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Hasta ahora creíamos que los ‘ cuerpos photoshoppeados’ eran cosa de vallas publicitarias y portadas de revista. Nos equivocábamos: el retoque digital ya no es solo cosa de fotos, sino que también es una práctica habitual en cine y televisión. Un programa informático llamado ‘Flame’ es el nuevo bisturí para la cirugía estética digital del siglo XXI, y ya ninguno de los cuerpos que vemos en pantalla es del todo real.

 

Esto es lo que descubre el periodista y editor Josh Dickey en un reportaje de investigación que acaba de publicar Mashable. Dickey ha trabajado durante tres años en el reportaje, y ha logrado reveladores testimonios de los encargados del retoque de los cuerpos en el cine. Uno de ellos es Claus Hansen, trabajador de Method Studios, una de las grandes empresas que practican la cirugía digital. «Nadie tiene el aspecto que ves en en la TV y en las películas. Todo está alterado», desvela Hansen. Excepto él, las demás fuentes decidieron mantenerse anónimas. La confidencialidad con este tema es extrema en Hollywood. De hecho, el reportaje de Dickey es el primero que lo desvela a gran escala.

 

En ‘El curioso caso de Benjamin Button’, de 2008, Brad Pitt nace viejo y rejuvenece según transcurre el film. A diferencia de lo que podría esperarse, lo que más llamó la atención de las estrellas de Hollywood no fue la caracterización del Brad Pitt anciano, sino ver cómo un actor de cuarenta años rejuvenecía dos décadas mediante la posproducción. Fue entonces cuando todos empezaron a ansiar un «arreglo» digital.

 

La responsable de retocar a Pitt fueron Lola Visual Effects, una compañía de efectos especiales situada en Santa Monica, California. En ese mismo lugar se encuentran ahora las otras dos grandes empresas de cirugía digital: Hydraulx y Method Studios, donde trabaja Claus Hansen.

 

«He hecho trabajos de belleza en coches, productos, ordenadores… Si ves que alguien habla por teléfono, no solo la persona tiene que salir guapa, el teléfono tiene que salir genial», dice Hansen, que empezó en los 90 a hacer retoque de productos para anuncios. Ahora, la tendencia es distinta: el producto son los actores y sus películas son el anuncio.

 

Rejuvenecer a una persona en movimiento no es nada barato. Según desveló una fuente anónima, se podían llegar a gastar entre 500 y 2.500 dólares por cada plano, incluso más. Se trata de un trabajo que conlleva muchas horas, un proceso arduo en el que a menudo se tiene que retocar frame a frame. Los actores pasan horas e incluso días supervisando personalmente cómo los editores les retocan las caderas, les eliminan la grasa sobrante o les blanquean los dientes. Si ellos no pueden asistir, sus representantes lo hacen.

 

Por lo visto, los hombres se rejuvenecen incluso más que las mujeres. Es precisamente la vanidad de los actores lo que ha ayudado a guardar el secreto en el mundillo hermético de Hollywood. Sin embargo, la cirugía digital está demasiado generalizada, por lo que la industria tiene cada vez más dificultades en ocultarla. Ya no es un privilegio reservado a los más famosos: desde estrellas veinteañeras de Hollywood hasta actores de series menores ya la usan. Tampoco es algo exclusivo de las grandes producciones cinematográficas. «He retocado a una persona 10 veces más famosa que Kim Kardashian para su vídeo casero de cumpleaños», desvela Hansen.

 

La fiebre por una posproducción extrema y un perfeccionismo enfermo aumenta la brecha entre las grandes producciones y el cine independiente. Puede que los proyectos pequeños se conviertan en la única alternativa para quien quiera una aproximación cinematográfica a la vida real, en lugar de un anuncio de dos horas y media con actores preocupados por convertirse en un producto plastificado para las masas.

 

(www.playgroundmag.net)