Casi engañan al mismísimo perito de Armani, sorprendido por la calidad del «trabajo». Por no hablar de la profesionalidad del entramado. El empresario que quería abrir una tienda ‘outlet’ multimarca se desplazaba hasta una nave en Cuarte de Huerva, un pueblecito aragonés de 12.000 habitantes al sur de Zaragoza.

 

Allí le recibían dos nacionales españoles de aspecto muy solvente, que le mostraban varias maquetas e incluso un perfume asociado a cada maqueta: eran los tipos de tienda-franquicia que ponían a su disposición.

 

El empresario suscribía un contrato con los dos españoles, les pagaba 25.000 euros y ellos se comprometían a distribuir con él ropa de lujo multimarca de las mejores casas de costura pret-a-porter.

 

El empresario se iba contento, y abría la tienda: ya era parte de una red internacional, con nada menos que 100 establecimientos en España, de distribución de ropa y complementos (bolsos, etc). Lo que no sabía es que los artículos estaban, en un 95%, falsificados: Armani, Fred Perry, Calvin Klein, North Face, Burberry’s, Salsa, Tommy Hillfiger, Tous, Lacoste…

 

En concreto de la red más importante jamás desarticulada en España, según el histórico de la Policía Nacional, que hacía pública la operación este jueves: tres detenidos, otras 15 personas trabajando para ellos, cinco millones de beneficio, 8.000 prendas aprehendidas y el dato que da la dimensión de la estafa: además de las 100 franquicias ya abiertas, la banda distribuía ropa falsa a otras 400 tiendas outlet de toda España -la gran mayoría de las cuales tampoco sabía que vendía falsificaciones, con la consiguiente monumentalidad de la estafa-.

 

La investigación la han dirigido los agentes del Grupo Antipiratería de la Policía Nacional, junto al grupo de Delitos Tecnológicos de Zaragoza y el DAVA de la Agencia Tributaria.

 

Las marcas fueron las primeras en dar la voz de alarma, pero en algunos casos incluso a sus peritos les fue difícil establecer la falsedad de los artículos: las falsificaciones estaban muy bien hechas. Una perito de la Policía Científica con décadas de experiencia a sus espaldas confió a sus compañeros investigadores que se trataba de «las mejores falsificaciones que había visto nunca».

 

Vendían siempre online excepto a sus franquiciados, cuando les recibían para venderles la franquicia y de paso la materia prima. El precio final de la ropa, siempre vendida al por mayor, se quedaba en un 20% o incluso un 10% del precio real. El género volaba. A los franquiciados hasta se les ofrecía un servicio de personal shopper para elegir los productos que debían distribuir en sus tiendas.

 

Y todo ello lo habían montado en apenas año y medio, ingresando, que se sepa, cinco millones de euros. Para disimular, incluso distribuían incluso un poco de material auténtico: concretamente de la marca Levi’s. También guardaban certificados de autenticidad de muchas de las marcas que trabajaban. No tan buenos como sus falsificaciones: «Eran papeles muy chuscos, de una línea, sin el sello de Patentes y Marcas… Ese no era su fuerte», cuentan los investigadores policiales.

 

(ElMundo)