El pasado 23 de enero, cuando Venezuela celebraba 61 años de la rebelión cívico-militar que derrotó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el diputado a la Asamblea Nacional (AN) Juan Guaidó, uno de los fundadores del partido de ultraderecha Voluntad Popular (VP), se autoproclamó «presidente encargado» del país, en medio de una concentración opositora al este de Caracas.

 

Previo, el 5 de enero, Guaidó fue elegido en la AN como presidente de ese organismo, aunque esta decisión y todos los actos del Parlamento desde 2016 han sido declarados nulos por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), por la condición de desacato en la que se encuentra.

 

El día de la autoproclamación, Guaidó justificó la medida amparándose, entre otros, en el artículo 233 de la Constitución venezolana, que establece las faltas absolutas del presidente del país: la muerte, su renuncia, la destitución decretada por sentencia del TSJ, la incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el TSJ y con aprobación de la AN, el abandono del cargo o la revocatoria popular de su mandato. Situación que el mandatario constitucional y electo el año pasado para un nuevo período, Nicolás Maduro, ha mencionado que no se cumple en Venezuela.

 

Reconocimiento y presión de EE.UU.

 

El día de la autoproclamación, el primer país en pronunciarse fue EE.UU. El presidente Donald Trump, casi de inmediato, escribió en Twitter: «Los ciudadanos de Venezuela han sufrido durante demasiado tiempo a manos del régimen ilegítimo de Maduro. Hoy, he reconocido oficialmente al Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como Presidente Interino de Venezuela».

 

Pronto, comenzó una ola de reconocimientos a nivel mundial y, con ello, más pronunciamientos de parte de EE.UU., principalmente por funcionarios como el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado, Mike Pompeo. Entre otros, los mensajes han estado dirigidos principalmente a las Fuerzas Armadas de Venezuela, a quienes instan respaldar a Guaidó.

 

Esa misma semana de la autoproclamación, EE.UU. convocó una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que se celebró el sábado 26 de enero, para tratar el tema de Venezuela. El debate culminó con una posición dividida.

 

Dos días antes, hubo un encuentro en la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que apenas 16, de los 34 miembros, respaldaron a Guaidó como «presidente encargado» de Venezuela. En esa sesión, Pompeo informó que Washington estaba listo para proporcionar a Caracas ‘ayuda humanitaria’ por un valor de más de 20 millones de dólares.

 

EE.UU., además, sumó desde entonces, nuevas sanciones a Venezuela, además de las ya impuestas en 2018. Las principales están dirigidas a la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y a entregar los activos del Estado venezolano que se encuentran en bancos estadounidenses a Guaidó.

 

Los pasos de la oposición venezolana

 

El 31 de enero, Guaidó, durante la presentación del ‘Plan País’ de la oposición venezolana en Caracas, que contempla las acciones que pondrán en marcha en caso de llegar al Gobierno, señaló que antes de ese momento contemplan tres etapas:

 

  • Cese de la usurpación, como ha denominado al Gobierno de Maduro, quien fue juramentado el pasado 10 de enero para el nuevo mandato que se extiende hasta 2025.

 

  • Gobierno de transición, el que pretende llevar adelante como «presidente encargado».

 

  • Elecciones libres.

 

Sin embargo, el dirigente opositor anunció también otra «prioridad»: el ingreso de ‘ayuda humanitaria’ a territorio venezolano, la que había prometido EE.UU. en la OEA; un tema que pasó a ocupar los titulares de todo el mundo.

 

 

Además, en consonancia con la insistencia en los discursos de Washington a los militares venezolanos, para que reconozcan al «presidente encargado», Guaidó anunció una «amnistía» y envió a sus simpatizantes a los cuarteles de Venezuela para que convencieran a los miembros del Ejército de firmarla. El documento tiene como objetivo que, una vez que lleguen al Gobierno, esos uniformados serán «perdonados».

 

El diálogo impulsado por México y Uruguay

 

A la par, México y Uruguay, países de la región que no reconocieron a Guaidó como «presidente encargado» de Venezuela, organizaron, de manera conjunta, una conferencia en Montevideo con el fin de impulsar un diálogo en el país, al que se ofrecieron como mediadores.

 

No obstante, el político opositor rechazó la invitación al diálogo, argumentando que no será «partícipe de conversaciones y negociaciones cuyo propósito sea mantener a violadores de Derechos Humanos en el poder».

 

«Yo estoy dispuesto a dialogar», dijo por su parte el presidente Maduro, quien, incluso, envióuna carta al papa Francisco para que ayudara a facilitar el diálogo en el país.

 

La conferencia en Montevideo se realizó el 7 de febrero. Ahí, el denominado Grupo de Contacto Internacional para Venezuela, que incluye una representación de la Unión Europea, determinó enviar una «misión técnica al país».

 

Aparte, Uruguay y México, propusieron el Mecanismo de Montevideo, un plan de cuatro etapas para encontrar una solución pacífica a la crisis en Venezuela:

 

  • Diálogo inmediato. 

 

  • Negociación. 

 

  • Compromisos. 

 

  • Implementación. 

 

«Un show llamado operación humanitaria»

 

Sin opción al diálogo, la ‘ayuda humanitaria’ anunciada por Guaidó comenzó a llegar a territorio colombiano, con la aprobación del Gobierno de ese país. Los insumos se acopiaron en el municipio de Cúcuta, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.

 

El dirigente opositor anunció que la fecha de ingreso sería el 23 de febrero. Señaló que, además de llevar la carga desde Colombia, en la frontera suroccidental de Venezuela, hasta el estado Táchira, también ingresarían por Brasil, del lado suroriental. Por otro lado, un barco, proveniente de Puerto Rico, llegaría a Puerto Cabello, en el estado de Carabobo, al centro norte del país.

 

El presidente Maduro ya había advertido, desde que fue anunciado el envío de donaciones, que «la soberanía nacional» estaba tratando «de ser vulnerada con un show llamado operación humanitaria». Señaló que se trataba de un «espectáculo» que formaba parte de un plan de EE.UU. para justificar una «intervención extranjera» y avanzar en su intento de deponer al mandatario.

 

En contraste, informó que Rusia enviaría unas 300 toneladas en ayuda y asistencia humanitaria a Caracas. Además, dijo que su Gobierno aceptó un plan de asistencia técnica humanitaria por medio de la ONU.

 

La «ayuda» que aumentó la tensión

 

El 22 de febrero, un día antes de la fecha anunciada por Guaidó para ingresar la ayuda, se celebró en Cúcuta un concierto, bastante mediático, que fue apoyado por el multimillonario Richard Branson. Al evento acudió el autoproclamado «presidente encargado», quien salió del país, y aún se encuentra afuera, pese a tener una restricción judicial que le impedía hacerlo.

 

Así, llego el día: el 23 de febrero, desde tempranas horas, la tensión se apoderó de la frontera colombo-venezolana.

 

El primer incidente tuvo lugar a las 7.00 de la mañana (hora local venezolana), cuando tres militares condujeron dos vehículos blindados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) sobre el puente Simón Bolívar, en el estado Táchira y, atropellando a varias personas, llegaron hasta el cerco de seguridad colombiano, llevándose por delante algunas vallas.

 

Tras la confusión en el ambiente, los militares fueron recibidos del lado colombiano por el diputado venezolano José Manuel Olivares y el político opositor Vilca Fernández, encargados de cumplir con el ingreso de la ‘ayuda’.

 

Una vez del lado colombiano, los militares manifestaron su deserción al Ejército venezolano y fueron alabados por Guaidó.

 

La acción fue catalogada por Freddy Bernal, «protector del Táchira», como un «falso positivo» de la derecha nacional e internacional para provocar caos en la frontera.

 

La ayuda partió sobre las 11:00 horas (local colombiana) luego de un discurso de Guaidó, junto a Duque y los mandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y de Paraguay, Mario Abdo Benítez. También estuvo el secretario general de la OEA, Luis Almagro.

 

Mientras estos vehículos avanzaban a la frontera con Venezuela, Guaidó anunció en Twitter que ya había ingresado la ayuda por Brasil, cuestión que fue desmentida horas más tarde.

 

Camión en llamas, las imágenes más difundidas

 

El segundo y más mediatizado incidente, ocurrió cuando dos camiones que presuntamente transportaban parte de la ‘ayuda humanitaria’ fueron incendiados sobre el puente Francisco de Paula Santander.

 

El suceso generó una discusión. ¿Quién quemó los camiones? La noticia se dio a conocer cuando un reportero de NTN24 publicó el video en Twitter. En ese audiovisual, un encapuchado denuncia que «un guardia» —un miembro de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)— fue el responsable de prender fuego a un camión, una acusación que respaldó Guaidó: «El régimen usurpador se vale de los actos más viles». 

 

No obstante, la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, respondió con otro tuit que acompañó con una imagen que muestra la distancia entre el camión quemado y la GNB, y sostuvo que grupos violentos de la oposición venezolana habían incendiado el vehículo.

 

En un video, publicado por el comunicador alternativo venezolano Luigino Bracci, aunque grabado por la periodista Madeleine García, de Telesur, se evidenció que en los camiones que resultaron incinerados se encontraron restos de cables, guayas metálicas, pitos, clavos y otros materiales, que son utilizados, usualmente, en las protestas violentas en Venezuela

 

Finalmente la ‘ayuda’ no ingresó, incluyendo el buque que pretendía llegar a Puerto Cabello, pues tuvo que regresar al ser detectado por la Armada venezolana. Sin embargo, el incendió del camión ocupó los principales titulares de medios de comunicación de todo el mundo, donde informaron, sin dudar, la versión de Guaidó.

 

Los incidentes de ese día, además, dejaron un saldo de cientos de heridos.

 

Otra reunión internacional

 

Tras los hechos del sábado, Guaidó pidió a la comunidad internacional que «mantenga todas las cartas sobre la mesa» sobre Venezuela.

 

Este lunes, el denominado Grupo de Lima se reunió en Bogotá, capital de Colombia. Tras varias horas de debate, concluyeron que pedirán a la Corte Penal Internacional que evalúe la «grave situación» de Venezuela.

 

También llamaron a la FANB a reconocer a Guaidó como su «Comandante en Jefe» y exhortaron a los miembros del Poder Judicial y el Sistema de Justicia venezolano a «respetar el pleno ejercicio» de las competencias de Guaidó, «con el fin de facilitar la transición democrática y el restablecimiento del Estado de Derecho en Venezuela».

 

A la reunión en Colombia viajó el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, quien se reunió con el diputado venezolano, al que le dijo que EE.UU. está al 100 % con él. Además, envió un mensaje a los militares venezolanos: «Si toman la bandera de la democracia, el presidente Guaidó y EE.UU. acogerán su respaldo», de lo contrario «lo perderán todo».

 

En este sentido, el presidente Duque dijo este lunes que «más de 140 miembros de las fuerzas militares de Venezuela han llegado a territorio colombiano» y se han puesto a las órdenes de Guaidó. Una cifra que, sin embargo, no reconoce Caracas. 

 

Desde EE.UU., ya sea a través de Trump o de algún miembro de su Ejecutivo, se ha reiterado que «todas las opciones están sobre la mesa» y han convocado, para esta martes, una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la situación en Venezuela.

 

Mientras se barajan las «opciones», miles de venezolanos se han mantenido en las calles, en apoyo al gobierno de Maduro y en rechazo a una posible intervención militar en el país.

 

(RT)