Este viernes, la expresidente de Brasil Dilma Rousseff publicó un artículo en su página web sobre el papel de Bolsonaro en medio de la agresión que impulsa el gobierno de EEUU contra Venezuela actualmente.

 

A continuación, el artículo completo:

 

Brasil se curvó y se sometió a los intereses del gobierno Trump al aceptar participar en la falsa confrontación de la ayuda humanitaria con Venezuela enviando alimentos y sobre todo tropas a la frontera. Es una acción deliberada y panejada, desde la indicación de un general de nuestras Fuerzas Armadas para integrar el Comando Sur del ejército americano, órgano responsable de innumerables intervenciones militares. Estamos viviendo y vamos a vivir, en los próximos días y hasta el sábado, un peligroso agravamiento de la crisis. Un momento de profunda gravedad ante la amenaza del gobierno Trump de entrar en Venezuela de cualquier modo, usando la coartada de la ayuda humanitaria. Todo eso se combina con el envío de tropas de algunos países a la frontera venezolana, incluso a las tropas brasileñas.

 

Así, Brasil baja la cabeza y se somete al interés del gobierno estadounidense en usufructuar del petróleo venezolano y acepta traer a nuestro continente un conflicto armado, contrariando todos nuestros principios de no intervención y respeto a la soberanía de las naciones. Ayer, la decisión de Venezuela de enviar tropas y cerrar la frontera con Brasil fue un paso más, aunque defensivo, en esta escalada bélica. Debemos dejar claro que esta posición del gobierno Bolsanaro trae gravísimas consecuencias, en caso de guerra. En particular, la tragedia de la pérdida de vidas humanas de ciudadanos brasileños, latinoamericanos y estadounidenses Si en la campaña el actual presidente llegó a dar continuidad a la bandera estadounidense, ahora el paso es más serio. Recordemos que días después del nombramiento del general brasileño para integrar unidad del ejército estadounidense, el Almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, fue recibido en Brasilia por el canciller brasileño y por comandantes militares, para conversar sobre la intervención en Venezuela. El almirante Faller, según la prensa, cobró incisivamente la participación de Brasil, pidiendo que se una a Estados Unidos contra los países que considera enemigos globales-Rusia, China e Irán- y sus enemigos en el continente americano – Cuba, Nicaragua y Venezuela. Al aceptar el papel de socio coadyuvante en esta estrategia bélica global de Estados Unidos, el gobierno Bolsonaro juega en la basura el respeto conquistado por Brasil como nación defensora de la paz, del multilateralismo y del respeto a la soberanía de todos los pueblos. Además, provoca una crisis diplomática sin precedentes, y asume el riesgo de involucrarnos en una aventura militar contra un país con el que tenemos 2.190 kilómetros de frontera y que contará, en caso de enfrentamiento armado, con apoyo militar de China y Rusia.

 

La estrategia geopolítica norteamericana para América Latina, sobre todo después de la posesión de Trump, ha sido el desmantelamiento de las experiencias democráticas del continente, por cualquier método disponible: golpes parlamentarios-judiciales; aliciamiento e influencia sobre las elecciones, como en el Brasil de Bolsonaro; o, si es inevitable, por medio de bloqueos e intervención militar, como en Venezuela, Cuba y Nicaragua. Brasil no puede subordinarse a esto. Desde la proclamación de la República, Brasil siempre ha adoptado como principios en sus relaciones internacionales la defensa de la paz y la no intervención. Agimos de esta manera en Haití, Líbano e Irak, por ejemplo. El Brasil contemporáneo siempre sirvió en misiones de paz, nunca en acciones de guerra. En esa hora grave que estamos viviendo, esperamos que nuestras Fuerzas Armadas tengan como directriz la Estrategia Nacional de Defensa, aprobada por el Congreso Nacional, que establece como principios orientadores: «Brasil es pacífico por tradición y por convicción. Vive en paz con sus vecinos. Realiza sus relaciones internacionales, entre otros, por los principios constitucionales de la no intervención, defensa de la paz, solución pacífica de los conflictos y democracia. Trump es el liderazgo más agresivo de la extrema derecha en el mundo. El propio último director interino del FBI, Andrew McCabe, dijo que Trump quiere la guerra con Venezuela porque «ellos (Venezuela) tienen todo ese petróleo». Al someter a Brasil al riesgo de un conflicto armado, Bolsonaro ya es la versión caricata y sumisa del presidente norteamericano. Y, como dijo el gran Machado de Asís, se quedará con las patatas. 

 

(LaIguana.TV)