El deterioro y desgaste de la catedral de Notre Dame de París era conocido y diferentes expertos ya estimaron hace años que ese inmueble necesitaba una remodelación, a pesar de que Francia dedicaba cerca de 2,4 millones de dólares anuales a su cuidado.

 

En 2017, el portavoz de ese templo, André Finot, ya comentó al diario estadounidense The New York Times que la piedra estaba erosionada por todas partes y la situación «se está saliendo de control por doquier».

 

«Mientras más sopla el viento, más de estos pequeños trozos se caen», ´lamentó este vocero mientras veía fragmentos de piedra en la azotea de esa joya arquitectónica que aún no corría un riesgo inminente, pero sí se encontraba en un momento crítico.

 

De hecho, el dirigente de la fundación Amigos de Notre Dame de París, Michel Picaud, aseveró que había «una necesidad real de un trabajo de restauración urgente» que costaría alrededor de 180 millones de dólares.

 

Sin embargo, el proceso se complicaba por las peculiaridades estructurales de esa obra gótica: todos sus elementos desempeñaban un papel dinámico y, si se prescindía de alguno, se produciría «un desequilibrio en alguna parte», comentó el arquitecto en jefe encargado de las obras de restauración, Philippe Villeneuve.

 

Este 15 de abril, la catedral de Notre Dame sufrió un voraz incendio que se propagó rápidamente por su parte superior y provocó los derrumbes de la aguja y de todo su techo.

 

André Finot ha aseverado que de la catedral «no quedará nada, aparte del marco». Por su parte, los Bomberos han manifestado que el suceso podría deberse a los trabajos de restauración.

(RT)