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Gaita y puente; Chinita, Santa Lucía y San Benito; Guajira y petróleo; mandoca, patacón, huevo chimbo y chivo en coco, son elementos que identifican a los zulianos, quienes además mantienen vivo el voseo, que se resiste a ser desplazado por el tuteo prevaleciente en el país.

 

Estos referentes, como los tienen cada entidad que conforma la Patria Bolivariana, son orgullo de los que nacieron en el estado occidental de Zulia. Los presentan como sus símbolos de identidad, así como lo son la arepa, el pabellón, el joropo, el tricolor nacional, Simón Bolívar.

 

El 28 de enero, para la mayoría de los zulianos e inclusive, los venezolanos en general, esta región del país celebra el Día de la Zulianidad, solo tomando como dato ese orgullo de haber nacido en esta rica región; entonces, en escuelas, colegios e instituciones lo festejan con furro, cuatro maraca y tambor; con mandocas con queso, con mantas guajiras.

 

«Tenemos que darle a la zulianidad, su significación histórica, su significación de unidad e integración que se inició el 28 de enero de 1821, cuando Maracaibo se declaró libre e independiente de la corona española y se integró al proyecto promovido por Simón Bolívar», reseñó Ligia Berbesí, directora del Acervo Histórico de Zulia y quien junto a la profesora María de Queipo, a través del Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Izepes), la Biblioteca Pública María Calcaño y un equipo colaborador anda transitando comunidades, centros educativos y otras instituciones realizando conversatorios y encuentros en el tema de la descolonización de la memoria.

 

La historiadora refiere que los hechos de ese 28 de enero, cuando el gobernador Francisco Delgado y el Cabildo marabino, declararon la libertad e independencia de Maracaibo del gobierno español, son maltrechos por la historia, que ocultó los hechos que significaron el derrumbe del imperio hispano y que le dan un verdadero significado a la zulianidad, tomando en cuenta la participación de marabinos en ese episodio que marcó el punto de partida para el triunfo definitivo de la Batalla Naval del Lago, en 1823, y la Campaña Liberadora del Sur, en el intento bolivariano de unificar los pueblos del continente.

 

Berbesí asegura que no significa esto que la simbología no sea importante , lo cual prevalece en los programas educativos, pero cercenar la historia busca moldear la noción de autonomía regional, con la idea de crear ideas separatistas.

 

«Ha sido intencional que no tengamos memoria de los hechos, que desconozcamos nuestra memoria y es nuestra responsabilidad, desde el Gobierno Bolivariano, recuperar la riqueza del pueblo luchador que ha tenido el Zulia, que nunca ha estado de espaldas a la realidad y cuenta que nos queremos separar y que somos distintos. Sí somos distintos, pero venezolanos, puesto que formamos parte de una sola patria, que es la patria grande y que estamos tratando de recuperar con la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (Alba), el Mercado Común del Sur (Mercorsur). Allí estamos tratando de recuperar la Patria para esa dignidad», argumentó al destacar que Zulia está unido en la diversidad y el hilo conductor es la venezolanidad.

 

Unidos en la diversidad

 

César Pérez, participante de la línea de investigación sobre descolonización en la Universidad del Zulia, asegura que hay unos anclajes históricos, que hay que revisar y reflexionar, pues dentro de ellos existe una trama de poder y dominación de unas élites sobre un pueblo soberano.

 

«Allí es cuando podemos ir rehaciendo la historia y más bien pensar que esa historia que se escribió sin el pueblo, sea ahora escrita por la gente y construir la memoria histórica instalada por el liberalismo de las ilustraciones, que se anclaron incluso en los textos escolares, en los programas educativos, y que hacen que reproduzcamos la práctica de celebrar la zulianidad, por ejemplo, llevando un dulce típico a la escuela», replica.

 

Para el investigador pensar en una reconstrucción del 28 de enero dentro de una estructura revolucionaria, socialista y de un estado descolonial, es reconocer que existen, ha existido y van existir las prácticas propias, idiosincrasia y forma de ser, pero que de algún modo tiene que haber una pedagogía de la memoria, de tal forma entender esa estructura de dominación que se dio en un momento determinado de la historia.

 

«El momento histórico por el que caminamos representan un reto y un desafío no solo a la estructura social y política, sino a la estructura pedagógica que hoy prevalece en el país. (…) Es reflexionar que hay unas prácticas pedagógicas que tenemos que revisar para educar la memoria en un sentido diferenciador, inclusivo, de liberación», esgrimió el investigador.

 

La declaratoria de Maracaibo libre del 28 de enero de 1821, sin omitir los referentes simbólicos, como los tienen los llanos, los Andes, el oriente del país, es la misión que Berbesí considera debe asumir la Gobernación de Zulia para la celebración de la zulianidad, que va en el hilo conductor de la venezolanidad desde la visión del proyecto bolivariano y no con la idea inoculada del separatismo.

 

(AVN)