cuadro-dooon.jpg

Por un camino rural de Georgia, miembros camuflados de la «Fuerza de Seguridad Tres Por Ciento de Estados Unidos» (III% Security Force) se movilizan para prácticas de rifle, entrenamiento de combate y un mitin espontáneo de campaña para el candidato presidencial republicano Donald Trump.

 

«¿Cuántas personas votan por Trump? ¡Hurra!», pregunta Chris Hill, un asistente de abogados que usa el nombre clave de «Bloodagent». «¡Hurra!», gritan una decena de miembros de la milicia en respuesta.

 

A medida que la carrera presidencial se acerca a su fin, algunos grupos armados se están preparando para la posibilidad de una elección «robada» el 8 de noviembre y disturbios tras una victoria de la demócrata Hillary Clinton. Dicen que no van a disparar primero, pero tampoco planean dejar sus armas en casa.

 

La campaña populista de Trump ha infundido vigor a miembros de milicias como Hill, quien admira la promesa del multimillonario republicano de deportar a inmigrantes ilegales, impedir que los musulmanes ingresen a Estados Unidos y construir un muro a lo largo de la frontera con México.

 

Trump ha advertido en varias ocasiones que la elección podría estar «amañada», y dijo que tal vez no respete el resultado si pierde. Al menos un grupo paramilitar, llamado Oath Keepers y que envió personas con armas a los disturbios raciales en Ferguson, Misuri, instó a sus miembros a vigilar centros de votación por señales de fraude.

 

Los grupos paramilitares armados ganaron importancia a comienzos de la década de 1990. Sus números declinaron tras el ataque con bombas a un edificio federal en Oklahoma en 1995 por parte de un militante que dejó 168 muertos, pero volvieron a subir en los últimos años, alimentados por temores de que el presidente Barack Obama amenazara el derecho a tener armas y socavara el poder de los gobiernos locales.

 

El Southern Poverty Law Center, que sigue la evolución de grupos extremistas, estima que había unas 276 milicias activas el año pasado en Estados Unidos, desde 42 en el 2008. En los últimos años, grupos armados se han enfrentado a autoridades federales en una serie de disputas por el uso de tierras en el oeste del país.

 

«Esta es la última oportunidad de salvar a Estados Unidos de la ruina», dijo Hill. «Estoy sorprendido de que pude sobrevivir o sufrir durante ocho años de Obama sin literalmente volverme loco, pero Hillary será más de lo mismo», agregó.

 

Grupos de extrema derecha envalentonados

Una hora al sur de Atlanta, la Fuerza de Seguridad Tres Por Ciento (que lleva ese nombre por la idea de que no más del 3 por ciento de la población luchó la guerra de independencia contra Reino Unido) comenzó su día alrededor de una fogata, con turnos para disparar pistolas y rifles semi-automáticos en un campo de tiro.

 

Celebraron a gritos cuando los disparos de un rifle de alto poder de uno de los miembros derribó un árbol.

 

En medio de los simulacros de combate, Hill consideraba planes para una posible marcha armada a Washington si gana Clinton.

 

Dijo que no quiere que sus miembros estén al frente, pero ellos defenderán a los manifestantes si es necesario. Su grupo no dudará en actuar si una Clinton convertida en presidenta trata de desarmar a los propietarios de armas, afirmó.

 

«Estaré ahí para asistir a mis compatriotas, y evitar que sean desarmados, y lucharé y mataré y tal vez muera en el proceso», dijo Hill, quien fundó la milicia hace varios años.

 

La candidatura de Trump ha dado valor a grupos extremistas para expresarse más abiertamente sobre desafiar la ley, dijo Ryan Lenz, investigador del Southern Poverty Law Center. La semana pasada, algunos destacados seguidores del magnate de bienes raíces insinuaron actos de violencia.

 

«Si Trump pierde, agarro mi mosquete», dijo el ex representante por Illinois Joe Walsh en Twitter, mientras que el comentarista conservador Wayne Root fantaseó sobre la muerte de Clinton en un mitin del candidato republicano en Las Vegas.

 

(Reuters)

sustento-10.jpg

sustento-9.jpg