A pesar de que Washington ha manifestado en varias ocasiones que «todas las opciones están sobre la mesa», dentro del gobierno hay serias dudas sobre la efectividad de esta estrategia y ha causado fuertes roces entre altos miembros de la administración de Donald Trump.

 

Desde hace unas semanas, la oposición venezolana venía ejecutando un minucioso plan con el que, creían, finalmente forzarían la salida del presidente Nicolás Maduro de Venezuela. Varios de sus altos militares y aliados civiles supuestamente habían sido persuadidos a cambiar de lado, mientras que a otros se les ofreció salir del país. También había una fuerte sospecha de que Maduro volaría a La Habana.

 

Sin embargo, el lunes, dos días antes de lo presupuestado, el plan comenzó a quebrarse. Maduro, al parecer, se dio cuenta de los avances de la oposición. Guaidó, por su parte, en el afán de evitar que colapsara la estrategia, la adelantó. Una decisión que tomó por sorpresa, incluso, a los Estados Unidos.

 

El miércoles, un día después de ejecutado el plan de Guaidó, en el que se logró la libertad de Leopoldo López, pero en el que no se consiguió la salida de Maduro, el secretario de Estado de EE. UU. Mike Pompeo dijo que su país aún se deseaba una resolución pacífica, pero que “la acción militar era posible”.

 

“Si eso es lo que se requiere, eso es lo que hará Estados Unidos», dijo a Fox Business Network.

 

Sin embargo, altas fuentes del gobierno consultadas por el periódico estadounidense The Washington Post afirman que Donald Trump se mantiene “reacio” a ejecutar un plan militar en Venezuela. Una postura que le ha provocado enfrentamientos con John Bolton, asesor de seguridad de la Casa Blanca, y del que dicen es quien más ha abogado por una intervención para deponer a Nicolás Maduro.

 

“El presidente ocasionalmente ha expresado a otros que Bolton quiere meterlo en una guerra”, de acuerdo con dos asesores cercanos a Trump consultados por The Post. Ambos dijeron, además, que era poco probable que el presidente estadounidense autorizara algún tipo de acción militar a largo plazo en Venezuela.

 

Al mismo tiempo, sin embargo, los asesores le dijeron al diario estadounidense que Trump que le ha dado a Bolton un amplio alcance sobre todo lo que tiene que ver con Venezuela.

 

La postura belicista de Bolton, dicen asesores, ha enfurecido a algunos dentro y fuera de la Casa Blanca. Incluso antes de los hechos del pasado martes, Bolton se enfrentó con el general Paul Selva, el segundo oficial militar de mayor rango en los Estados Unidos, quien en las últimas semanas ha sido el designado por el Pentágono para manejar la crisis venezolana.

 

(El Espectador)