La Marcha Campesina Admirable fue uno de los acontecimientos más importantes de 2018 en materia de luchas populares. Los campesinos recorrieron unos 400 kilómetros a pie para denunciar los numerosos problemas que los aquejan, en especial los relativos al estancamiento en la redistribución de la tierra, un proceso que se inició en los albores de la Revolución, con la aprobación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario de 2001.

 

El dirigente campesino Arbonio Ortega explicó en exclusiva para LaIguana.TV cuál es la situación de este sector en la actualidad. A continuación, una versión de la entrevista de Ortega con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-¿Qué balance puede hacerse de los cinco meses transcurridos luego de la Marcha?

 

-Han sucedido muchas cosas. La Marcha Campesina Admirable fue algo épico, histórico, valiente que se hizo por la convocatoria de la Plataforma de Luchas Campesinas. Fue algo amplio, en lo que se incluyó a todos los sectores, los movimientos campesinos, sin ningún sectarismo. Así marchamos con todas las vicisitudes y tropiezos de las que ustedes fueron testigos durante la marcha y a nuestra llegada aquí, al encuentro con los movimientos sociales. Fue un fogueo revolucionario para los movimientos de Venezuela y el mundo, fue como un despertar. Nosotros decimos que tuvimos al menos tres grandes logros: uno, demostrar una resistencia bien fuerte; dos, llegar a Caracas; y tres, el encuentro el presidente Nicolás Maduro. Podríamos agregar un cuarto logro, que fue haberle dicho todo lo que le dijimos, las verdades que seguimos manteniendo en posición de lucha y de defensa.

 

-¿Se ha cumplido lo que se acordó en esa reunión con el presidente? ¿Ha habido avances?

 

-Hasta el 38% de lo discutido en las Mesas de Tierras se ha logrado. Pero, hay que decirlo con toda responsabilidad, lo que se ha logrado ha sido en los casos menores. Cuando nos conseguimos con los casos donde tienen incidencia el poder militar, el poder económico, el poder político u otros poderes que están dentro de los territorios, allí se nos ha trancado el serrucho. Y es en esos casos donde hemos perdido gran cantidad de compañeros. En la Mesa Política nunca se dio el debate, no se dio la discusión. Hubo 108 casos que se le pasaron a la vicepresidenta, la compañera Delcy Rodríguez y al compañero Diosdado Cabello. Él designó a la compañera Carolys Pérez, pero fue producto de nuestra presión, de una huelga de hambre que tuvimos que hacer. Darío Vivas tuvo un papel importante como mediador para levantar esa huelga, que duró 36 horas. Pero se volvieron a cerrar las puertas.  Desde que llegamos aquí a Caracas hemos perdido doce compañeros en el eje de la zona Sur del Lago y el eje del Centro que abarca Apure, Barinas, Portuguesa y Cojedes.

 

-Según un comunicado de la Plataforma, aparte de esos doce asesinatos, ha continuado el proceso que ustedes llaman “judicialización de la causa campesina”, han sido criminalizados 19 campesinos debido a sus luchas. ¿Eso significa que la situación se mantiene igual que antes de la Marcha?

 

-Como no. Hasta creo que con más fuerza. Dos horas después de que terminó la cadena (de radio y televisión) de nuestra reunión con el presidente de la República, nos mandaron un mensaje claro: mataron a Reyes Parra, que había marchado con nosotros hasta la primera pernocta, que fue en la Aparición de Ospino. Él se regresó de allí porque se accidentó el camión donde traíamos el agua. La idea era reparar el camión para incorporarse nuevamente más adelante. Nunca lo hizo porque había amenazas contra su familia en el predio La Escondida. Dos horas después de nuestra reunión con el presidente Maduro, asesinaron al compañero Reyes Parra. Eso lo catalogamos como la peor amenaza al movimiento campesino. La otra amenaza que nos mandaron los terratenientes, los latifundistas y la nueva burguesía naciente, llamémosla “la burguesía revolucionaria”, ya no va solo contra la dirigencia campesina sino contra nuestros hijos. Así fue como nos mataron a Kendrys García, en la zona sur del Lago, un muchachito de quince años,  hijo de dos dirigentes campesinos. En lo que se refiere a la judicialización, lo estamos viendo: los compañeros del caserío Canoíta, que están en lucha por un predio, fueron sacados de allá y llevados a Acarigua por el Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional, como extorsionadores. Esos son falsos positivos para acabar con la lucha por la tierra. En resumen, se ha incrementado (la persecución de los campesinos).

 

-Usted ha dicho que existe una nueva burguesía terrateniente, que se entiende es distinta a los grupos familiares que tenían las tierras anteriormente. ¿Podría explicarlo?

 

-Sí, tenemos una situación más difícil porque hay un pequeño sector de la burguesía vieja, pero hay un gran sector de la burguesía naciente. Uno se enfrenta ahí a militares activos, a personas que están dentro de las tierras, no peleando cuatro hectáreas, sino grandes extensiones. También hay actores políticos involucrados, y no son de derecha… Bueno, tal vez lo son por su mentalidad. Por eso es que esto se tranca. Lo otro son los corredores del narcotráfico y el militarismo que ha sido introducido desde Colombia. Eso se compagina con todos esos actores y el que paga las consecuencias es el campesino.

 

-Los procedimientos del paramilitarismo colombiano son similares a los de estos grupos. Mucho se habla del asesinato de líderes sociales en Colombia, pero se parecen mucho a los asesinatos de líderes campesinos en Venezuela…

 

-Es que el objetivo no es otro que el desplazamiento de los campesinos para apropiarse de las tierras. También hay actores políticos y actores militares que inducen al campesino a luchar por las tierras para luego tratar de comprárselas. Cuando el campesino se resiste a vender, vienen las agresiones. De una u otra manera ellos se apoderan de las tierras. Esa es la explicación de tantos compañeros asesinados o judicializados. Lo triste es que estamos en los mismos seis millones de hectáreas que se recuperaron durante el gobierno del comandante Hugo Chávez hasta 2009.

 

-¿Es decir, que el proceso de asignación se detuvo?

 

-Como no. Es peor porque ahora los actores están en el sitio y con mucho poder. Pueden jugar con la titularidad de la tierra como les dé la gana. Tenemos seis millones de hectáreas que se recuperaron durante la guerra contra el latifundio. A eso no se le hizo seguimiento y control. Si desde un principio se le hubiera dado la titularidad de la tierra al campesinado, las cosas habrían sido diferentes. Pero se dejaron cosas abiertas jurídicamente para que el campesino no tuviera oportunidad de entrar en los sistemas de financiamiento ni público ni privado. Lo necesario para obtener un crédito es la titularidad de la tierra. A los campesinos los dejaron con una simple medida de permanencia sobre una tierra que resulta ser improductiva porque ¿cómo produce una persona sin financiamiento? Eso se hizo con la mala intención de, más adelante, recuperar esas tierras (para los terratenientes). De esos seis millones de hectáreas tenemos dos millones que han sido destruidos por actividades como la explotación de la madera, la piedra o la arena.  La mayoría de los campesinos está en zonas ABRAE, de reserva o protectoras donde no hay derecho a la titularidad de la tierra.

 

-¿Qué uso le están dando a las tierras esos nuevos terratenientes, a qué la están dedicando?

 

-Allí hay intereses hasta internacionales. Lo primero que buscan es hacer puertos y aeropuertos, sobre todo clandestinos, que no tienen ninguna supervisión. Es como decir que son pistas de aprovisionamiento para el narcotráfico. Eso les da más dividendos que poner las tierras a producir. Lo demás es mampara: algo de ganado o producir cualquier cosita para aprovecharse de la banca pública y privada.

 

-¿A los terratenientes sí les dan el financiamiento?

 

-Sí, claro. Por esa realidad fue que marchamos.

 

Uno de los acuerdos que se logró en la reunión con el presidente Maduro fue la realización a corto plazo de un Congreso Campesino. ¿Cómo va eso?

 

-Ese fue uno de los planteamientos que trajimos en la agenda. La idea es hacer una gran asamblea o un congreso para que se oiga la voz del campesino. Pero, como quien dice, al planteamiento del campesino le tienen miedo, le tuvieron miedo a sus pasos y también le tienen miedo a su voz. No lo dejan hablar o lo convierten en algo institucional. Nosotros planteamos un congreso de campesinos para los campesinos, que salga de la base, no bajo un formato. Queremos decir las cosas, explicar cómo queremos producir de acuerdo a los lineamientos del Plan de la Patria. Queremos sacar de allí el nuevo modelo de desarrollo económico estratégico que planteaba nuestro presidente Chávez y que parece haber sido olvidado. Queremos apartarnos de ese modelo económico capitalista dependiente de la renta petrolera y que vive de las importaciones. La idea es que a través de ese congreso nosotros podamos hacerle seguimiento y control a eso.

 

-Cuando se eligió la Asamblea Nacional Constituyente se generaron muchas expectativas para el sector campesino. ¿Cómo sienten que la ANC ha respondido a la causa campesina?

 

-Antes de la marcha tuvimos varias reuniones en Caracas con los compañeros que pertenecen a las comisiones relacionadas con el sector agrícola y campesino. Varios de ellos hicieron todos los esfuerzos por ayudarnos, como fue el caso de la compañera María Alejandra. Vinimos también a pedir protección contra los compañeros que estaban amenazados, pero regresamos con las esperanzas frustradas porque a esos compañeros también como que se les trancó el serrucho. Dijimos como en el Chapulín Colorado, “bueno, ¿y ahora quién podrá defendernos?” Luego nos frustramos más porque buscando esa solución lo que hicimos fue poner dos muertos más: Jesús León y Guillermo Toledo. Ese fue el impulso final para marchar. Dos meses después comenzó la marcha por esos compañeros y por todos los caídos, a quienes no se dio ninguna protección. La Constituyente ha hecho poco. El problema es que siempre nos conseguimos con la misma pared, donde están escritos cuatro poderes, como decía aquel libro… Allí se tranca todo.

 

-Estamos en una coyuntura muy compleja de la política nacional, en la que se ha planteado el desconocimiento del presidente Maduro. Es importante que la Plataforma de Luchas Campesinas establezca claramente su posición para que nadie pueda confundirse. ¿Cuál es la posición que ustedes sostienen?

 

-Nosotros jugamos un papel primordial, importante en la lucha. Estamos muy conscientes. Sabemos que nuestro enemigo no es el presidente Maduro ni la Revolución. La lucha es contra algunos sectores que son operadores dentro de la Revolución, pero estamos bien claros en la posición contra el imperialismo norteamericano. Creemos que nosotros unidos, organizados, con una buena planificación, podemos dar la pelea en el terreno. Lo demostramos con la marcha. Si nos agreden a nivel internacional, nosotros vamos a poner nuestro grano de arena para defender esto. La lucha empieza por defender nuestra tierra de los latifundistas y terratenientes porque si los dejamos se posicionarían sobre el terreno y podrían avanzar en planes como el que denunció el comandante Chávez, de crear una Media Luna para dividir a Venezuela en dos. Eso lo tenemos bien claro, bien presente. Hoy nuevamente, ellos tienen sus planes de acabar con la Revolución. Humildemente, el campesinado se está organizando para defenderla. Perder la Revolución es perder parte de los logros que hemos alcanzado, como la Ley de Tierras. Todo el que esté trabajando sobre tierras recuperadas sabe que el enemigo vendrá por ellas. Por eso es que hemos pensado en crear una escuela para que el campesino tome conciencia del terreno sobre el cual está parado. Estamos bien claros en la defensa de la Revolución. Somos críticos, pero esa es otra cosa.

 

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)