Cuando se escriba la historia del derrumbe del imperialismo estadounidense, uno de los hitos será la ahora llamada batalla de los tres puentes, librada el 23 de febrero en la frontera colombo-venezolana. Al menos así lo vaticina el pensador puertorriqueño descolonial Ramón Grosfoguel, quien estuvo durante estos intensos días en Venezuela.

 

En su concepto, el pueblo venezolano demostró ese día, y lo ha hecho a lo largo de varios años, que frases como “Chávez vive” o “Chávez se multiplicó” no son simples consignas, sino evidencias de un profundo trabajo de pedagogía política que hizo el líder bolivariano y que ha dado sus frutos en términos de conciencia popular.

 

Grosfoguel, quien participó en la reunión de la Asamblea Internacional de los Pueblos, celebrada en Caracas a finales de febrero, conversó con el periodista Clodovaldo Hernández, de LaIguana.TV.

 

A continuación, una versión de ese diálogo:

 

-¿La arremetida imperial es tan fuerte que los pensadores descoloniales, más que en descolonializar parece que están tratando de encontrar la fórmula para impedir la recolonización del mundo?

 

-Por supuesto, la arremetida viene de una derrota política y militar del imperio en el Medio Oriente, sobre todo en la guerra de Siria. No es que acá hubiese estado ausente, pues siempre ha habido intentos de golpes de Estado y de magnicidio, pero la presión se ha intensificado en los últimos meses. Venezuela está en la primera plana de todos los periódicos del mundo, ha sido tema de discusión tres veces en menos de un mes en el Consejo de Seguridad de la ONU, varias veces en la OEA. Hay una ofensiva político-militar de gran escala. Los malos resultados en el Medio Oriente han obligado al imperio a mirar nuevamente a América Latina con una estrategia recolonizadora. Desde hace rato vienen tratando de derrotar a los gobiernos progresistas. Han logrado hacerlo con varios a través de golpes blandos, como fue en Brasil, Honduras, Paraguay, o electoralmente, como en Argentina o Ecuador. Venezuela sigue siendo ese epicentro del antiimperialismo, que no han podido doblegar. Al mismo tiempo es el país con los recursos petroleros y las minas de oro más grandes del mundo, además de otros minerales que son fundamentales para el imperio.

 

-Ha habido retrocesos de la izquierda en varios países. Por ejemplo, acaba de producirse una victoria de una derecha 2.0 en El Salvador. Pareciera que la arremetida ha logrado resultados, pero Venezuela sigue siendo la excepción. ¿Cuál es, a tu juicio, la razón de ese fenómeno?

 

-Para quienes me escuchen fuera de Venezuela, le resultará raro lo que voy a decir, pero los que están acá, lo entenderán: cuando acá la gente dice “Chávez vive” o “Chávez se multiplicó en millones”, no es solo una consigna, es una realidad. El trabajo pedagógico, popular, antiimperialista de Chávez con el pueblo ha sido impresionante. La gente tiene un nivel de conciencia muy alto, sabe de dónde viene el sabotaje a la economía venezolana. No se confunde con las mentiras de la prensa, como sí le ocurre a los que están en el exterior. La gente sabe que la hiperinflación es un mecanismo imperialista que se viene implementando desde hace rato, mucho antes de las sanciones. La gente no se confunde, no sale a decir que este es un problema de un mal gobierno, sabe que el gobierno bolivariano, con todos los problemas que pueda tener, con todas las críticas que se le pueden hacer, no es el causante de la crisis económica que vive el país. Tienen ese aguante impresionante porque están conscientes de dónde está la causa y cuál es el propósito de la ofensiva contra el país, que es neocolonizar a Venezuela. En otros lugares lo que ha pasado es que no ha habido ese tipo de formación de conciencia, no han tenido un líder que haya hecho, como Chávez aquí, esa pedagogía popular de masas. La izquierda, cuando estuvo en el poder en esos lugares, lamentablemente reprodujo muchas de las lógicas de dominación de la derecha, incluso las neoliberales. Siempre repito una frase que usa el fascista francés Jean Marie Le Pen, quien le dice a la gente que no vote por la fotocopia, sino por el original. Lo dice porque los partidos de izquierda o de centro imitan a la derecha cuando están en el poder y, entonces, el pueblo llega a la conclusión de que son lo mismo, por lo que termina votando por el original, por la derecha, y no por la copia. La izquierda (de los países donde ha habido retrocesos) tiene una gran responsabilidad. El gobierno bolivariano siempre ha tenido una posición de redistribución de riquezas, de críticas al neoliberalismo, una política popular consecuente que otros gobiernos no hicieron. A la hora de las evaluaciones, entre corrupción y políticas que reproducen el modelo de dominación, la gente termina votando por el original y no por la fotocopia. Si no cambias la subjetividad de la gente, si no haces un trabajo político e ideológico de transformación, si te afincas en las mismas políticas hegemónicas, en las siguientes elecciones te tumban, votan por la derecha.
-En los sectores que apoyan el movimiento de recolonización de Venezuela se nota un poderoso adoctrinamiento que se observa en detalles hasta caricaturescos, como el culto a los superhéroes de la industria cultural estadounidense. ¿Cómo puede revertirse eso?

 

-La verdad es que eso muestra unos deseos y aspiraciones que están internalizados en la subjetividad de las clases medias latinoamericanas, sobre todo las blancas. Por eso vemos en las marchas de la oposición venezolana que la gente se viste de Capitán América o de Mickey Mouse, con la simbología del imperio. En el fondo, estamos hablando de clases medias cuya subjetividad y cultura están totalmente identificadas con el imperialismo americano. Ellos se ven más cerca del imperio que de su pueblo. Hay que verlo para creerlo. Yo siempre digo que a Venezuela hay que venir para saber de qué se habla. En los últimos días, este pueblo ha parado un ataque, una intervención, el propósito de provocar una guerra. El pueblo se alzó en las calles para defender la paz y al gobierno bolivariano. Y el gobierno ha sabido eludir las provocaciones.

 

-El sábado 23 de febrero parecía que iban a imponerse las operaciones de posverdad, fake news y bandera falas. Los más pesimistas creíamos que eso iba a ocurrir porque estaban alineados todos los factores (medios globales, medios digitales locales de la derecha e influencers). Pero el mundo no creyó esa supuesta verdad. ¿Qué pasó?

 

-Estando aquí en Venezuela ese día, me llamó mucho la atención de que, siendo las 5 de la mañana, que aún no había comenzado el día, muchos periódicos del mundo ya estaban diciendo que Nicolás Maduro estaba reprimiendo a la oposición y tratando de destruir la ayuda humanitaria. Estaban desinformando al mundo con un montón de mentiras. Pero la gente se dio cuenta de que todo es una farsa. Me parece que las redes sociales fueron fundamentales porque los medios de comunicación están bajo control del imperio, aunque algunos, como la televisión de Cúcuta transmitieron con una candidez enorme la violencia que se estaba organizando de aquel lado de la frontera. Esos videos luego se convirtieron en evidencia para el mundo, difundida a través de los medios sociales. También creo que influyó el hecho de que estos personajes del imperio Elliott Abrams, John Bolton y el mismo Trump tengan una historia tan nefasta. Abrams viene desde los años 80 con actuaciones terribles en Nicaragua y Guatemala con escuadrones de la muerte, con masacres, con la guerra de Irak. Lo mismo pasa con Bolton… El mundo empezó a ver que algo raro estaba pasando porque a esos personajes ya los conocemos. Pero lo más importante del 23 es que aquí hay un pueblo que se movilizó, que estaba preparado para lo que fuera, con todo y crisis económica, con todo y bloqueo imperial, la gente no se confunde sobre quién es el enemigo.

 

-En el escenario internacional diplomático también ocurrieron unas derrotas para EEUU y su coalición, lo que ha resultado también sorpresivo porque parecía que estaba todo muy bien preparado para arrinconar a Venezuela y presentarla como una amenaza para la paz mundial. ¿Será que se lo pensaron bien esos actores diplomáticos, incluyendo algunos latinoamericanos? ¿Habrán pensado que si se legitima algo como lo que se pretende contra Venezuela, luego le puede ocurrir a cualquier otro país?

 

-No estoy seguro de que eso sea lo principal cuando hablamos de estas oligarquías del Grupo de Lima. A esas oligarquías no les interesan estas cosas porque son títeres del imperio. Lo que ocurrió es que hubo presiones provenientes del mundo multipolar en el que ya estamos: de China, de Rusia y de la Unión Europea. Unas horas antes de la reunión del Grupo de Lima (el lunes 25 de febrero), la portavoz de la UE dijo que para ellos estaba descartada la opción militar. Allí se les cayeron muchas cosas. Debemos recordar que Colombia entró como miembros de la OTAN con un estatus intermedio. Eso le da la posibilidad de, mediante una operación de falsa bandera, envolver a la OTAN en una agresión a Venezuela que le permitiría al gobierno de Trump intervenir sin autorización del Congreso. Así pasó en el caso de Libia. Pero cuando Europa dice que no, obliga a Trump a consultar con el Congreso, y ya sabemos que en la Cámara de Representantes es muy difícil que se apruebe. Además, Trump está bajo investigación y ya su antiguo abogado ha testificado con respecto a unos escándalos enormes. Es bastante difícil (que se ejecute la intervención militar) pero no se puede bajar la guardia, hay que estar preparado para todo porque esa gente que está en la Casa Blanca es de extrema derecha, son guerreristas de larga duración o, para decirlo en lenguaje popular, esa gente está loca. Va a sonar exagerado, pero yo creo que el 23 de febrero quedará en la historia como un momento crucial del comienzo de la caída del imperio americano. Y ha ocurrido aquí, en Venezuela, como epicentro del antiimperialismo en el mundo. Fue un intento fallido de derrocar a un gobierno con políticas sociales que ellos ven como un ejemplo negativo…

 

-De hecho, Trump lo ha dicho, con un vocabulario de tiempos de la Guerra Fría: “el socialismo es el enemigo”…

 

-Sí, ellos van por los dos lados: por el interés geopolítico de las riquezas de Venezuela y también de la parte simbólica, de lo que representa el país para América Latina. Es aquí donde se les desboronó, se les esfumó todo lo que tenían montando.

 

-Buena parte de esta llamada ayuda humanitaria estadounidense iba a venir desde Puerto Rico. Ese día hubo una especie de hostigamiento naval, con unos buques que intentaron entrar en aguas venezolanas, que habían zarpado de Puerto Rico. Tú, como puertorriqueño, ¿qué crees que piensa el pueblo de tu nación acerca de eso, recordando que no recibieron apoyo cuando ocurrió la emergencia del huracán María?

 

-Para el pueblo puertorriqueño esto suena como una burla. Me refiero al nivel, no a los títeres de la administración colonial. Hablar de una crisis humanitaria en Venezuela suena como una burla porque allá en Puerto Rico sí la hubo y Trump lo que hizo fue evadir su responsabilidad. Puerto Rico paga un dinero al gobierno federal americano, que se supone que se usará en casos de emergencia. No es una dádiva que se le ha está pidiendo a Washington. Pero lo que hizo Trump fue retener ese dinero y aparecer en Puerto Rico lanzándole papel higiénico a la gente, en un símbolo impresionante de supremacía blanca frente a una población latina. Fue un mensaje para su audiencia de supremacistas blancos de EEUU. Para nosotros esto de enviar ayuda a Venezuela es una burla porque acá no hay crisis humanitaria, gracias al gobierno bolivariano, que se ha encargado de hacer la redistribución social a través de políticas como los CLAP. Eso ha permitido enfrentar la estrategia de generar una hambruna que movilizara a la población contra el gobierno. Aquí se ha logrado, más o menos, resolver ese problema de la comida gracias a que hay un gobierno como el bolivariano. No hay una crisis humanitaria, sino una crisis económica artificialmente inducida por el imperio. En el caso de Puerto Rico ha habido una crisis humanitaria de verdad, de la cual todavía no ha salido en gran medida porque Trump no ha liberado los recursos. Más bien ha planteado que utilizará ese dinero para hacer el muro en la frontera con México. Va más de año y medio del huracán y Puerto Rico sigue sin recuperarse completamente. Estamos todavía con muchos problemas de electricidad, agua, abastecimiento de comida. Allá tienen una crisis humanitaria y no quieren verla, mientras acá se inventan una. Lo más importante que aprendí esta semana, lo que me gustaría que la gente del exterior de Venezuela lo tuviera en cuenta es que aquí hay una conciencia popular antiimperialista impresionante. Esa fuerza, esa energía es lo que mantiene esto en pie. Con todos los golpes que ha intentado el imperio, la gente sigue firme, tiene claro por dónde es que debe caminar, no se confunde con las mentiras imperiales ni con sus falsas promesas.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)