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El Real Madrid es campeón del mundo. De fútbol y del sufrimiento. El equipo de Zidane bordeó el ridículo planetario ante un Kashima infravalorado que aprovechó la bajada de tensión blanca. Benzema, extraordinario, abrió el marcador y ayudó a Cristiano a finiquitar el encuentro en la prórroga. El luso se fue de Yokohama con un hat-trick.

 

Dos goles de Shibasaki le metieron el miedo en el cuerpo a los blancos y llevaron la ilusión a la grada. Pero el Madrid volvió a ganar en la ruleta rusa, otra vez, para cerrar 2016. El año que ganaron peligrosamente.

 

(marca.com)

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