En su incesante campaña contra Venezuela, los jefes estadounidenses de la conspiración no tardaron en utilizar el apagón nacional (de cuyo origen son ellos mismos altamente sospechosos) para atribuir la falla al modelo socialista en el que la prestación del servicio corre por cuenta del Estado.

 

El secretario de Estado, Mike Pompeo y el senador Marco Rubio solo tardaron minutos en celebrar rabiosamente la avería que dejó sin electricidad a casi todo el país. Con tal conducta, de por sí, se delataron como presuntos coautores del ciberataque que causó el apagón. Ambos, sin que mediara investigación alguna, le echaron la culpa al gobierno de Nicolás Maduro.

 

Una vez superado parcialmente el problema, otro de los capitostes de la estrategia imperial, John Bolton, señaló que las deficiencias del sistema eléctrico son culpa de lo que llamó “una cleptocracia”.

 

En los discursos de estos sujetos, así como en análisis con similar enfoque publicados en medios de comunicación de EEUU y sus países  aliados, se insiste en hacer ver que los apagones, sobre todo si tienen gran extensión en el espacio y se prolongan en el tiempo, son cosa de países atrasados, con regímenes no totalmente alineados con el capitalismo.

 

Los apagones en EEUU


La verdad es que el propio EEUU tiene un lamentable historial en esta materia. En lo más inmediato es necesario hablar del apagón general que sufrió su estado libre asociado de Puerto Rico, en septiembre de 2017, como resultado del paso del huracán María. El servicio se interrumpió por completo durante 137 días, tras lo cual se ha restablecido solo parcialmente, pues hasta la fecha sigue habiendo extensas zonas de la isla sin electricidad.

 

En su territorio continental también ha habido eventos traumáticos. Sin remontarse demasiado atrás, se puede mencionar un apagón que afectó por dos días en agosto de 2003 al sur de Canadá y ocho estados del norte de Estados Unidos. Las investigaciones determinaron que se produjo por la falta de poda de unos árboles. Salieron afectados 50 millones de habitantes.

 

En el siglo XX hubo superapagones en Norteamérica. En 1996 se produjeron dos entre julio y agosto, el primero de un día y el segundo de cuatro días. Salieron afectadas extensas regiones de EEUU, Canadá y México.

 

En 1977, una tormenta eléctrica dejó sin luz a Nueva York. Fue solo por un día, pero eso bastó para generar una terrorífica ola de disturbios, saqueos, atracos e incendios intencionales. Se estima que más de 1 mil 500 establecimientos comerciales fueron vandalizados.

 

Un antecedente un poco más remoto es el apagón de noviembre de 1965, que también afectó al noreste de EEUU y el sureste de Canadá por unas 14 horas.

 

Algunas muestras más

Mal de muchos es consuelo de tontos. Pero es conveniente mostrar que se trata de un mal de muchos cuando alguien trata de hacer ver que es un problema exclusivo de una persona, una colectividad, un modelo político o un país.  Aquí un recuento parcial de otros eventos de emergencia eléctrica ocurridos en el planeta recientemente:

 

En 2003, un mes después del apagón de EEUU y Canadá referido antes, se produjo un corte eléctrico que afectó a Dinamarca y Suecia. Lo significativo es que el servicio estuvo suspendido por 89 días, pese a la bien ganada fama de eficientes que tienen los países escandinavos.

Otro apagón de larga duración ocurrió en Moscú en 2005. Tomó 70 días resolver el problema.

Ha habido apagones de breve duración pero de alcance multinacional. Así fue el blackout europeo de noviembre de 2006 que se originó en Alemania, pero afectó también a Francia, Bélgica, Italia, Portugal, Holanda y España.

 

En 2017 se produjo otro del mismo tipo que fue total en Costa Rica y parcial en Nicaragua, Panamá, Honduras y El Salvador. En este renglón se anotan también los ya mencionados sucesos en Norteamérica.

Algunos eventos han dejado damnificadas a cantidades increíbles de personas. En 2012 se produjo una megafalla eléctrica en India, que afectó nada menos que a 670 millones de personas (22 veces la población de Venezuela) y duró dos días.

En Panamá, en 2013,  nueve décimas partes del territorio nacional quedaron sin electricidad por un corte causado por un incendio forestal.

En Buenos Aires se produjeron apagones en 2015 y 2017, en ambos casos por más de dos días.

Antecedentes de apagones por ciberataques

Ucrania sufrió apagones en su sistema eléctrico en 2015 y 2016, ambos atribuidos a ataques cibernéticos de Rusia. La acusación la hicieron el gobierno ucraniano y las agencias de inteligencia de Estados Unidos. 

Los atacantes no necesitaron entrar a la sede de la empresa eléctrica, sino que accedieron a una de las computadoras e intervinieron el programa principal. Además,  cambiaron las contraseñas para evitar que el personal de la planta retomara el control.

De acuerdo con medios especializados, los hackers rusos habían intentado utilizar el mismo procedimiento en intentos de sabotaje previos en la red de EEUU que no lograron su cometido de provocar interrupciones del fluido.

 

Los funcionarios estadounidenses implicados en la conspiración para derrocar al gobierno venezolano han pretendido desvirtuar la denuncia de que el apagón del pasado jueves fue fruto de un ciberataque, pero Washington no dudó en acusar a Rusia de lo ocurrido en Ucrania.

 

No existe la menor duda de que para EEUU la idea de un ciberataque es creíble. En 2018, las autoridades federales realizaron un simulacro de ciberataque al sistema eléctrico porque lo tienen contemplado como una de sus muchas hipótesis de atentado terrorista.

 

(LaIguana.TV)