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La compañía Aérea Lamia es ciento por ciento boliviana y uno de sus dos propietarios ha fallecido la noche del lunes, asegura Gustavo Vargas Gamboa. Desde su oficina de director de la empresa, en la ciudad de de Santa Cruz, y con los ojos mojados y la voz cortada, dice que Miguel Alejandro Quiroga Murakami, piloteaba la nave que se estrelló a 30 km al sureste de Medellín, Colombia, con 72 pasajeros y nueve tripulantes.

 

Pero Quiroga Murakami no era el único dueño. Según Vargas, Marcos Rocha, también piloto, comparte acciones de la firma que desde hace un año se había especializado en ofrecer vuelos chárter.

 

La compañía iba viento en popa, asegura el director de Lamia, que explica que entre sus clientes más fieles se encuentran los equipos y las selecciones de fútbol. “Hemos tenido el orgullo de llevar a la selección Argentina para que juegue en Brasil, a la Venezuela hacia Colombia, a equipos importantes para la competencia de la copa Sudamericana y a los clubes bolivianos de Oriente Petrolero, y Blooming, entre otros”, detalla.

 

Las oficinas de Lamia fueron montadas en una casa pintada de blanco, ubicadas en la calle Socori y avenida Paraguá de Santa Cruz, que ayer parecía enorme para sus pocos ocupantes, que sin estar vestidos de negro, guardaban un luto evidente y sentido.

 

El mismo Gustavo Vargas decía que son una empresa pequeña, con 12 trabajadores de planta y que ahora, tras el accidente, son mucho menos. Fue hace dos años que empezaron a tramitar antes la autoridades competentes la conformación de la empresa. Demoraron un año en darles la licencia y desde un año se lanzaron a los aires.

 

“Esta empresa es netamente boliviana”, reitera el director de Lamia, y detalla que lo que hacen es alquilar aviones de origen inglés fabricados en 1999, a un empresario de Venezuela. Dijo que tras el accidente en Colombia, ahora cuentan solo con dos naves que están en mantenimiento en Cochabamba y que cuando están en vuelo, la empresa los mete dentro de sus activos.

 

(eldeber.com.bo)