La propuesta del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de adelantar elecciones legislativas no pasó desapercibida en los sectores que conforman la oposición política del país caribeño, en especial entre los integrantes de la Asamblea Nacional (AN), dirigida por el diputado Juan Guaidó.

 

La polémica dentro de las filas opositoras surge después de efectuarse la segunda ronda de conversaciones en Noruega entre el Gobierno venezolano y los enviados de Guaidó. En ese contexto, las nuevas grietas en la oposición venezolana se focalizan en la disyuntiva de apoyar o no unos eventuales comicios, e incluso en impulsar o desestimar el proceso de diálogo en Oslo, donde las partes han demostrado su «voluntad de avanzar» en la búsqueda de una solución a la crisis, que justamente incluye «asuntos electorales», según refirió el Gobierno de Noruega en un comunicado.

 

Los ‘dialoguistas’ excluidos de Oslo

 

Una de las principales desavenencias en la oposición es la postura de un sector a favor del diálogo, previo a un escenario electoral. Aunque por esta posición han sido tildado de «colaboracionistas» con el Ejecutivo, a la fecha se mantienen firmes. 

 

«Tiene que haber diálogo, no hay de otra», insiste el diputado opositor Timoteo Zambrano, quien espera que de las recientes reuniones «haya resultados positivos para el país». 

 

Como él, Enrique Ochoa Antich, Claudio Fermín o  Enrique Márquez (este último diputado del partido Un Nuevo Tiempo) apoyan públicamente los esfuerzos en Noruega, aunque ninguno de ellos, como factores antichavistas, participan en las reuniones en Oslo ni son tomados en cuenta por Voluntad Popular (VP), el partido donde milita Guaidó y que lleva la batuta opositora en las conversaciones.

 

Al respecto, Ochoa Antich cree que VP representa una «oposición extremista», de la cual no se pueden esperar resultados consensuados: «Expreso descarnadamente mis dudas con esta oposición que acude presta a Noruega (…) Los oigo, los leo, y solo encuentro una racionalidad esencialista, antidialogante, maximalista e inmediatista», escribió en un reciente artículo.

 

Sin embargo, Zambrano es más optimista, pero no tanto por las delegaciones participantes: «Ahí tenemos confianza en la experiencia de negociación del Gobierno de Noruega como facilitador», sostuvo en conversación con este medio. 

 

Antidiálogo

 

También existe otra franja opositora contraria a un diálogo que derive en una elección, de cualquier naturaleza, con el presidente Maduro al frente del Gobierno. Este grupo concibe la idea de que Caracas utiliza las conversaciones para «ganar tiempo», en los momentos de crisis política y económica que atraviesa el país suramericano.

 

«El diálogo no va resolver el conflicto», indicó vía telefónica el diputado Ángel Medina, del partido de Primero Justicia, dirigido por Julio Borges. Desde ese espacio político afirma no estar al tanto de las reuniones en Oslo y ratifica que ninguno de sus militantes participan en los encuentros.

 

Otro motivo que tienen para desechar el diálogo es la experiencia de abril de 2014, cuando la oposición y el chavismo, en cadena de radio y televisión, intercambiaron públicamente sus diferencias.  

 

«En ese entonces, fuimos engañados (…)  ¿Cómo podemos creer que los diálogos pueden dar frutos ahora?», sostiene Robert García, secretario general de ‘Copei legítimo’, una escisión del partido socialcristiano venezolano que mantiene una disputa legal con parte de la directiva de esa tolda política. 

 

«No queremos ser saboteadores, pero como ya hemos visto que el Gobierno no cumple su palabra, no participamos en el diálogo», expresó a RT. 

 

Elecciones sí, pero…

 

Todos los enfrentados puertas adentro de la oposición coinciden en la necesidad de realizar elecciones para destrabar la coyuntura política, pero, una vez más, las diferencias se contraponen entre ellos. 

 

Para los ‘dialoguistas’, una elección no es lo primero a discutir, sino que centran el debate en la «renovación» del Consejo Nacional Electoral (CNE), mediante un consenso fijado con el propio chavismo, para «recuperar la confianza en el voto», según argumentan. 

 

«Eso (CNE) es una base fundamental para lo que vendría más adelante, esa es la piedra de tranca», afirma el diputado Zambrano. Por esa vía, refiere, se podría abordar, posteriormente, cualquier elección, incluyendo la propuesta de adelanto de las parlamentarias. 

 

El punto electoral no está excluido entre los posibles temas de la agenda en Oslo. Por esa razón, tanto la oposición como el Gobierno tiene representantes con experiencia y trayectoria en los últimos 10 años de historia de elecciones en Venezuela. Caracas envió al ministro Jorge Rodríguez, exrector y expresidente del CNE; mientras que por el antichavismo acudió Vicente Díaz, exrector del Poder Electoral, proclive a la oposición.

 

Con ese panorama electoral en ciernes, la oposición suma otro dilema: participar en unos comicios con o sin el presidente Maduro al frente del Gobierno. Ahí las disputas entre los opositores lucen irreconciliables. 

 

«Con Maduro en Miraflores, ¿no es posible negociar acuerdos parciales? Por ejemplo, un nuevo CNE que restituya la confianza», se preguntó Ochoa Antich en un escrito titulado ‘Si es con Maduro, también’. 

 

No obstante, tanto García como el diputado Medina sostienen que una elección debe hacerse, siempre y cuando «cese de la usurpación», que es la forma como llama Guaidó a la interrupción, al margen de la ley, del mandato presidencial de Maduro. Ellos, como un grueso de la oposición, no aceptan unos comicios con el actual jefe de Estado en funciones. 

 

Es por esa razón, según el diputado Medina, que consideran que la propuesta de una elecciones legislativas anticipadas buscarían «destruir» la composición del actual Parlamento, de mayoría opositora: «Yo no creo en esa tipo de propuesta electoral (…) porque la fuente del conflicto está en la presidencia de la República», agregó.

 

El legislador Zambrano, en cambio, opina que si se asume una elección, el antichavismo debería concentrarse en definir una «ruta electoral» clara y fuerte, sin importar si Maduro sigue en la presidencia: «Eso no debería ser un problema», acotó. 

 

Más allá de las «divergencias con matices», como lo califica Zambrano, en la oposición sí hay dos tendencias marcadas con respecto a las sanciones unilaterales que aplica EEUU contra Venezuela: los que apuestan al diálogo, pero que no que participan en Oslo, aceptan que las medidas coercitivas norteamericanas perjudican a la población, por lo que abogan por su levantamiento.

 

En tanto, los promotores de la ‘Operación Libertad’ de Guaidó niegan el efecto de las sanciones y atribuyen toda la responsabilidad de la crisis al Gobierno. Ese sería un nuevo obstáculo en la oposición para preparar a su electorado en unos posibles comicios, marcados por los efectos de la recesión económica venezolana.

 

(RT)