Los papás de los niños que eran atendidos por el dentista pediatra, Harold Schneider,de Jacksonville, Florida, Estados Unidos, comenzaron a aterrorizarse con las historias que circulaban alrededor de las consultas. Unos padres reclamaron que su niño había sido maltratado mientras se encontraba en consulta con él.

 
A una niña le sacarían una muela, pero su madre quedó impactada cuando descubrió que en su lugar le habían sacado 8 dientes.

 

Otra madre quiso evidenciar lo que ocurría y grabó en secreto todo el procedimiento de su niño, quegritaba de dolor cuando estaba en la silla del dentista. En ese momento, el dentista, de 78 años de edad, estaba usando un cinturón para evitar que su paciente se moviera. No le había aplicado anestesia.

 

Los padres lo describieron como una herramienta de tortura.

Las consultas de Harold eran una especie de “casa del terror”, de donde los niños salían maltratados y con cortes de bisturí. Solía amenazar a sus pacientes que no debían decirles a sus padres.

 
Sin embargo, los pequeños pacientes les dijeron a su papá y mamá, y pronto un grupo de 60 familias fueron en defensa de sus niños.

Después de enfrentarse a múltiples demandas, el consultorio de Harold fue cerrado.

 

(Upsocl)

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