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El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Mario del Valle Moronta Rodríguez, hizo pública una carta para ser leída en todas las iglesias de esa entidad este domingo 29 de octubre. 

 

En la misiva, el clérigo defiende la posición del Papa Francisco y de la Iglesia católica con respecto a la participación que ésta ha tenido en las mediaciones entre el gobierno y la oposición venezolana, toda vez que Francisco ha tenido consideraciones para ayudar en la resolución «pacífica y justa» de los conflictos internos.

«Los factores del oficialismo y de la oposición deben demostrar que su único interés es el país y su gente. En el respeto verdadero a la Constitución se podrán dar las soluciones a las situaciones de crisis aguda que vive la nación», afirma Moronta en su disertación. 

 

Asimismo, critica a quienes han «ofendido» al Papa y a su enviado a Venezuela para intervenir en los procesos de diálogo, pues dice que «no pocas personas se han expresado de forma ofensiva contra el Santo Padre, descalificándolo con insultos de variados tipos y colores. A través de las redes sociales y otros instrumentos de comunicación, se han ido transmitiendo esas descalificaciones contra el Papa Francisco. Esto ha creado, en muchísimos miembros del pueblo de Dios y personas de buena voluntad, confusión e inquietud, pues perciben como dichos ataques van abriendo brechas, interrogantes y alejamientos entre muchos y el Papa».

A continuación, el mensaje completo: 

Un hermoso fruto de la herencia de fe recibida de nuestros primeros evangelizadores en Venezuela es el amor y adhesión al Santo Padre, rasgo muy característico del catolicismo venezolano.

 

Para los católicos en Venezuela, la figura del Papa siempre ha sido respetada y ha ocupado un puesto central e importante. Con ello, se ratifica la profesión de fe en el Obispo de Roma y la enseñanza del Magisterio de la Iglesia: El Sumo Pontífice, obispo de Roma y sucesor de san Pedro, «es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles (LG 23). (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 882)».

 

El actual Pontífice, Francisco, ha tenido especiales gestos hacia nuestra nación y sus habitantes. Sus mensajes, las referencias a esta tierra de gracia y bendiciones nos han acompañado prácticamente desde el inicio de su ministerio como Obispo de Roma. Recientemente, nos dio el regalo de un nuevo Cardenal. Esto nos alegra y nos sostiene en el compromiso de anunciar el Evangelio y edificar el Reino en Venezuela.

 

Diversos factores políticos y sociales de la nación venezolana han acudido a él para solicitar su mediación en la búsqueda de soluciones pacíficas y justas para la situación que vive el país. En este sentido, designó un enviado especial para colaborar en la realización del encuentro entre los diversos actores políticos del gobierno y la oposición, en orden a un diálogo que desemboque en el compromiso de todos, sin excepción, para atender los justos reclamos del pueblo y abrir una puerta para la solución de la crisis que golpea a todos los hombres y mujeres de Venezuela. La inmensa mayoría de venezolanos hemos podido ver en este gesto una decidida contribución para lograr la paz social en nuestro país.

 

Sin embargo, no falta quienes manifiesten su desacuerdo con la llegada y desempeño del enviado del Papa, quien no viene a solucionar sino a promover el encuentro y ser facilitador de un diálogo necesario. Lamentablemente, no pocas personas se han expresado de forma ofensiva contra el Santo Padre, descalificándolo con insultos de variados tipos y colores. A través de las redes sociales y otros instrumentos de comunicación, se han ido transmitiendo esas descalificaciones contra el Papa Francisco. Esto ha creado, en muchísimos miembros del pueblo de Dios y personas de buena voluntad, confusión e inquietud, pues perciben como dichos ataques van abriendo brechas, interrogantes y alejamientos entre muchos y el Papa.

 

Como respuesta a lo anterior queremos reafirmar, en primer lugar, nuestra adhesión y comunión con el Papa. Es parte de nuestro ministerio episcopal y de la vida de cada una de nuestras Iglesias locales. El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17)… Este oficio pastoral de Pedro y de los demás Apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 881).

 

Pedimos a todos los miembros de nuestro Presbiterio, a los Catequistas, religiosas y agentes de pastoral que promovamos en nuestras comunidades el conocimiento de la enseñanza de la Iglesia acerca del Papa, Obispo de Roma y Pastor Supremo de la Iglesia. Al intensificar nuestra oración por Francisco, hagamos sentir que no hay razón para descalificar u ofender al Papa, aunque algunos conciudadanos señalen su desacuerdo con actuaciones, por otra parte solicitadas por actores políticos y sociales. El Papa Francisco nos ha invitado a “ser misericordiosos como el Padre Dios lo es”. Ha ratificado su interés por la unidad de toda la humanidad en la búsqueda de la paz y de la concordia. Esta es una de las razones que le ha movido a manifestar su auténtica preocupación de Padre y Pastor hacia Venezuela.

 

Vivimos momentos nada fáciles y es necesario conjugar los esfuerzos de todos para conseguir soluciones justas, humanas y llenas de la caridad de Cristo. Los factores del oficialismo y de la oposición deben demostrar que su único interés es el país y su gente. En el respeto verdadero a la Constitución se podrán dar las soluciones a las situaciones de crisis aguda que vive la nación. El Gobierno Nacional debe oír y atender los clamores y justos reclamos del Pueblo, quien es el gran protagonista de la democracia. El cumplimiento de las leyes y derechos (entre los cuales está el referendo revocatorio y el respeto a la fama y dignidad de todo ciudadano) debe anteponerse a los intereses particulares de cualquier parcialidad política, tanto oficialista como opositora. Los venezolanos solemos cantar en los tiempos de Navidad que “somos gente de paz”: por eso, que no haya ni violencia, ni alteraciones del orden público vengan de donde vengan. Urge desarrollar la cultura del encuentro y del diálogo sin condiciones como bien lo ha venido proclamando el Papa Francisco para todas las naciones del mundo.

 

Imploramos del Santo Cristo de La Grita la luz de la sabiduría y de María del Táchira, N. Sra. De la Consolación, su maternal protección para nosotros, el Papa Francisco y la Iglesia Universal.

 

Con mi cariñosa bendición de pastor,

 

Obispo de San Cristóbal.

 

San Cristóbal, 29 de octubre del año 2016

 

(LaIguana.TV)