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Amanece y sigue la lucha por la semilla. Amanecen los Guardianes de Semillas en Monte Carmelo, Sanare, y se preparan para la asamblea. Lalo, en Mérida, se toma el cafecito para salir a trabajar la tierra y sembrar las papas. Ya montan el sancocho en la cayapa de la Red Apacuana, en Caracas. En Guanape, Anzoátegui hay cosecha de maíz criollo. Analía va al labo- ratorio en Caracas y analiza sus muestras de suelos y de semillas locales recolectadas en el páramo. En la Montaña de Argimiro Gabaldón, Lara, se distribuyen alimentos a la comuna. Magda, en Carabobo, pasea por la es- cuela agroecológica, pesa la producción de la semana y planifica con los compas cómo mejorar el cuido de las semillas. En La Marroquina, Yaracuy, las semillas germinan en tierras rescatadas del latifundio. Viana le da teta a Simón y actualiza el blog con la propuesta de Ley. Y es que la Ley del Poder Popular está lista: sienta un precedente mundial en la batalla con- tra los Organismos Genéticamente Modificados (OGM)1 o transgénicos y cualquier forma de privatización de las semillas vía patentes o licencias de exclusividad, entendiendo la semilla como organismo vivo, bien común y patrimonio colectivo.

 

Amanece de nuevo y el movimiento está en la calle, sembrando, inves- tigando, leyendo, formando; es Pueblo Legislador. El movimiento hace una pausa y declara: Asumimos la aprobación de esta ley revolucionaria en los términos soberanos acordados en las mesas con el Poder Popular como parte de la lucha antiimperialista y por la defensa de la Patria… Reafirmamos el legado del Comandante Chávez presente en nuestra Constitución Bolivariana, que establece que no se pueden privatizar los seres vivos ni los conocimientos e innovaciones de los pueblos indígenas. Asimismo, declaramos a Venezuela libre de transgénicos, tal y como lo hizo el Comandante, y denunciamos el agronegocio y las semillas transgénicas como una amenaza para la salud de la humanidad y la soberanía de los pueblos.

 

Siguen los amaneceres y con cada uno el agronegocio pro transgénico sigue moviendo sus hilos, pero la lucha sigue.

 

Este libro ha sido posible gracias a las más de ciento cuarenta organiza- ciones y movimientos sociales que se han dado a la tarea de construir en de- bate popular constituyente la Ley de Semillas revolucionaria en Venezuela, siendo esta una apuesta participativa de construcción colectiva entre el Poder Ejecutivo, Legislativo y Popular. De igual manera, se debe a los mo- vimientos y organizaciones del Poder Popular, comunitarios, campesinos, indígenas, afrodescendientes, urbanos, estudiantiles, sexo-género diversos, feministas, ecológicos y ambientalistas que han asumido la histórica labor de resguardar y defender las semillas. A ellos y a ellas, gracias.

 

Campaña Venezuela libre de transgénicos.

 

(Nota de Prensa)

 

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