El expresidente y líder de los trabajadores de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cumplió este domingo 7 de abril un año en prisión, acusado y condenado -sin pruebas- por la justicia brasileña por su supuesta vinculación con hechos de corrupción durante su gestión.

 

Lula, quien asumió la presidencia de Brasil en enero de 2003 y dedicó su gestión de Gobierno a ejecutar políticas inclusivas para dignificar a los sectores históricamente marginados, como los pobres y la clase trabajadora, se ha caracterizado por resaltar sus orígenes, su lucha por la izquierda latinoamericana, y por los episodios que marcaron su infancia.

 

Una particularidad que muy pocos conocen del exmandatario brasileño es que este tiene solamente cuatro dedos en su mano izquierda, producto de un accidente laboral que sufrió cuando apenas tenía 17 años.

 

Paradójicamente, durante un acto de entrega de 650 nuevas ambulancias para residentes de municipios del estado de São Paulo, el expresidente comentó que el percance ocurrió en una fábrica de dicha región cuando un torno mecánico de la empresa le tomó el dedo meñique de su mano hasta aplastarlo y provocar su amputación.

 

“Yo tenía 17 años cuando perdí este dedo. Si fuera hoy, no lo habría perdido. Me haría un implante y colocaría un dedo mayor que éste (…) Pero como era un peón llegué a las tres de la mañana oliendo a mono de trabajo, oliendo a grasa. El médico me miró a la cara y dijo: ‘¿Para qué necesita 10 dedos un peoncito? Voy a quitártelo’. Y me quitó el muñón”, relató.

 

“El médico podría haberme dejado el muñón para rascarme la nariz, pero me lo quitó”, bromeó Lula durante el acto político en el 2010, e indicó que se consideraba como portador de una discapacidad.  “Hoy lo llevo bien, pero pasé un año en el que iba avergonzado en el autobús. No quería que nadie viera mi dedo. Dejaba la mano metida en el bolsillo o la envolvía en una toalla. ¡Una bobada!”, recordó.

 

(LaIguana.TV)