El exvicepresidente de la República Isaías Rodríguez escribió un análisis acerca de la respuesta del pueblo venezolano a las tentativas de Estados Unidos y sus aliados por forzar un cambio de gobierno y de modelo político en Venezuela.

 

El también exfiscal general y exvicepresidente de las dos asambleas constituyentes (1999 y 2017) , actual embajador en Italia, basó su análisis en estudios realizados por psicólogos que han investigado el tema.

 

A continuación, el texto escrito por Rodríguez:   

 

La guerra psicológica que aplican los imperios contra los pueblos libres, ya ocurrió en Venezuela. Expertos han podido demostrar las más recientes operaciones psicológicas (dominación silenciosa) contra nuestros habitantes.

 

¿Cuáles han sido los efectos que han tenido los ataques en la psique colectiva del venezolano a través de la industria cultural, y más recientemente a través de las redes sociales y los llamados fakenews?  Dos psicólogos, Ovidia Suárez y Fernando Giuliani, estudiosos del tema afirman que los venezolanos continúan con su vida. Los objetivos del asedio (la guerra civil y el cambio de gobierno) no han sido alcanzados.

 

Pero es interesante poner sobre la mesa las razones de este fracaso:

 

  1. Ataque diferenciado

 

 Según ambos especialistas, es importante resaltar que la guerra psicológica ha sido segmentada, es decir, hay un tipo de mensajes para la población chavista y otro para el sector de la oposición. Ambos expertos, creen que es imposible que exista una población que no se incline por alguna de las dos tendencias en la actual sociedad polarizada y son justamente estas, los blancos de los ataques.

 

“Los objetivos de la guerra psicológica a la luz de la guerra no convencional son: generar altos niveles de incertidumbre, estados de ánimo, sentimientos y pensamientos relacionados con el miedo, la impotencia, e ira, sostiene Giuliani, quien identifica claramente lo que se busca con cada segmento de la población.

 

1.1. Respecto a la oposición: los mensajes están orientados a posicionar en los imaginarios colectivos, que en Venezuela hay una dictadura y que allí radica el principio y el fin de cada uno de los problemas que existen. Esto, genera posturas rígidas, como sostener que no hay salida y las únicas son violentas;“se encierran en sí mismos y no hay visiones alternativas, la gente no se permite estar bien o conectarse con algo positivo, por ejemplo, cuando dicen que durante el Carnaval no salió nadie aunque las playas estaban llenas; no admiten queefectivamente puede haber otra realidad.

 

1.2. Otro elemento a considerar, es que ante la fijación de fechas para salidas inmediatas, que ha sido siempre la oferta de la dirigencia opositora, para sus seguidores es imposible canalizar las mismas a través de mecanismos políticos, eso ha propiciado “altísimos niveles de desesperanza, mucha rabia y en buena parte de ellos un gran resentimiento, todo dirigido hacia el gobierno y la chavismo”.

 

1.3. Entretanto, el chavismo también está en la mira de la guerra psicológica. El gran objetivo para este segmento de población es desmoralizar la esperanza  de que es posible una sociedad incluyente, igualitaria, para generar desde el punto de vista psicológico un desánimo importantísimo y altísimos niveles de frustración”, afirma Giuliani. Sin embargo, agrega que el chavismo mantiene la credibilidad en un pensamiento más flexible,  a pesar de vivir también las dificultades que actualmente existen en el país en todos los ámbitos de la vida; su actitud frente a los otros es distinta.

 

1.4. Para Ovidia Suárez, esto se debe a que existe una conciencia del momento histórico que atraviesa el país y de las capacidades individuales y colectivas que se tienen para resolver los conflictos (hacer torta de arroz o con solo dos ingredientes o cómo sustituir las proteínas); la gente se reúne, intercambia nuevos mecanismos, la gente se da una mano“.

 

  1. Resiliencia

 

“Cenamos esas noches sin luz. Los carajitos jugaron a echarse cuentos sin luz, le bajamos la fiebre a nuestra niña en la oscuridad. Nos bañamos sin luz. En la oscuridad, amamantamos al menor, se guió por el olor de la teta de su mamá, no necesitó luz. Resistimos sin luz. Sin luz, nos fuimos durmiendo, ese sueño del que está alerta, con las botas puestas, pues. Sin luz, nos despertó el cuerpo caliente de la niña; sin luz le pusimos sus trapitos y sin luz fue bajando la fiebre. En la oscuridad se hizo más firme nuestra resolución terca, intransigente, caribe, de resistir.” (Julia Méndez. Barrio Bolívar, La Pastora)

 

2.1. Para Suárez, el punto de partida es el concepto de salud mental desarrollado por el venezolano que la define como capacidad para sufrir y gozar en estado de libertad interior, en adecuada proporción al motivo de sufrimiento o de goce. La psicóloga refiere: según esta concepción, los individuos deben responder a lo que está sucediendo en el medio ambiente, proporcionalmente a lo que esto genera”.

 

2.2. En ese contexto: frente al ataque sistemático desde el punto de vista psicológico, la reacción del pueblo venezolano no ha sido como se esperaba desde los laboratorios; hay una gran parte de la población, que ha asumido el proceso de salud mental de una manera más equilibrada, y por ello la acción frente a los sucesos ha sido bastante positiva y ha construido una sociedad bastante equilibrada. Esto significa que la sociedad venezolana ha logrado, frente a las dificultades (adquisición de alimentos, fallas de transporte, acceso a los medicamentos)  emociones coherentes en función de resolver la situación: ha inventado nuevas recetas y nuevas acciones personales o colectivas en función de resolver la situación del transporte, atender las enfermedades, etcétera”.

 

2.3. El apagón del pasado 7 de marzo en Venezuela, producto de un sabotaje cibernético al cerebro del sistema eléctrico nacional, desde el exterior, reveló las fortalezas por las cuales los venezolanos no sucumben, ni ante las peores circunstancias. De hecho, Ovidia Suárez narra: «en medio de la oscurana di un aventón a una vecina; tenía tiempo que no la veía y le pregunté cómo le estaba yendo, me dijo: no tenemos luz ni agua ni señal, pero pa’ lante, todo bien”. Suárez admite que a pesar de que en esos momentos salen a relucir muchas miserias, no obstante en los venezolanos “lo que vas a encontrar es solidaridad y bondades del para con el otro. En medio de la oscurana, sacaron juegos de mesa, salieron a jugar con los muchachos, con los vecinos y eso es positivísimo

 

2.4. Todos estaban reunidos compartiendo, apoyándose en la cotidianidad y, en ese sentido, de alguna forma, estimulan la empatía que permite solidaridad y no compasión”; reitera que la calidad humana que existe entre los venezolanos es algo de lo que “deberíamos sentirnos muy orgullosos”. La psicóloga reseña que así es la cultura del venezolano.

 

2.5. Somos justamente eso históricamente, y hay como más conciencia cada día que pasa. Nuestro ejército salió a libertar otras naciones, no a destruirlas, y eso es una lección. Nuestros pueblos originarios no tenían imperios (como los aztecas o los mayas); nuestros pueblos eran cooperativos y libres, venían de pueblos que no conquistaban para someter, sino con el respeto hacia el otro; venían de culturas de solidaridad y respeto, y la mantenemos a pesar de los esfuerzos que se han hecho para romperla.

 

  1. El arma secreta

 

En medio de todo, los venezolanos, o la mayoría de los venezolanos, parecen tener un arma secreta ante la adversidad y es su permanente buen humor. “El carácter lúdico, eso que el venezolano de todo hace un chiste es impresionante, es inagotable, pareciera increíble que en medio  de situaciones tan difíciles y a veces tan dramáticas, aparece el chiste y ¿Qué hace eso? Funciona como una válvula de escape, no para escapar de la realidad, sino para aliviar la situación”, reflexiona Giuliani.

 

3.1. Como ejemplo, cita la auto juramentación del diputado venezolano Juan Guaidó, quien con apoyo de Estados Unidos se auto juramentó como presidente del país; en cualquier lugar del mundo esto es «un hecho gravísimo y en efecto nadie pierde de vista lo grave que es, pero la retahíla de cosas con que la gente se burló define al venezolano, la gente se empezó a autoproclamar de distintas cosas y ello condimenta la situación con un sentido lúdico que permite poner distancia con el elemento dramático”.

 

3.2. Suárez agrega que el venezolano, en general, está conectado con la alegría, “con la esperanza y eso, en fin, te conecta con la vida. El humor es una herramienta de la alegría. El venezolano es jocoso, fiestero; hasta de los peores momentos saca una diversión, y eso tiene que ver con que son esencialmente amorosos, una de las mejores herramientas para sobrellevar todo lo que les pueda pasar”.

 

3.3. Finalmente, Giuliani advierte que la cultura venezolana rechaza la conflictividad y la violencia. La idiosincrasia del venezolano tiene que ver con lo afectivo, lo lúdico; son sujetos que se vinculan de inmediato, hacen amigos enseguida. Eso ha actuado (aunque no de manera explícita) como un dique de contención, No es tan fácil penetrar una cultura como ésta”.

 

(LaIguana.TV)