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A ver:

 

1. El ascenso de Trump es parte de un choque de élites. Al sistema-mundo neoliberal capitalista globalizado se le coló uno que no era de ellos. Es un proteccionista. Eso no es necesariamente malo. El problema es que forma parte de un nuevo establishment que entendió que la globalización ya no funciona para la hegemonía yankee. Eso no hace a Trump un revolucionario. Aprendan a separar las vainas.

 

2. Reseñar esa pugna de élites no significa que uno apoye a Trump. Es comer cotufas viendo cómo el poder se engulle en sus altas esferas.

 

3. La postura de que «Trump es misógino y hay que sacarlo» (aplica para su racismo y sus posturas ultra fachas y conservadoras, etc.) viene a hacerle el juego a los socialdemócratas liberales que terminarán beneficiándose de la súbita indignación por Trump y terminarán colocando a otro demócrata como Obama, Clinton, u otro de estilo derecha conservadora «políticamente correcta», republicana, como Bush o McCain. El feminismo posmo, el liberalismo gringo comeflor y similares, van de invitados a una fiesta que no es de ellos. Sospecho de Madonna hablando sandeces de política. Decir eso no es pecado político.

 

Bueno sería dejar que Trump se bata a muerte con el viejo status quo, sin darle ayuditas a esa vieja élite, mientras nos concentramos en construir nuestro modelo de sociedad. Aprovechar los eventos para ir contra TODAS las élites y no sólo contra la que personifica el esposo de Melania.

 

4. Ojalá Trump sea todo lo que dice ser para que media humanidad se vaya a la mierda y así entendamos definitivamente que no hay viabilidad de proyecto justo de sociedad con el modelo que EEUU ha pregonado y seguirá pregonando antes y durante Trump.

 

5. Sea desde la izquierda o desde la derecha, comparar a Trump con Chávez o decir que es un Chávez en EEUU, es de muchacho gafo.

 

6. Decir que Obama era más bueno porque es negro y le besa la mano a su mujer, es de adicto a la estupidez.

 

7. Trump es la máxima expresión vista hasta ahora de la decadencia gringa. Es su monstruo de Frankenstein que se les salió del laboratorio. No hay nada heroico ahí, aunque lo quieran tumbar George Soros, CNN o algunas transnacionales y bancos. A lo mejor resulta domesticado y termina siendo igual o peor que Obama, pero anaranjado. Ojalá que no.

 

8. «Yo quiero que Trump termine su mandato». Sí. Así, como la señora aquella del video. La sociedad gringa debe implosionar y debe lidiar con coyunturas y procesos sociales severos para que algo bueno al fin surja de allí. Ojalá al cerdo en cuestión no le dé por joder en los mismos niveles al resto del mundo, como hicieron sus predecesores o como seguramente lo hubiese hecho la vieja loca coñoemadre de Hillary. Que los gringos se concentren en su peo. Que el propósito de la alta política de la Casa Blanca se base en sostenerle la cabeza en los hombros a Su Majestad. Que se jodan ellos ahí. Que se conviertan en una telenovela de las 9.

 

9. La derecha en sus más altas esferas se fragmenta. La izquierda mundial (experta en divisiones) debería ver cómo el descontento por el sistema sociopolítico-económico -dados los actuales metabolismos del capital- está siendo encarrilado a favorecer posturas de ultra derecha. Es decir, la izquierda sigue sumida en taras ideológicas sin lograr consolidar un discurso unitario multinacional que sea alternativa política real. Así que la culpa de un Trump y sus fotocopias a escala que vendrán, no es de la derecha, es de la izquierda. La cagamos.

 

10. No digo más porque ya me arreché.

 

(misionverdad.com)