El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, intervino públicamente el 20 de enero con una dura crítica a Petróleos Mexicanos (Pemex) y al Gobierno anterior del país, que no hicieron nada respecto a las tomas clandestinas, como la de Tlalhuelilpan, donde se produjo una explosión a pesar de que estaban al tanto de ellas.
«Pemex y el Gobierno en general estaban al servicio de gente sin escrúpulos, estaban tomadas las instituciones, secuestradas por bandoleros, por una pandilla de rufianes y corruptos», afirmó el mandatario durante una rueda de prensa.
López Obrador subrayó que no habrá marcha atrás en su plan contra el robo de combustible: los involucrados en estos delitos no quedarán impunes.
«No luché, ni me apoyó la gente para estar aquí, para convertirme en alcahuete de corruptos, cero corrupción y cero impunidad», subrayó.
«Si yo me entero de un delito, si un funcionario sabe de un ilícito, mi respuesta será: ‘Actúe, proceda'», porque «tenemos que acabar con la impunidad», enfatizó.
Según el presidente de México, no habrá protección de sindicatos ni líderes sindicales.
«Esto ya cambió y si hay investigaciones en contra de dirigentes, siguen su curso», aseguró.
El mandatario añadió que se llevará a cabo una revisión de los ductos de Pemex para «limpiar el país».
Asimismo, López Obrador se dirigió a los legisladores federales para que aprobaran la reforma que califica como delitos graves el robo de hidrocarburos, la corrupción e ilícitos electorales.
El 18 de enero se produjo una fuerte explosión del ducto Tuxpan-Tula de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el municipio de Tlahuelilpan, en una toma clandestina para el robo de combustible. El trágico accidente mató a 85 personas y dejó unos 60 heridos.
(Sputnik)