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Venezuela flexibilizará sus normas cambiarias para los exportadores privados, al reducir el porcentaje de divisas que deben venderle al Banco Central, anunció este lunes el gobierno.

 

Desde septiembre pasado, los exportadores ya se benefician de una medida que les permite retener hasta 60% de las divisas que perciben, siempre que las destinen a rubros como la venta de materia prima.

 

Sin embargo, un nuevo convenio cambiario que será publicado próximamente elevará ese margen a 80%, dijo el ministro de Comercio Exterior e Inversión Internacional, Jesús Faría.

 

El porcentaje restante se deberá seguir vendiendo al Estado a una tasa oficial flotante que ronda los 690 bolívares por dólar.

 

“Es una forma de acceder a las divisas, que aún son escasas”, señaló el funcionario durante un encuentro con representantes de empresas afiliadas a la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura Venezolano-Francesa.

 

El reglamento del nuevo convenio prevé además que las empresas dispuestas a repatriar capitales mantengan el 100% del valor exportado para financiar costos ligados a su actividad, como compra de insumos y activos fijos, indicó Faría.

 

“Es una nueva puerta que se abre”, destacó el ministro, quien se comprometió a seguir desmontando trámites burocráticos que según los exportadores dificultan su labor.

 

En Venezuela -que deriva 96% de sus divisas del petróleo- las ventas privadas al exterior representan menos del 5% de las exportaciones.

 

En el país caribeño rige un férreo control de cambios desde 2003 con dos tasas oficiales, una de 10 bolívares por dólar válida únicamente para la importación de alimentos y medicinas, y la de 690 bolívares, cuyo acceso es muy restringido.

 

La caída de los precios del crudo redujo los ingresos en divisas en un 75% en el último año y medio, según Faría, una situación crítica para un país dependiente de las importaciones.

 

Esa sequía de dólares, sumada al estado anémico del aparato productivo, genera una escasez crónica de alimentos y medicinas.

 

También hay una inflación descomunal por la emisión de dinero sin respaldo y porque muchos importadores deben comprar dólares en el mercado negro (5,5 veces más caros que la tasa oficial más alta), lo que se refleja en el precio final de los bienes, según economistas.

 

El FMI proyecta una inflación de 1.660% para 2017.

 

Faría estimó que, en ese contexto -que el gobierno atribuye a una guerra económica-, “exportar es clave”.

 

“Este año vamos a tener un repunte”, confió el ministro.

 

(AFP)