La Policía de EEUU irrumpió este lunes de forma ilegal en la embajada venezolana en Washington, en la que entregaron un documento de desalojo a los activistas que habitan el edificio desde mediados de abril, ante la amenaza de usurpación de Carlos Vecchio, «representante» del opositor Juan Guaidó.

 

Los activistas estadounidenses, que desde hace más de un mes permanecen en el espacio diplomático, afirmaron que no abandonarán los espacios de la sede pese al asedio incesante de las autoridades norteamericanas.

 

Existe cierto paralelismo entre la situación que enfrenta el colectivo de activistas y el propio país suramericano, que también es víctima de agresiones reiteradas por las fuerzas del Gobierno que preside Donald Trump.

 

Bloqueo de alimentos

 

Los miembros de organizaciones estadounidense como Code Pink y Popular Resistance han sido víctima del bloqueo en el suministro de alimentos. Incluso, los activistas enviaron bolsos para que se los llenen de comida, pero en algunos casos los opositores que velan en las cercanías del edificio lo impiden.

 

De forma similar actúa el Gobierno de EE.UU. contra Venezuela, al que ha pretendido imponer un cerco en el que también se ha buscado suprimir el envío de medicinas necesarias para el pueblo venezolano y su subsistencia.

 

Violación a la soberanía y a la ley internacional

 

El hostigamiento a la sede diplomática de Venezuela en Washington es parte de la agenda de agresión que ejecuta el gobierno estadounidense contra Venezuela. Sin embargo, según el artículo 22 de la Convención de Viena, los locales de la misión diplomática no pueden ser penetrados por agentes del Estado receptor sin consentimiento del jefe de la misión, por lo que solo podrían entrar en la embajada con autorización de los representantes diplomáticos de Venezuela en el país.

 

De esta manera, EE.UU. ha violado reiteradamente el derecho internacional, al permitir que los seguidores de Juan Guaidó asediaran la embajada hasta intentar entrar, por lo que se está violando el derecho internacional.

 

A su vez, numerosas acciones estadounidenses han buscado violar la soberanía de la nación. Recientemente, la Armada Nacional Bolivariana (ANB) informó sobre una incursión marítima en la que el buque USCG James, que opera en el Mar Caribe adscrito a la Guardia Costera de EE.UU., ingresó sin autorización a «zona económica exclusiva» venezolana.

 

Hay que destacar las constantes sanciones que se realiza contra el pueblo venezolano, que limitan la posibilidad de satisfacer las necesidades del pueblo y constituyen una agresión directa al bienestar y estabilidad de los venezolanos.

 

Ataques a servicios públicos

 

El corte del suministro eléctrico fue una nueva medida de presión para que los activistas a favor de la Revolución Bolivariana abandonaran la embajada. De igual forma, el servicio de agua también fue limitado desde el exterior, pese a no existir razones ni motivos justificables para ello.

 

Este accionar es similar a los sucesos del pasado marzo en Venezuela, en el que una serie de ataques eléctricos contra el país buscó paralizar las actividades y generar u clima de zozobra y desestabilización.

 

Pese a esto, el Gobierno venezolano ha podido combatir este accionar contra el pueblo.

 

Amenaza de intervención militar

 

Las constantes amenazas enviadas por altos dignatarios del Gobierno de Trump y su abierto respaldo a acciones violentas como el fallido golpe de Estado del 30 de abril representan una violación a la soberanía venezolana y ponen de manifiesto las intenciones intervencionistas e injerencistas del Gobierno norteamericano.

 

Esto se refleja en las amenazas de desalojo, que ya es considerado ilegal desde el punto de vista del derecho internacional, contra el colectivo que reside en la sede diplomática.

 

Apoyo del Gobierno de EE.UU. al golpe de Estado

 

Los activistas de la organización Code Pink denunciaron que la Policía y el Servicio Secreto de EE.UU. colaboran con el asedio a la embajada venezolana, ya que las autoridades ayudan a los opositores venezolanos con el bloqueo al acceso de alimentos y agua a la embajada.

 

Este respaldo a generar un clima de ingobernalidad en la nación suramericana se compara con el apoyo que recibieron los golpistas del fallido intento del 30 de abril, en el que el opositor Juan Guaidó recibió aliento de funcionarios estadounidenses como el senador Marco Rubio.

 

“No dejes que te quiten esta oportunidad (…) No permitas que este momento se escabulla. Puede que no vuelva”, aseguró Rubio a través de su cuenta en la red social Twitter.

 

De forma parecida se expresaron voces gubernamentales como el asesor de Seguridad Nacional del Gobierno estadounidense, John Bolton y el secretario de Estado de esa nación, Mike Pompeo.

 

Mirada indiferente de la comunidad internacional

 

Ante este accionar violento y desestabilizador del que es objeto Venezuela, la comunidad internacional en su gran mayoría, no solo no ha repudiado los ataques imperiales, sino que tampoco ha censurado a EE.UU. a disminuir los ataques.

 

Esto se puede ejemplificar con el mism movimiento en la embajada, del que se han esuvhado pocas voces denunciando las agresiones sufridas por el colectivo que reside en la embajada con anuencia del Gobierno que preside Nicolás Maduro.

 

(teleSUR)