad que Afganistán no es el único país con un mundo de bases ocultas. Busquen el recuento del Pentágono de los lugares en Irak. El Departamento de Defensa publicó informes indicando que al menos seguía habiendo allí 88 bases, incluyendo Campo Taji, Campo Ramadi, la Base Speicher de Operaciones de Contingencia y la Base Conjunta Balad, que, ella sola, alberga alrededor de 7.000 soldados estadounidenses. Esas bases perdidas podrían elevar el total mundial a alrededor de 1.069.

 

Las zonas de guerra no son los únicos lugares secretos. Se debe echar una mirada atenta a las naciones de Oriente Medio cuyos gobiernos, por miedo a la opinión pública nacional, prefieren que no se dé publicidad alguna a las bases militares estadounidenses presentes en su territorio, y después se debe comparar con la lista oficial del Pentágono.

 

Por poner un ejemplo, el Informe de Estructura de Bases 2010 recoge un sitio sin nombre de EEUU en Kuwait. Sin embargo, sabemos bien que ese estado del Golfo Pérsico alberga diversas instalaciones militares estadounidenses, incluyendo Campo Arifjan, Campo Buering, Campo Virginia, la Base Naval Kuwait, la Base Aérea Ali Al Salem y el Campo de Tiro Udari. Si se añaden estos lugares perdidos, la cifra total de bases en el extranjero llega a 1.074.

 

El imperio de las bases, aunque todavía no ha llegado a su cenit, está destinado a contraerse. El ejército va a tener que reducir sus posiciones en el extranjero y disminuir su huella global en años venideros. Las realidades económicas necesitarán que así se haga. Las opciones por las que el Pentágono se decante hoy determinarán probablemente en qué condiciones volverán las guarniciones a casa mañana. Por el momento, todavía pueden elegir entre volver a casa de forma que parezca un acto de un buen estadista magnánimo o una retirada infame.

 

(Nick Turse)