Una de las primeras “gestiones de gobierno” realizadas por Juan Guaidó luego de autojuramentarse presidente, el 23 de enero pasado, fue escribirle una carta a la primera ministra del Reino Unido, Theresa May para pedirle que el Banco de Inglaterra no le permitiera al gobierno de Nicolás Maduro tener acceso a las 1 mil 200 toneladas de oro que el país tiene depositadas en esa institución.

 

Al parecer, la funcionaria nunca se pronunció públicamente al respecto, pero lo cierto del asunto es que hasta ahora, el oro venezolano sigue en poder del ente financiero inglés, en lo que muchos, dentro y fuera del Reino Unido, han calificado como un retorno de “la pérfida Albión” a las andanzas de los grandes corsarios, mediante las cuales se apropió del oro y la plata que, a su vez, España se llevaba de sus colonias americanas.

 

Guaidó envió esa carta amparado en el hecho de que el gobierno de May fue uno de los primeros que se apresuró a reconocerlo como supuesto presidente encargado. En efecto, Reino Unido, como es bastante habitual, secundó a Estados Unidos en su decisión de considerar a Guaidó como el jefe del Estado venezolano, desconociendo así al presidente Maduro.

 

May, del Partido Conservador, ha estado siempre alineada con EEUU no solo en su empeño por cambiar el gobierno de Venezuela, sino también en ejecutorias de agresión militar contra otros países, como es el caso de los bombardeos a Siria, en 2018.  Estas agresiones se ejecutaron junto a EEUU y Francia, en supuesta represalia a un ataque químico atribuido al gobierno de Basha Al Assad, que luego resultó ser una evidente falsedad.

 

Apoyo a los opositores violentos

En julio de 2017, mientras el país vivía el cuarto mes de violencia callejera propiciada por la oposición, May recibió en la residencia oficial a una delegación de opositores encabezada por Julio Borges y Antonieta Mendoza de López, la madre de Leopoldo López. Luego, la oficina de la primera ministra emitió un comunicado en el que señaló que “el encuentro de hoy constituye una señal inequívoca de que el Reino Unido continúa trabajando con nuestros socios internacionales para presionar a las autoridades a fin de que hagan disminuir la tensión en Venezuela y eviten que el país continúe alejado de la democracia”.

 

En enero, tras la autojuramentación de Guaidó, Reino Unido ha mantenido su política de respaldo a la llamada transición, a la manera pautada por el gobierno de Donald Trump. En los intentos que EEUU ha hecho por condenar a Venezuela en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la representación británica siempre se sumó a las iniciativas de Washington. Reino Unido estuvo en el grupo de naciones europeas que le dieron a Venezuela un ultimátum para convocar elecciones presidenciales en un mes. Ese plazo caducó hace ya bastante rato.

 

Después de los sucesos del 30 de abril, ante la insistencia de los periodistas sobre si había cambiado la postura de May respecto a Venezuela, una de sus voceras respondió que “Hemos dejado claro que Reino Unido, junto con sus socios internacionales, reconoce a Juan Guaidó como presidente constitucional interino de Venezuela hasta que se puedan celebrar elecciones presidenciales creíbles. Nuestro enfoque es la resolución pacífica de la crisis y la restauración de la democracia venezolana. El pueblo venezolano se merece un futuro mejor, ya ha sufrido bastante y el régimen de Maduro debe terminar”, agregó.

 

Irónicamente, el régimen de May terminó antes, al producirse su renuncia este viernes 24 de mayo.

 

Los opositores a May, especialmente los grupos de izquierda, han realizado varias manifestaciones relacionadas con Venezuela, en las afueras del número 10 de Downing Street. Las protestas han sido por al apoyo del gobierno conservador a la tentativa de golpe de Estado y para reclamar la devolución del oro venezolano que mantiene ilegalmente retenido el Banco de Inglaterra.

 

(LaIguana.TV)