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A través de un negocio de remodelación de carros usados, el venezolano Pedro Antonio Bravo estafó a más de 30 personas que confiaron en él y depositaron gran cantidad de dólares en su cuenta bancaria y nunca obtuvieron la ganancia prometida.

Según uno de los estafados, Bravo ofrecía un «negocio redondo» que consistía en invertir un capital en carros para remodelación y, una vez que obtenía el dinero, «cambiaba la tónica, ya no respondía, perdía el interés, se desvinculaba, empezaba a cambiar números de teléfono, cambiaba de dirección y de taller”.

 

Con esta estrategia cobró el dinero de muchas personas que, por su relación con Bravo a través de los años, no desconfiaron de él y vieron en la propuesta una tentativa ganancia a corto plazo. 

 

El estafador prometió darle 6 mil 700 dólares (monto de la inversión inicial para el negocio) y ofreció en garantía el título de propiedad de tres carros.

 

Sin embargo, uno de los afectados lo denunció ante la corte estadounidense, luego de concluir que Bravo no le pagaría pues tenía varios meses dándole largas a los compromisos económicos que habían adquirido a través de un contrato.

Bravo se dio a la fuga después de haber recibido una citación de la corte; su antiguo arrendatario dijo que se fue sin previo aviso junto a su esposa e hijo. Actualmente está prófugo de la justicia.

Varios de sus amigos de la infancia -hoy residenciados en distintas partes del mundo- resultaron afectados por las estafas, incluso familiares, pues Bravo les solicitaba una inversión de al menos 5 mil dólares ofreciendo doblar el monto; luego «desaparecía».

Tras la huida de Pedro Bravo, varias de las víctimas se unieron a través de las redes sociales y así se enteraron que prácticamente todos sus compañeros de colegio, universidad y trabajo fueron contactados para la estafa; esperan conseguirlo mediante su familia.

 

(LaIguana.TV)

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