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Con cuatro balazos en la puerta de un bar: así fue como Fabio Di Lello mató al hombre que había atropellado y matado a su esposa.

 

La venganza de Di Lello, un panadero y futbolista de 32 años, fue un verdadero asesinato a sangre fría, ejecutado este miércoles en Vasto, en la región italiana de Abruzzo.

 

La víctima, Italo D’Elisa, es un joven de 22 años que el 1 de julio del año pasado atropelló a Roberta Smargiassi, la esposa de Di Lello, que iba viajando en su moto. De hecho, y quizás de manera simbólica, la vendetta de Di Lello ocurrió a pocos metros del cruce donde hace siete meses ocurrió el accidente.

 

Tras el episodio, el asesino llamó a un amigo para contarle lo ocurrido; luego se dirigió al cementerio para darle un último saludo a su Roberta: allí, sobre la tumba de la mujer, la policía italiana encontró el arma usada para el crimen.

 

Posteriormente, el hombre se entregó a los carabineros italianos y ahora está detenido.

 

El caso de justicia por mano propia conmovió a Italia y ocurre a siete meses del accidente que había conmocionado a la comunidad de Vasto. Es que en los días siguientes a la muerte de la mujer, hubo una manifestación para pedir justicia para Roberta. Ese día, Di Lello estaba en primera fila junto a los familiares de la esposa.

 

Pero para Fabio Di Lello el dolor se transformó en obsesión. “Me robaron a mi Roberta, robaron sus sueños, sus proyectos de vida, robaron su deseo de ser madre, le robaron mi amor, sus amigos, su amor por la vida, su sonrisa, se la robaron a sus padres, a todos nosotros”, escribió en el diario local, junto al anuncio de una misa en su recuerdo. “Transformaron su dolor y su muerte en algo parecido a un videojuego”, agregaba Fabio. “Me pregunto: ¿dónde está la justicia? Me respondo: ¡tal vez no existe! No nos olvidemos, luchemos para que no haya otra Roberta“, escribió.

 

El pedido de justicia continuó en las redes sociales: como foto de perfil eligió una imagen de su esposa con la leyenda de “Justicia para Roberta”; aunque, tal vez, en su cabeza ya empezaba a tomar forma la idea de la justicia por mano propia: la foto de portada es una escena de la película El Gladiador, cuando el protagonista vuelve de la guerra y encuentra a su familia asesinada. Y decide vengarse.

 

(Infobae)

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