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El luchador revolucionario Fabricio Ojeda, cuyos restos son trasladado este lunes al Panteón Nacional, es ejemplo indestructible de las luchas del pueblo por la patria libre, destacó la canciller de la República, Delcy Rodríguez.

 

«Con Chávez decimos: Rindamos tributo a un gran revolucionario, mártir del pueblo, gran pensador. Sigamos su espíritu Insumiso y Militante», resaltó Rodríguez a través de un mensaje publicado en su cuenta Twitter.

 

En la red social, indicó que el luchador trujillano nacido en 1929 fue «símbolo de la resistencia popular y patriota en contra de la traición puntofijista», que lo llevó a dejar una curul en el Parlamento Nacional para emprender junto las fuerzas populares la lucha por una democracia que verdaderamente le perteneciera al pueblo.

 

Ojeda, uno de los actores de la rebelión cívico-militar del 23 de enero de 1958, «iluminará nuestra lucha por la patria» desde el Panteón Nacional, expresó la Canciller.

 

La vida de Fabricio Ojeda transcurrió entre la política, el periodismo y la lucha revolucionaria. Como joven comunista, al frente de la Junta Patriótica (conformada por el PCV, URD y jóvenes revolucionarios de AD y Copei), emprendió el combate popular contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, hace 59 años.

 

Ojeda, quien había sido electo por voluntad popular como diputado al Congreso Nacional, en diciembre de 1958, decidió renunciar a ese cargo en junio de 1962 e irse a las montañas para combatir, junto a grupos guerrilleros, por la liberación de Venezuela.

 

El 20 de junio de 1966 fue capturado en La Guaira, estado Vargas, por el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa). Dos días después, y en muy extrañas circunstancias, apareció asesinado en su celda.

 

(AVN)