Si se buscan los países, las causas y las amistades comunes del enviado especial del gobierno de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, y el pastor cristiano Pat Robertson (quien acaba de sugerir que se intente, de nuevo, asesinar al presidente Nicolás Maduro), se puede armar un expediente en el que aparecerán las peores atrocidades cometidas por el imperialismo estadounidense en Centroamérica en los años 80.

 

Estos dos funestos personajes también han coincidido en otros episodios belicistas de EEUU, en particular en contra de Palestina y del mundo musulmán en general.

 

Hace algunos años, cuando Robertson propuso asesinar al comandante Hugo Chávez, el analista político nicaragüense Carlos Escorcia Polanco escribió un artículo en el que puso en evidencia la larga trayectoria del “religioso” en toda clase de tropelías perpetradas en varios de los países centroamericanos en la oscura época de Ronald Reagan y George Bush padre.

 

“El tele-evangelista cobró notoriedad internacional en 1982 cuando se asoció estrechamente con el ultraderechista dictador guatemalteco general Efraín Ríos Montt –relató Escorcia Polanco-.  El dictador guatemalteco se había convertido en el primer presidente ‘cristiano’ (evangélico) de Latinoamérica y eso tenía eufórico al locuaz predicador, pese a múltiples denuncias que señalaban a Ríos Montt como responsable del asesinato de miles de indígenas guatemaltecos y de graves violaciones a los derechos humanos, que lo sindican como culpable de crímenes de lesa humanidad”.

En ese tiempo, uno de los operadores fundamentales de EEUU en la región era Abrams, cuyas relaciones con Ríos Montt han quedado demostradas en las investigaciones que condujeron a que el dictador evangélico fuese acusado de 1 mil 771 asesinatos, 1 mil 400 violaciones de los derechos humanos y del desplazamiento de 29 mil indígenas guatemaltecos, de acuerdo con informaciones oficiales. Abrams, encubrió, ayudó e instigó los crímenes de guerra y el genocidio en Guatemala.

 

“En su programa televisivo Club 700, Robertson urgió donaciones para la iglesia cristiana El Verbo a la cual pertenecía Ríos Montt. Muchos feligreses de esta iglesia, patrullaban junto con el ejército guatemalteco las montañas durante las brutales campañas de exterminio de los indios mayas y quichés en Guatemala”, relató el articulista.

Robertson de dedicó a cabildear en Washington par que  la administración Reagan suspendiera el embargo sobre ayuda militar a Guatemala que había impuesto el presidente Carter debido a violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno guatemalteco. Reagan, que no necesitaba mucho que lo convencieran, levantó el embargo en enero de 1983.

 

D’Aubuisson: Un tipo amable

Otro amigo común de Robertson y Abrams fue el sanguinario dictador salvadoreño Roberto D’Aubuisson. Así lo recuerda Escorcia Polanco: “No contento con ser el ‘padrino’ del dictador guatemalteco, Robertson también extendió su ala protectora al tristemente célebre coronel salvadoreño Roberto D’Aubuisson, fundador de los escuadrones de la muerte y autor intelectual del asesinato del arzobispo católico de San Salvador, monseñor Oscar Arnulfo Romero”.

 

El analista nicaragüense recordó que en uno de sus sermones televisados, Robertson dijo que D’Aubuisson “es un tipo muy amable”.

 

Por su parte, Abrams estuvo metido hasta la coronilla en la formación y operación de los escuadrones de la muerte. Se le considera directamente responsable de masacres como la de El Mozote, donde fueron exterminados centenares de personas, incluyendo niños.

 

Abrams defendió con uñas y dientes a este dictador incluso cuando fue llamado a una audiencia por el Congreso estadounidense en los años 90. Entonces, Abrams, con tono de indignación, aseguró que  “el historial del gobierno en El Salvador es un logro fabuloso”. Recientemente respondió de igual manera (sobre Guatemala y El Salvador) cuando fue interpelado por la congresista de origen somalí Ilhan Somar. Respecto a El Mozote, Abrams aseguró que se ha exagerado mucho, pues los muertos no fueron mil, sino unos 300.

Con la contra, claro

“El predicador Roberton acogió como suya la causa de los contras nicaragüenses –añadió Escorcia Polanco, hablando ya de su propio país-. Su condición de pastor no le impidió pasar revista a las tropas somocistas del coronel Enrique Bermudez en sus campamentos en Honduras. Durante un sermón dirigido a los ‘paladines’ de Reagan, Robertson llamó a los exguardias de Somoza: ‘Ejército de Dios’”.

 

La participación de Abrams en este tercer país es un hecho tan público y notorio que hasta fue condenado por su intervención en el caso llamado Irán-contras, una trama de tráfico de armas y drogas para financiar oficiosamente a un ejército mercenario que cometió toda clase de crímenes y unos 1 mil 300 atentados y acciones de sabotaje contra la población civil.

 

Ahora, Abrams y Robertson vuelven a coincidir en una de sus  “luchas por la democracia”, esta vez referida a Venezuela. Es como para estar muy alerta porque a esos dos personajes Dios los ha criado y el diablo los mantiene juntos.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)