El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, dijo que el representante del país para colaborar con una salida pacífica en Venezuela, Enrique Iglesias, intentará formar una mesa de negociación entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.

 

El representante de Uruguay para colaborar en encontrar una salida pacífica en Venezuela es Enrique Iglesias, quien «intentará establecer una mesa de negociación y convencer a las partes de que el camino de salida es pacífico para transitar hacia una democracia plena», dijo el mandatario tras reunirse con embajadores de la Unión Europea (UE) en Montevideo, según un comunicado de la Presidencia.

 

Iglesias además fue nombrado esta semana como asesor especial para Venezuela por la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, para apoyar las acciones de la UE y del Grupo Internacional de Contacto (GIC) por Venezuela, que también conforma Uruguay, comunicó el Servicio Europeo de Acción Exterior.

 

Iglesias nació en Asturias, España, en 1930, pero además tiene nacionalidad uruguaya.

 

Se graduó en economía y administración en la Universidad de la República en 1953 y luego se especializó en EEUU y Francia.

 

Fue director Técnico de la Oficina Nacional de Planeamiento y Presupuesto de la Presidencia de Uruguay y presidente del Banco Central de ese país.

 

También fue secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.

 

Vázquez agregó que «existe preocupación» por la situación en Venezuela, «pero esperanza de avanzar con el Gobierno y con la oposición».

 

Expresó que «la UE y Uruguay trabajan juntos en una salida pacífica, democrática, de diálogo y consensuada para Venezuela».

 

El GIC, integrado por la UE, Alemania, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido, Suecia, Uruguay, Bolivia, Costa Rica y Ecuador, impulsa un proceso político para hallar una solución a la crisis en Venezuela.

 

Fue establecido el 31 de enero por la UE y el 7 de febrero pasado se realizó la primera reunión del GIC en Montevideo, presidida por la UE y Uruguay.

 

En su declaración final, el grupo pidió «una salida pacífica y democrática» para Venezuela, «a través de elecciones libres, transparentes y creíbles».

 

El 7 de mayo el GIC cumplió los 90 días que se había asignado para trabajar sobre la situación de Venezuela, pero decidió continuar su labor.

 

La crisis en Venezuela se agravó a partir del pasado 5 de enero, cuando el diputado opositor Juan Guaidó fue elegido presidente de la Asamblea Nacional, en desacato desde 2016.

 

El 23 de enero, dos días después de que el Tribunal Supremo anulara su designación, el legislador se autoproclamó «presidente encargado» del país, apelando a un artículo de la Constitución que prevé la figura en caso de que exista un vacío de poder, pero no bajo el argumento de «usurpación del cargo», como alegó.

 

Maduro, quien asumió su segundo mandato el 10 de enero pasado tras unas elecciones a las que la oposición no se presentó por considerar que no estaban dadas las garantías para participar, calificó la autoproclamación de Guaidó de intento de golpe de Estado y responsabilizó a EEUU de haberlo orquestado.

 

Guaidó fue reconocido de inmediato por EEUU, a los que se sumaron unos 50 países.

 

(Sputnik)