Considerado uno de los mejores periodistas especializados en beisbol (en un país donde hay bastantes, por cierto), Humberto Acosta conversó con La Iguana.TV sobre diversos aspectos del pasatiempo nacional entre octubre y enero. 

 

Desde su posición de comentarista del circuito radial de los Leones del Caracas, ofreció una visión de lo ocurrido con este tradicional equipo, uno de los dos eliminados en la primera ronda, junto a su eterno rival, los Navegantes del Magallanes. Al respecto, Acosta, opinó que la oficina de los felinos debió tomar cartas en el asunto cuando un grupo de peloteros se alzó contra el mánager, Alfredo Pedrique.

 

El reconocido comunicador también se refirió a la baja asistencia a los juegos durante la contienda 2016-2017, señalando que la situación económica ha sido la excusa de las excusas. “Nadie va a dejar de comer por ir a un estadio”, expresó.

 

A continuación, una versión de la conversación de Acosta (Caracas, 1950) con el periodista Clodovaldo Hernández:

-Esta es una postemporada muy peculiar porque quedaron fuera, al mismo tiempo, los dos equipos con más fanaticada, los Navegantes del Magallanes y los Leones del Caracas. ¿Qué significa eso para el país beisbolero?

 

-Es cierto que Caracas y Magallanes son los equipos que arrastran más fanáticos en la pelota profesional, pero hay un poquito de petulancia en pensar que eso pueda afectar al país, porque, caramba, los fanáticos de los demás equipos quizá piensen que la cosa no es tan grave… Lo que sí es cierto es que solo una vez anteriormente había ocurrido eso, que esos dos equipos quedaran fuera de la postemporada, en la campaña 2008-2009.

 

-En el caso específico de los Leones del Caracas –y acá actúo como doliente que soy de ese equipo-, desde la temporada 2009-2010 no es campeón y en las tres últimas le ha ido bastante mal. Fue eliminado en la 2014-2015; en la 2015-2016 entró de chiripa, en un juego extra; y la actual temporada fue terrible. ¿Qué le pasó?

 

-Con quienes habría que hablar de manera directa para saber eso es con Luis Ávila, el presidente del equipo, y los dos mánagers que tuvo durante la temporada: Alfredo Pedrique y Yorvit Torrealba. Ellos fueron quienes tomaron las decisiones de cómo organizar el equipo, en el caso de Ávila; y de cómo dirigirlo, en los casos de Pedrique y Torrealba. Por muy cerca que estemos del club los que formamos parte del circuito radial, ninguno tuvo un papel decisivo en la organización del equipo. No pasamos de ser observadores, aunque muy cercanos. Cualquier cosa que uno pueda decir tendría el carácter de una invasión a su rol. Es como si alguien, exagerando un poco, invadiera mi espacio periodístico. Yo aceptaría las críticas, pero no estaría muy dispuesto a aceptar juicios de valor sin que esa persona esté muy involucrada en lo que yo hago. Eso, por un lado. Por el otro, hay que tener siempre en cuenta que el juego es de dos. ¿Cuántas veces no he ido saliendo del estadio Universitario y alguien me dice: “Caramba, el Caracas no batea”, y yo le respondo con una pregunta: “¿No será que no lo dejaron batear?”. El juego es de dos, no se puede ver de un solo lado. Yo hago lo imposible por ver las cosas con neutralidad, aunque los circuitos de radio casi te obligan a ver las cosas desde el lado del equipo. En este caso, cualquiera de los otros seis equipos, los que sí clasificaron, pueden oír esta conversación y decir, “Bueno, ¿y lo que nosotros hicimos no tiene también su cuota de responsabilidad en la eliminación del Caracas y del Magallanes? En el caso del Caracas, en particular, yo le atribuiría entre 30% y 40% de lo que le pasó a lo que hicieron los otros equipos cuando jugaron contra los Leones. Claro que hay una cuota de responsabilidad del propio equipo y eso lo reflejan los numeritos. En el beisbol, los numeritos si no dicen toda la verdad, la dicen casi toda, y la verdad es que el Caracas fue el equipo que cometió más errores. Puede que no todos esos errores hayan significado carreras para el otro equipo o hayan influido en una derrota, pero allí está esa estadística. Por otro lado hay que analizar ciertas cosas que pasan en el beisbol venezolano, el que se juega desde hace unos quince o veinte años, que ha sido invadido por un cantidad de factores que no tienen nada que ver con el juego, como los grandes sueldos que ganan los peloteros en Estados Unidos. Las limitaciones que imponen las organizaciones de Grandes Ligas a los jugadores, afectan de una manera extraordinaria al juego, de forma negativa. Voy a poner un ejemplo: el Caracas llegó al noveno inning ganando 3 a 1 el juego contra Zulia del martes 27 de diciembre. Todavía tenía una oportunidad en ese momento, sobre todo si ganaba ese partido. En situación de juego salvado, ese noveno inning ha debido lanzarlo Juan Carlos Gutiérrez, pero lo comenzó Jesús Pirela. No podremos nunca saber si a Gutiérrez le hubiese pasado lo mismo que le pasó a Pirela, quien perdió el juego, pero lo que quiero significar es que Gutiérrez no estaba disponible ese día. ¿Y por qué no estaba? Porque firmó un contrato con el equipo en el que se estipulaba que iba a pasar las navidades y el año nuevo con su familia en Estados Unidos. Y el Caracas no pudo evitar eso, tuvo que aceptar esa condición porque no podía dejarlo pasar. Tampoco estaba en el short stop ese día Gregorio Petit, por las mismas circunstancias… Tenemos el caso de Asdrúbal Cabrera, quien es uno de los mejores peloteros de las Grandes Ligas en estos momentos, pero con Caracas solo dio un hit en los primeros 24 turnos al bate, y eso ocurrió en parte porque cuando llegó no había practicado, no estaba en forma… Cuando una temporada de Grandes Ligas comienza, los peloteros tienen más de un mes practicando. Son cosas que pasan en el beisbol venezolano, no en otros. Miguel Cabrera no le dice a los Tigres de Detroit: “Sí, yo firmo este año con ustedes, pero en julio me voy de vacaciones para Europa”. Bueno, esos factores influyeron para que Caracas no clasificara en un sistema en el que clasifican seis de ocho… Si en un lote de ocho, entran seis y tú no clasificas, ¡caramba, tienes que estar muy afectado! Además, fue una temporada en la que solo tres de esos seis equipos tuvieron récord positivo, mientras los otros cinco tuvieron más derrotas que victorias, todos afectados de una u otra manera por lo que acabo de señalar.

 

-Alguna gente le echa la culpa a los peloteros, al cuerpo técnico y a la gerencia. Pero hay otras personas que van todavía más arriba y dicen que el problema del Caracas es que es propiedad de un grupo empresarial al que, en realidad, no le interesa el beisbol, diferente al caso de los Machado, del Zulia, o los Oropeza, de Lara. ¿Hasta qué punto eso influye eso?, porque mucha gente responsabiliza a Luis Ávila, pero él tiene un jefe también…

 

-Sí, claro. Bueno, vamos a llevar esa presunción a un extremo: vamos a demandar en un tribunal a los Cisneros porque no les interesa mucho el beisbol. ¿Qué pruebas tangibles tendríamos para demostrarlo? Yo, Humberto Acosta, con todo y conflicto de interés que me invade, siempre hago un esfuerzo muy grande por desvincularme, periodísticamente, de una relación de trabajo, que ciertamente no es directa con los Cisneros, sino con Unión Radio. De todos modos no me atrevo a afirmar de manera categórica eso que dicen algunos. Además, con los Cisneros, Caracas ha logrado dos campeonatos, la 2005-2006 y la 2009-2010, incluyendo una Serie del Caribe. ¿Será que esas dos veces, ellos sí se concentraron en el beisbol? También podemos verlo desde el otro extremo: el de La Guaira, que no gana desde la 85-86, sin que pueda decirse que sus dueños no pertenecen a este beisbol… Tal vez tengan razón los peloteros, quienes dicen que tanto los periodistas como los fanáticos siempre hablamos después de que ocurren las cosas. Yo soy de quienes creen que todos los movimientos que hacen los gerentes generales, las contrataciones, los cambios, los hacen con la sana intención de tener el mejor equipo en el terreno de juego. Y los managers hacen todos los movimientos con la intención de ganar los juegos, si pueden o no, si los periodistas o los fanáticos están de acuerdo o no, ese es otro tema. Entre los juegos de conjunto más populares en el mundo occidental, que son el fútbol, el básquet y el beisbol,  es el más parejo de todos es el beisbol, en el sentido de que los equipos más débiles tienen un alto porcentaje de posibilidades de ganarles a los más fuertes. Eso no pasa en el fútbol ni en el básquet. En la Liga Española es muy difícil ver que un equipo que esté en el último lugar de la tabla, le gane al Real Madrid. Eso tiene que ver con la dinámica del juego y con la capacidad económica de los grandes equipos para tener en el campo a los mejores jugadores. En el beisbol, si vamos a las Grandes Ligas, el equipo que va de último le puede ganarle dos, tres o cuatro juegos a los Yanquis de Nueva York o al que vaya de primero en la temporada, porque así es el juego. El año pasado, Magallanes le había ganado el primer juego de la final a los Tigres y estaba ganándole cómodamente el segundo. Llegó el noveno inning  y trajeron a Hassan Pena, su cerrador estelar, ¿y qué pasó?, que le voltearon el juego, ¿y qué ocurrió de allí en adelante?, pues que Aragua barrió con el resto de la serie.

 

-Hablando del trabajo de la gerencia, lo que sí es cierto es que los Leones estuvieron mucho menos activos durante la llamada temporada muerta. Creo que solo hicieron el cambio de Daniel Mayora por Wilfredo Tovar, con Bravos de Margarita. Mientras tanto, otros equipos hicieron movidas mucho más audaces…

 

-Yo sigo de abogado del Diablo: habría que analizar los rosters… tal vez la gerencia pensó que no necesitaba hacer cambios, que con el material humano que tenían, podían salir adelante. Lo que pasa es que los cambios son una actividad que le hacen ver al fanático que el equipo está haciendo esfuerzos por mejorar, pero tal vez la gerencia del Caracas no los creyó necesarios. Por otro lado, muchos cambios se hacen no precisamente por mejorar al equipo en el campo, sino por salir de peloteros que tú crees que no te están ayudando. Una vez, mi gran maestro en El Nacional, Rodolfo José Mauriello, escribió que muchos cambios se hacen por odio… En todo caso, siempre es un tema polémico. Los fanáticos a veces se concentran en los que salen mal, como el de Miguel Cairo o del de Carlos Rivero, pero la verdad es que Caracas también ha hecho cambios que le han salido muy bien, como los de Jesús Alfaro, Marco Scutaro, Edwin Hurtado y Tomás Pérez. Lo que pasa es que los resultados de los cambios se ven después. Voy a hacer un pequeño paréntesis: cuando Caracas salió de Víctor Davalillo y de César Tovar, en los años 70, se armó un gran escándalo, y no era para menos porque eran dos de los peloteros más emblemáticos en la historia del beisbol profesional venezolano y peloteros-franquicia, imagen del Caracas. ¿Por qué el Caracas salió de ellos? Porque para la gerencia de ese momento, que la encabezaba Oscar “el Negro” Prieto, Tovar y Davalillo eran un elemento contaminante en el vestuario, sobre todo porque venía emergiendo una generación de jóvenes a quienes ellos, con su experiencia, su porte y su personalidad, probablemente podían arrastrarlos a una serie de vicios que se van acumulando con el tiempo. ¿Quiénes estaban en esa generación? Antonio Armas, Baudilio Díaz, Jesús Marcano Trillo y compañía. El tiempo le dio la razón a la gerencia del Caracas porque inmediatamente después, esa generación elaboró una importante cadena de triunfos, incluso a despecho de que Davalillo tuvo grandes años con los Tigres de Aragua. Luego hubo otro cambio muy notable: el de Leonardo Hernández. Caracas salió de él porque, según la gerencia, estaba perjudicando a Andrés Galarraga. Hernández pasó a los Tigres y su nombre está en todos los renglones ofensivos de la historia de la liga, lo que significa que estaba en plena efervescencia. No sabemos qué hubiese pasado si se queda, pero lo que sí sabemos es que Galarraga tuvo sus grandes años con el club más adelante.

 

-Hablando de ese tema, del clima del vestuario, vimos que casi al final de la temporada fue despedido Alfredo Pedrique,  un hombre muy serio y respetable, uno de los venezolanos que ha dirigido en Grandes Ligas, y él le atribuyó su salida a una situación interna, a una especie de rebelión dentro del clubhouse. ¿Qué se sabe a ciencia cierta de eso exactamente?

 

-Ciertamente sí hubo una rebelión. Se creó un ambiente negativo en el vestuario, tal vez chismeando, hablando mal de Pedrique a sus espaldas. Y de hecho, el logró enfrentarse a eso. En la última gira de Caracas a Puerto La Cruz, literalmente puso el cargo a la orden en un mitin (reunión con todos los peloteros y técnicos). Y aparentemente, todo había salido bien, y él tomó un segundo aire, pero todo indica que el mal ya estaba avanzado. Visto desde el lado de afuera, me da la impresión de que quizás la gerencia ha debido tomar cartas en el asunto de una manera más directa, porque no es concebible que un grupo de peloteros asuma esa actitud y tú lo dejes pasar. Aquí hubo un episodio muy famoso, en la temporada 71-72, cuando los Tigres pasaron a la final contra los Tiburones. Era el Aragua que tenía en su roster a Rod Carew y a David Concepción. De hecho, fue el primer título en la historia de los Tigres. Pues bien, cuando la serie final iba a comenzar, se rebelaron como cinco peloteros, entre ellos Craig Nettles, que luego fue muy famoso. ¿Qué hizo la gerencia? Los botó a todos, ¡a todos!, y nombró mánager a Carew, y el equipo se repuso de un registro de 1 y 3, y le ganó a La Guaira, que también tenía un gran equipo. En el caso del Caracas, Luis Ávila no estaba en ese momento y era él quien debería tener la responsabilidad de llamar a botón a los peloteros y darle un voto de autoridad a Pedrique, y la prueba evidente de que no se lo dieron es que en la rueda de prensa, él estaba completamente solo, abandonado. Y tuvo que defenderse. Alfredo es un hombre de beisbol, pero hay como un prejuicio generalizado de que, por su manera de ser, no es indicado para dirigir un equipo en estos tiempos…

 

-¿En Venezuela?

 

-Yo diría que en cualquier parte. Hay un antecedente. Él dirigió a los Cascabeles de Arizona, un ratico, en el 2004, pero cuando el equipo fue a buscar mánager para la temporada siguiente, no lo tomó en cuenta. Vaya uno a saber por qué, pero se dice que él es un buen mánager para equipos de ligas menores, donde quizá la prioridad no es ganar sino formar a los peloteros. Él ganó el año pasado en Triple A, con la sucursal de los Yanquis, y fue el mánager del año en la Liga Internacional. Pero, además, dirigir aquí es muy, pero muy complicado. Se lo podemos preguntar a Oswaldo Guillén, que es el mánager de más jerarquía de esta temporada 2016-2017. Oswaldo lo repetía mucho: cada semana tienes que revisar qué peloteros tienes disponibles por los cambios en el roster, por las condiciones del campeonato. A Guillén se le fue un pitcher (William Cuevas), que tenía 6 ganados sin perdidos y la mejor efectividad del campeonato, pero su equipo de Estados Unidos, lo mandó a parar. Imagínate que a los Dodgers le hubiesen quitado a Clayton Kershaw, en la parte final de la temporada, o en cualquier parte, por la condición de pitcher que es…

 

-Este año, el campeonato parece haber sido un fracaso económico en cuanto a la asistencia de público. Los estadios estuvieron vacíos. ¿Por qué no se tomaron medidas para que aumentara el flujo de público?

 

-Indudablemente, la situación económica era la excusa de las excusas. Los equipos no están al margen del país en términos económicos. Eso no solo se vio en las entradas, sino en los alrededores del estadio, los vendedores de comida y ese tipo de cosas. El golpe fue también mortal, por el elevado costo de lo que se vende. Hay un hecho clave: nadie va a dejar de comer para ir a estadio. Los equipos, como a mitad de la campaña, empezaron a tomar iniciativas, del tipo dos entradas por una, pero igual la gente no respondió. Recuerdo haber hecho una encuesta, antes de iniciar la temporada, para Contrapunto.com, exclusivamente entre la gente de zona VIP. Allí era manifiesto que venía una reducción de la demanda de entradas. Y eso no dejaba de llamar la atención porque quienes van al VIP es gente que tiene músculo económico, ingresos de verdad verdad. Se nota, porque para que tú te tomes una botella de whisky en un juego, debes tener dinero, en esta o en cualquier temporada. Y hablé con amigos que tenían cinco o seis puestos (abonados), y no de ahora, sino de hace diez años, y me dijeron que sí los iban a comprar, pero simple y llanamente por un interés corporativo, para invitar clientes de sus empresas. Pero hubo gente que tenía cuatro puestos y compró dos nada más… En fin, también hay que tomar en cuenta que a cada equipo le dieron dos millones de dólares, no sé si eso podía paliar lo que se les venía encima, habría que hablar con los administradores de cada equipo para ver cómo manejaron eso, que tiene que ver con el pago a los peloteros y otra cantidad de cosas. Pero, insisto, la excusa de las excusas es la situación económica, que afectó también a los equipos de radio y televisión, pues se redujeron los traslados del personal para disminuir los pagos de viáticos, transporte y hoteles. Todo indica que la temporada que viene, esos recortes serán más drásticos todavía. Cuando se presentó el dilema con la Universidad Central de Venezuela, que también tenía que ver con la situación del país, yo pensé que si ese problema no se resolvía, el gobierno se iba a involucrar porque el beisbol tiene mucho que ver con el tema de la distracción. ¿Te imaginas lo que hubiese pasado, en una situación como la que hemos vivido, que nos hubiésemos quedado sin beisbol, aquí en Caracas?

 

-Hubiese sido algo parecido al 2002…

 

-Sí, más o menos.

 

-Hablemos del Magallanes. Su eliminación fue sorpresiva, pues al principio de la temporada lucía como uno de los equipos a vencer, venía de ser subcampeón y estaba muy bien armado. ¿Qué le pasó al Magallanes?

 

-Honestamente no puedo hablar del Magallanes de la misma manera que hablo del Caracas porque no lo vi con la misma frecuencia. Sí coincido en que su eliminación fue más sorpresiva porque en el papel tenía mucho mejor equipo, mejores herramientas. Podemos argumentar que le pasó más o menos lo mismo que al Caracas. Carlos García, que fue el mánager en la primera parte de la temporada, tiene fama de contar con el respaldo incondicional de los peloteros. Siempre se dice que un mánager, si bien necesita tener conocimientos del juego para saber cuándo va a tocar la pelota o cuándo debe cambiar el pitcher, solo puede ser exitoso si logra que los peloteros se entreguen a él. Y eso tiene mucho sentido. Recuerdo que Andrés Galarraga decía sobre Bobby Cox, un mánager muy exitoso de los Bravos de Atlanta, que lo mejor de él era cómo defendía a sus peloteros de la prensa, de los fanáticos. Siempre estaba con ellos, en las buenas y en las malas, y si había que arreglar algo, se hacía puertas adentro, no salía para la calle. Los peloteros le agradecían mucho eso, y ahí tenemos que los Bravos de Atlanta se cansaron de ganar títulos. Entonces, Carlos García contaba con esa característica, pero vaya uno a saber qué falló. Al Magallanes también le afectaron las decisiones de los equipos de Grandes Ligas. El segunda base, un muchacho de apellido Arraez, llegó a estar de líder bate y tuvo un desempeño defensivo importante, y los Mellizos de Minessota lo mandaron a parar. No quiero decir que el Magallanes se hundió porque le quitaron a ese pelotero, pero en algo debe haberle afectado. Habría que analizar las causas de la eliminación, pero por eso es que a mí me gusta achacarle lo ocurrido al juego en sí. Todo lo demás, son meras especulaciones, sin fundamentos de peso. El juego es demasiado cristalino, excesivamente cristalino.

 

-Bueno, hablemos de los equipos que sí están en la postemporada. Sabemos que los periodistas especializados no suelen hacer pronósticos específicos sobren quién va a ganar, pero es claro que los Cardenales de Lara tienen un gran equipo. ¿Qué proyección puede hacerse?

 

-Hay que decir que los seis equipos que pasaron a la postemporada  están mejor ahora, con los refuerzos, y Lara tiene nada menos que a Hassan Pena y a Juan Carlos  Gutiérrez. A mí me parece que Lara debería ser por lo menos uno de los dos finalistas del campeonato. Caribes y Zulia, que fueron los otros dos equipos con récord positivos y que ahora están reforzados, también tienen mucho chance, pero volvemos al juego, eso que tanto se dice, que es un lugar común, es una verdad extraordinaria: en series cortas cualquier cosa puede ocurrir. Y eso se ve en las Grandes Ligas. En las temporadas de 2014 y 2015, los equipos que ganaron la Serie Mundial fueron los comodines, es decir, los que en sus ligas tenían el cuarto mejor récord, tenían tres equipos por delante. En las postemporadas todo empieza de nuevo.

 

-¿Qué decir de las Águilas del Zulia, que tuvo una excelente primera parte de temporada, luego se cayó un poco, pero esas primeras victorias le permitieron clasificar…

 

-Bueno, eso es parte del juego. La temporada debe verse de manera global. En cualquier deporte es bueno ganar muchos juegos al principio, para no tener que correr al final. Yo voy a hacer una confesión: por razones estrictamente sentimentales, quisiera ver en la final a dos equipos: los Bravos de Margarita y las Águilas del Zulia. ¿Por qué? Por amistades. En los Bravos tengo dos grandes amistades, hechas con el tiempo: el mánager Henry Blanco y su coach de banca, Iván Arteaga. Son personas con la que yo he logrado estrechar una gran amistad, una relación de respeto mutuo. Es algo extremadamente subjetivo, pues. Y en las Águilas del Zulia hay un joven, que es periodista, llamado César Collins, mano derecha de César Suárez, gerente deportivo del Zulia. Collins no tiene ni 30 años de edad, pero es un hombre de beisbol, con un conocimiento profundo del juego, tanto a nivel de campo como a nivel organizativo sobre cómo montar un equipo que pueda tener chance. Con él también tengo una estrecha amistad y, por esas dos razones, quisiera ver en la final a la Águilas y a los Bravos.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

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