La solución para la crisis venezolana pasa por un proceso de diálogo entre el Gobierno y la oposición, del cual no se excluye debatir unas elecciones presidenciales, sostuvo en entrevista con Sputnik el dirigente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y exministro de Educación, Elías Jaua.

 

«El presidente Nicolás Maduro ha dicho que él está dispuesto a un diálogo con una agenda abierta, el tema de las elecciones puede ser uno de los temas que vamos a discutir, eso no quiere decir que sea lo que se acuerde, pero lo que quiero decir es que no es un tema excluido», dijo Jaua en respuesta a una pregunta de Sputnik sobre comicios presidenciales.

 

La dirigencia opositora se muestra renuente a cualquier propuesta de diálogo tras intentos fallidos de 2014, 2016, 2017 y sobre todo de 2018, que concluyó con las partes responsabilizándose mutuamente de violar lo establecido y con una convocatoria adelantada a elecciones presidenciales.

 

En esos comicios, de los que se negaron a participar los principales partidos de oposición, resultó reelecto Maduro para el período 2019-2025.

 

Ese proceso fue desconocido por un grupo de países de la región, así como por la Unión Europea.

 

De ese proceso derivó la situación actual, pues cuando Maduro asumió su nuevo mandato el 10 de enero, esos países anunciaron que lo desconocían.

 

El 5 de enero el diputado Juan Guaidó fue elegido presidente de la Asamblea Nacional, parlamento unicameral en desacato desde 2016.

 

El 23 de enero, dos días después de que el Tribunal Supremo anulara su designación, Guaidó se autoproclamó»presidente encargado» de Venezuela, apelando a un artículo constitucional que prevé esa figura.

 

El presidente Nicolás Maduro, quien asumió su segundo mandato el 10 de enero tras unas elecciones que la oposición boicoteó, calificó la declaración de Guaidó de intento de golpe de Estado y responsabilizó a EEUU de haberlo orquestado.

 

Llamados al diálogo

 

En este escenario, Maduro ha expresado en reiteradas ocasiones que está dispuesto a volver a una mesa de diálogo con agenda abierta.

 

Para Jaua, uno de los representantes del Gobierno en la mesa de diálogo de 2018, la principal dificultad de un eventual proceso de este tipo es encontrar a interlocutores en la oposición.

 

En este caso, opinó Jaua, el Gobierno de Estados Unidos juega un papel clave pues a su juicio es el que mueve los hilos de la dirigencia opositora.

 

«La oposición venezolana no tiene ninguna autonomía para tomar una decisión al respecto, tendrían que recibir instrucciones de Estados Unidos y es allí donde deben apuntar los mayores esfuerzos de los países que acompañan la propuesta de un diálogo, convencer al Gobierno de Estados Unidos de que autorice a la oposición venezolana a sentarse a dialogar con el Gobierno», dijo.

 

Antes de pensar en cualquier opción para solucionar el conflicto, consideró el dirigente político, es necesario crear las condiciones para un diálogo y un acuerdo que permitan una solución dentro de la Constitución, observó.

 

 

El camino trazado por el Mecanismo de Montevideo (propuesto para habilitar un diálogo entre las partes) es una «buena señal», porque recoge la idea de que la solución la deben hallar los venezolanos, según Jaua.

 

El Mecanismo de Montevideo fue propuesto el 6 de febrero por México y Uruguay, con apoyo de la Comunidad del Caribe, para habilitar un proceso en cuatro partes: diálogo, negociación, adopción y firma de acuerdos e implementación con acompañamiento internacional.

 

Retrocede la intención belcista

 

La opción negociada apareció en medio de una inminente amenaza bélica de Estados Unidos que, a juicio de Jaua, no solo ponía en riesgo intereses de los países de la región, sino también de la Unión Europea.

 

«Hemos visto un retroceso en las posiciones belicistas (…) Los militares presentaron a sus gobiernos el impacto negativo que tendría una intervención en Venezuela (…) sumado a la posición de la Unión Europea, porque aquí (en América Latina) hay intereses de muchos países, una situación de guerra en la región afectaría sus intereses», sostuvo.

 

Para el exministro venezolano que ha ocupado numerosos cargos en el Gobierno, el fracaso del ingreso de los donativos de Estados Unidos el pasado 23 de febrero, marcó el fin de «una etapa de agresión».

 

Guaidó como fachada

 

El «artífice de esta agresión», dijo Jaua, es el líder del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, quien se encuentra en prisión domiciliaria cumpliendo una condena de casi 14 años por su papel en incidentes violentos en las protestas de 2014 contra el Gobierno.

 

El líder opositor Juan Guaidó «es solo una fachada», dijo Jaua.

 

Sin embargo, Jaua destacó la necesidad de que el Gobierno venezolano se mantenga alerta ante lo que sería una nueva fase de agresión, con asfixia económica, política y diplomática.

 

El plan es «seguir creando condiciones para el quiebre de la fuerza armada, o un levantamiento popular producto de la desesperación de la población ante una crisis que se pueda acrecentar», dijo.

 

Por ello recomendó mayor capacidad de movilización y de gobernabilidad interna, así como tareas de producción inmediatas.

 

Además de la crisis política, Venezuela atraviesa una profunda depresión económica, con hiperinflación, escasez de divisas y una grave carestía de alimentos, medicamentos y otros productos esenciales que Caracas achaca al bloqueo de Occidente.

 

(sputniknews.com)