Tal y como lo comenta Thierry Meyssan en un clarificador artículo denominado ‘La Nueva Gran Estrategia de Estados Unidos’, es su modelo económico quien empuja las acciones sobre el tablero: «el capitalismo no es un proyecto político sino una forma de ganar dinero» puntualizaba el periodista francés.

 

Por tanto, para entender las razones de la guerra contra Venezuela, debemos ir más allá de los eufemismos preferidos por Washington, y adentrarnos en las razones económicas. Homero Español, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela por 25 años, nos sirve de guía en esta tarea.

 

— ¿Cuán importante resulta para EEUU hacerse de los recursos energéticos y de biodiversidad venezolanos?

 

— Estados Unidos es una potencia imperial y como tal no acata el marco de convivencia expresado por Naciones Unidas. Para EEUU no hay límites, pues actúa imponiéndose, haciendo caso omiso al multilateralismo y pactos recogidos en cuerpos legales de Nacionales Unidas y/o de foros regionales.

 

Para su clase dirigente, vinculada y constituyente de corporaciones transnacionales, los intereses de EEUU prevalecen ante cualquier otro Derecho de las Naciones o de los Pueblos.

 

La producción petrolera en EEUU se ha vuelto cada vez más difícil, lo que le ha llevado a métodos mucho más costosos como el de fracturación hidráulica. Igualmente, hay que considerar que por su condición imperialista y guerrerista, EEUU vive una situación muy incómoda, pues corre el riesgo de perder fuentes de aprovisionamiento de combustibles y materias primas que históricamente consideró muy seguras. Algo que no le ha facilitado la Revolución Bolivariana, que defiende su soberanía, su autonomía y solicita condiciones de respeto a su política interna; que a su vez promueve fórmulas de integración que se sostengan sobre la voluntad de los pueblos, y en lo que al petróleo se refiere, Venezuela solicita a EEUU condiciones de respeto a las organizaciones y países que protegen sus fuentes energéticas y, además del respeto a las situaciones normales de mercado.

 

— ¿Cómo aprecias la afirmación en torno a que el dólar de EEUU constituye una moneda sin respaldo económico?

 

— Hay que entender que la moneda de cada país constituye un pasivo para ese país. Mientras que para su poseedor, constituye un activo que es garantizado por la autoridad que emite la moneda. En definitiva, ¿qué representa tal cosa para su poseedor? Significa un derecho, una capacidad de compra, fundamentalmente de los bienes y servicios ofrecidos por dicho país. Bienes y servicios a ser adquiridos, en cantidades tales y, con relación a los precios de tales bienes y servicios.

 

Supongamos que en algún momento, de un tiempo determinado, todos y cada una de las personas que posean dólares de EEUU resolvieran comprar la oferta de bienes y servicios disponible en dicho país, en el tiempo considerado, dado el sistema de precios de esa economía. Preguntemos por lo pudiera ocurrir.

 

Pudiera ocurrir que la economía de EEUU no contara con una oferta capaz de satisfacer los niveles de demandas que, en efectivo, esto utilizando monedas de ese país, hicieran las personas propietarias de dólares de EEUU. Si efectivamente, eso fuera lo que sucediera, estaríamos diciendo que los dólares de EEUU no tienen contrapartida real, en términos de bienes y servicios. Si eso ocurriera se mostraría la bancarrota de la economía de EEUU.

 

Hay buenas razones para pensar que EEUU ha invadido al mundo de dólares que no tienen respaldo real en bienes y servicios ofrecidos por esa economía, una situación que se agravó a partir del periodo en que EEUU abandonó el pacto de Bretton Woods, y que se le ha facilitado en adelante, porque su moneda funciona como una divisa, un medio de pago internacional. ¿Qué la sostiene? Yo afirmaría que la credibilidad y fidelidad que los países y gobiernos del mundo le han concedido al dólar como divisa. Nada más.

 

 Hay quienes comentan, con mucha frecuencia, que a lo interno de la economía norteamericana se estarían gestando situaciones similares a las de 2008, incluso con mayor intensidad. ¿Qué opinas al respecto?

 

— Uno puede sostener a grandes rasgos, luego de haber leído materiales sobre el tema, que las causas de lo ocurrido en el 2008 hay que buscarlas   en el relajamiento del ordenamiento legal ocurrido entre los años 80 y 90 de la legislación financiera de EEUU. Cuando el sistema sufrió desregulación en comparación con años anteriores, cuando se limitaba sensiblemente la especulación financiera y se exigía que la banca cumpliera normas que garantizaran respeto al dinero de los clientes, a los ahorros de las  personas.

 

La liberalización del sistema de regulación permitió a los bancos la concesión de créditos en condiciones mucho más flexibles, dejando con ello un espectro de riesgo en cuanto a la recuperación de los créditos concedidos, en la medida en que los perfiles de los prestatarios fueron relajados, volviéndolos menos exigentes.

 

Pienso que los puntos nodales no resueltos de la crisis, unidos a nuevas situaciones pueden estar gravitando en el sistema y convertirse en el próximo misil que dispare una situación mucho más grave. Todo lo cual hay que evaluarlo a la luz de los temas que antes hemos venido poniendo en el tapete y de las nuevas situaciones.

 

— Nos hemos acostumbrados a oír, como un tema casi natural, que EEUU usa las guerras para revitalizar su economía. ¿Es esto cierto? Y de serlo ¿Cómo funciona esta lógica y dinámica?

 

— Los efectos de las guerras no solo producen la destrucción de los vencidos, sino que requieren grandes inversiones en aprovisionamientos y logísticas que aseguren resultados.

 

Por lo que hay que estar atentos para averiguar quiénes promueven la guerra y quiénes suministran los equipos y logísticas para las mismas. Cuáles son las economías que se dinamizan con este comportamiento.

 

De otra parte, las guerras también expanden los mapas que incluyen nuevos y potenciales enemigos, una situación que lleva a que los países se vean presionados para modernizar sus reservas preventivas y adicionalmente para aprovisionarse con los últimos adelantos en sistemas de guerra.

 

Pudiéramos decir, sin temor a equivocarnos, que el imperialismo norteamericano es, entre otras cosas, un propagador de la industria de la guerra, como su arma dinámica. Porque le asegura seguir manteniendo su dominio político y económico en el mundo. Un juego que tiene riesgos, como es el hecho de haber sido desplazado al sitio del tercer exportador de bienes a nivel mundial, aun cuando continúa manteniendo el primer puesto como exportador de servicios, fundamentalmente financieros y tecnológicos.

 

— ¿Consideras que las sanciones impuestas por EEUU a Venezuela han llevado al país suramericano hacia la conformación de alternativas financieras?

 

— Completamente cierto, sobre todo por la responsabilidad política de quienes dirigen los destinos del país. Creo que se han abierto nuevos frentes de trabajo que posibilitan distintas fuentes de financiamiento y una revalorización de los recursos naturales con los que se cuenta. Se han fortalecidos las alianzas con centros de economía emergente que garantizan al país mercados más ciertos y estables, al igual que fuentes adicionales de financiamiento.

 

En cuanto a pensar y reorientar la estructura de su parque productivo, también es una realidad exigida por la situación que enfrenta. Pero aquí hay que dejar claro que mover una estructura productiva como la venezolana no es una tarea fácil, sobre todo porque la misma se sostiene en una cultura amalgamada a partir de la misma conformación del país como nación.

 

— ¿Cuáles serían las rutas necesarias para que Venezuela y los demás países amenazados se garantizaran la protección ante las políticas sancionatorias de los centros imperiales o, de las amenazas de la guerra?

 

— Aquí me parece que los esfuerzos tienen que avanzar por el camino del aparato educativo a todos los niveles, en la búsqueda de una nueva realidad cultural en ciencia y tecnología. Piensos que las universidades y sus centros de investigación están en mora con el país, pues no han abierto rutas contributivas para el desarrollo de nuevas propuestas curriculares hacia la ciencia que asegure las habilidades y pensamientos que conduzcan hacia la disponibilidad de tecnologías que enrumben el país. Las universidades nacionales no han podido superar la colonización producida por los centros imperiales y más bien se han puesto en guerra con el Gobierno Nacional.

 

Aquí hay que retomar y fortalecer todas las tesis que adelantó el presidente (Hugo) Chávez, tesis no siempre asumida por la burocracia de alto nivel que de manera timorata no hizo lo que se le encomendara. Creo que no se ha dado toda la importancia a las relaciones con el Caribe y que el presidente Chávez vislumbró con tanta claridad, cosa similar ocurre con el Alba y sus posibilidades, así como tantos otros. Creo que se ha dado mucho peso a lo declarativo que no es malo, pero muy poco a las concreciones.

 

Los mayores esfuerzos deben ponerse en el desarrollo de una estructura productiva interna que apueste por el crecimiento hacia adentro, que suavice la angustia que solicita la afluencia de inversiones externas y, que se apoye en el pueblo. En los nuevos esquemas de organización del poder popular, el sistema comunal que debe salir de lo declarativo y dar un paso hacia áreas importantes de la producción y el comercio.

 

— Ante el fracaso inicial de la intervención militar, John Bolton ha dicho que las sanciones económicas se agudizarán, así como el cerco financiero.  ¿Cómo avizora este escenario? ¿Qué más cree que pueden hacer?

 

— Debemos tener claro que del imperialismo hay que esperarlo todo, pero así mismo que sus esquemas de presión y manipulación están muy expuestos a la vista del mundo. De ahí, que las acciones pueden venir por la vía de sus países satélites, especies de agencias sumisas cumplidoras de órdenes y pedidos. Sin olvidar que también esos países tienen serios problemas con sus pueblos, fundamentalmente por el desmontaje de esquemas de protección social que lograron a partir de la bonanza del 2000.

 

En ese sentido, lo que puede esperarse es una situación aterradora, como es el caso de la siembra extendida de operaciones terroristas y de sabotaje. Todo aunado a sus pretensiones de cerco internacional.

 

Aun así, saben que eso no es suficiente, pues el Chavismo existe y ocupa una parte significativa de la población venezolana, tiene un alto nivel de conciencia política y está dispuesto a defender lo que tanto esfuerzo ha significado para dignificar y garantizar derechos de su población.

 

(sputniknews.com)