Sexólogo, experto en psiquiatría y hasta ganador de un premio entregado por el mismísimo Barack Obama por sus contribuciones en el mundo de la investigación médica y la salud mental. Damien Jacob Markiewicz Sendler presumía de ser una autoridad en la psique humana y uno de los más grandes científicos de la hornada de la prestigiosa Harvard. A sus 28 años, rechina que haya conseguido tanto en tan poco tiempo. Y más con estudios tan controvertidos en su haber sobre temas como la zoofilia, la asfixia letal como camino hacia el placer, la atracción sexual hacia cadáveres o por qué las mujeres adoran a los asesinos en serie. Total, una gran enciclopedia médica de artículos académicos que horadan en las pulsiones humanas más escatológicas con el fin de llamar la atención y consagrarse como el erudito del momento.

 

Pero nada de eso. Después de semanas de entrevistas con el propio Sendler, entre muchas más fuentes y una larga investigación, el periodista Jennings Brown, del medio de comunicación ‘Gizmodo’, dio el bombazo que confirmaba que todas las pruebas en las que basaba sus estudios eran ficticias. El fraude quedó al descubierto. El prometedor científico no era más que un falsificador y un mentiroso.

 

Sendler se aprovechaba de temas abiertamente polémicos para hacerse famoso a través de la prensa sensacionalista

 

“El mundo virtual nos ha metido en un intenso debate sobre la inmensa variedad de fetiches sexuales, pero la comunidad científica nunca ha querido indagar en el deseo sexual de fornicar con animales. El doctor Sendler es una de las pocas personas en el mundo que intenta cambiar eso”. Son las palabras que un reportero de la revista ‘Vice’ le dedica en un artículo que se hace eco de su investigación sobre la zoofilia. “El estudio que hice analiza en retrospectiva de qué hablan los zoofílicos y las preocupaciones que tienenen relación a mantener relaciones sexuales con animales, incluido el consentimiento”, responde en la entrevista. “Reflexiona sobre el deseo animal, por qué creen que podría ser permisible y discute si la zoofilia debería considerarse como una orientación sexual de pleno derecho”.

 

Pero esto solo es la punta del iceberg. Como vemos, se aprovechaba de temas abiertamente polémicos para hacerse famoso a través de medios sensacionalistas que se sorprendían al ver cómo las pulsiones humanas más aberrantes para el ciudadano común parecían adquirir interés por parte de la ciencia más reputada. Sin embargo, el rigor de estos artículos brillaba por su ausencia. Sendler fue demasiado lejos al realizar un estudio basado en tres supuestas entrevistas con tres hombres anónimos de Polonia y Ucrania que declararon haber tenido relaciones sexuales con cadáveres. ‘Playboy’ se hizo eco de este ‘paper’ titulado ‘Necrofilia en una muestra de pacientes psiquiátricos con compromiso forense’, publicado en la prestigiosa revista científica ‘Omega: Journal of Death and Dying’.

 

Descubrió que nunca había sido alumno de Harvard, sino simplemente un voluntario del laboratorio

 

En la metodología del artículo, Jennings encontró algo sospechoso. “Supuestamente, se pidió a tres sujetos que hablaran abiertamente sobe su primera vez con un cadáver”, arguye el periodista. “Un trabajador de la morgue llamado ‘Matt’ lo describe así: ‘Abrí la bolsa del cuerpo. Los ojos estaban bien abiertos y su boca no se cerraba. Parecía que estaba en medio de un orgasmo, y eso me excitó. Comencé a tocar sus piernas y empecé a meterle mano’”. Vamos a omitir el resto de la declaración.

 

Jennings pilló al estafador después de que este acudiera a las oficinas de ‘Gizmodo’ para concederle una entrevista. Impresionado por la fulminante carrera del científico, el periodista de repente comenzó a sospechar de la validez de los títulos y artículos de Sendler y a preguntarle sobre detalles de su vida en Harvard. Descubrió que al preguntarle por Yi Zhang, un profesor de genética de la institución, estaba mintiendo, ya que en ningún momento fue su alumno, sino un mero técnico del laboratorio en el que impartía las clases.

 

Los periodistas no leyeron mis estudios a la hora de hacerme entrevistas

 

Pero no solo le mintió al periodista sobre su carrera universitaria; también sobre cualquier nimio detalle de su trayectoria vida personal. “Sendler nació en agosto de 1990, y él me dijo que se graduó en la escuela secundaria dos años antes y fue a la universidad a los 16 años”, explica Jennings. “Mientras estaba en la Universidad de Nueva York, se ofreció voluntario como técnico de laboratorio de José Silva, quien por aquel entonces era profesor asistente en el Instituto de Genética del Cáncer. Después, mencionó que Silva fue el director de su tesis, cuando el profesor me confirmó que era un simple voluntario”.

 

“Un representante de la Academia Americana de Ley y Psiquiatría me dijo que Sendler estaba en su base de datos como estudiante, pero que no figuraba como miembro”, continúa Jennings. “Un representante de la Asociación Americana de Psiquiatría me confirmó que tampoco estaba en su base de datos”. En cuanto al supuesto “Premio al Servicio de Oro del Presidente de Estados Unidos”, el periodista descubrió que no existe tal premio sino uno parecido llamado “Premio del Servicio de Voluntarios del Presidente. “La organización que supervisa el premio, Points of Light, me dijo que Sendler no aparece en ningún caso como ganador”, reitera Jennings. Como vemos, su estafa se basa en una serie de mentiras que podrían pasar por “medias verdades”, en las que en vez de inventarse algo partiendo de cero busca el resquicio para poder inflar su currículum. Esto también muestra la debilidad no solo del sistema científico a la hora de publicar ‘papers’ fraudulentos, sino también el poco sentido crítico por parte de los medios y periodistas, los cuales dan pábulo a cualquier persona que se llene de medallas institucionales sin cuestionarse demasiado cuáles son sus orígenes. Lo importante, al fin y al cabo, es el morbo, no la verdad.

 

La respuesta de Sendler

 

Nada más saltar el escándalo, Sendler se apresuró a desmentir las afirmaciones de ‘Gizmodo’. “Nadie ha leído estos documentos, sin embargo, todos tienen una opinión sobre ellos y los ven como sospechosos”, escribe en un post publicado en la página de inicio de su página web. “Comencé a mostrar datos de mis estudios sobre las parafilias hace tres años, antes de publicar nada. Hubo docenas de académicos que comentaron y criticaron mi trabajo. Había un montón de datos expuestos al público antes de que acabara o publicara un manuscrito. Es fácil encontrar ‘abstracts’ de algunos años atrás en los que hablo de zoofilia, sadomasoquismo y terapia online. No hay ningún misterio”.

 

Además, echa gran parte de las culpas a los periodistas que replicaron la información que detallaba en sus artículos: “Siempre que me pedían entrevistas, los medios me aseguraban que los reporteros leían en profundidad estos documentos y sabían de qué trataba la investigación. Sin embargo, los ‘papers’ no eran leídos del todo. Esperaba que al trabajar con periodistas conseguiría que muchos temas aparentemente controvertidos se desmitificaran. Pero no, se ve que muy pocos leen detenidamente los trabajos de investigación antes de hablar con los científicos”. Sobre su aparente vida en Harvard y las opiniones volcadas de sus supuestos profesores, Sendler asegura que prefiere ignorar “cada uno de los comentarios sobre mi personaje o las alusiones a ‘mi realidad inflada’”. Pero no aporta ninguna prueba más allá de la queja. Tan solo acaba la declaración despidiéndose de forma sincera y añadiendo: «Twitter y otras redes sociales suelen apresurarse a la hora de sacar conclusiones».

 

(elconfidencial.com)