El presidente de la encuestadora Datincorp, Jesús Seguías, opina que la oposición venezolana ya no está en posición de confrontar, pues perdió la movilización de calle y le queda solo la presión internacional, por lo que señala como única vía la negociación para la salida a la crisis política venezolana. Sin embargo, los interlocutores de Juan Guaidó en Oslo no han estado operando de manera correcta y se siguen “demonizando” las conversaciones.

 

De algo sí está convencido, tanto el Gobierno como la oposición tienen razones verdaderas para sentarse a negociar y la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, está apostando a la salida negociada.

 

-¿Cuáles serían las claves de la crisis política venezolana?

 

-La clave de la crisis está en la crisis de liderazgo político en el país. La ausencia de líderes competentes en términos políticos es lo que ha llevado al país a un callejón sin salida y a su peor catástrofe en su historia. La mayoría de los venezolanos no confía en sus partidos políticos, no confía en el liderazgo político, y la mayoría de los políticos están imbuidos en una confrontación estéril, inútil, injusta e inmerecida para los venezolanos.

 

-El país está en calma, las movilizaciones opositoras han cesado, Juan Guaidó pareciera estar en otro frente, ¿esto no lo ve un poco peligroso?

 

-Sin duda alguna comienza a haber desesperanza nuevamente. Juan Guaidó representó en un momento determinado una esperanza, aún lo sigue siendo en forma relativa, pero sobre todo por el apoyo recibido por los Estados Unidos, eso hizo la diferencia entre Guaidó y otros líderes políticos que ha tenido la oposición venezolana en los últimos tiempos, es decir, la gente se pliega a Guaidó porque siente que obtuvo el apoyo de la comunidad internacional y que ésta asumió un compromiso muy radical, muy solidario con los venezolanos, y esa comunidad internacional está presionando para negociaciones.

 

El punto es que una parte de la oposición, en la cual está incluido Juan Guaidó, no está operando de manera correcta en torno a las negociaciones, siguen demonizando las negociaciones, siguen manteniendo un lenguaje ambiguo con respecto a eso, porque secretamente buscan las negociaciones, pero, por otro lado, públicamente dicen todo lo contrario, lo cual genera incertidumbre, frustración, desesperanza y mucha decepción porque la gente siente que está siendo engañada.

 

-La última encuesta de Datincorp de mayo reveló que si se cambia el CNE los venezolanos estarían dispuestos a votar en unas parlamentarias, que es la propuesta de Maduro, ¿por qué en unas parlamentarias si la oposición pide presidenciales?

 

-Los venezolanos tienen una vocación democrática muy arraigada y prefieren a los votos que a las balas, prefieren elecciones antes que confrontaciones violentas, y por toda la campaña en contra del CNE hay una desconfianza muy grande, no quiere decir que el CNE lo haya hecho correctamente sino que el CNE está totalmente viciado, el sistema electoral está viciado, y está muy influenciado por el Ejecutivo Nacional, pero el sistema de votación, es decir, voto que se emite, voto que se cuenta, ha quedado comprobado que es confiable. Sin embrago, la oposición decidió decir que nada era confiable y hoy los venezolanos están sintiendo que si hay un cambio en el CNE sería la única forma de que ellos se atreverían a ir masivamente a votar.

 

Si hay elecciones parlamentarias creo que sería un grave error de la oposición no acudir a votar en esa y en cualquier otra elección, elección que exista allí debe estar la oposición. Cometieron el gran error de no ir a las presidenciales del 20 de mayo de 2018, que si van masivamente, si conminan a los venezolanos a acudir, porque había manera de blindar la elección, es posible que los venezolanos hubieran votado y Nicolás Maduro jamás hubiera ganado esa elección.

 

Lo que importa ahora es que existe la posibilidad, y el Gobierno ha manifestado disposición de equilibrar el CNE, y creo que la oposición debe aprovechar esto para modificar la estructura del CNE, con lo cual se generaría una confianza hacia el sistema electoral del país y eso pudiera convertirse en un canal de salida a la crisis que está viviendo el país.

 

-En el mismo sondeo de la firma la percepción hacia Juan Guaidó era de 41% en febrero, esta cifra bajó en mayo a 36%, ¿el 30A significó una baja para Guaidó?

 

-Sin duda alguna el fracaso del 23 de febrero y el fracaso del 30 de abril, y el no observar que la comunidad internacional haya invadido a Venezuela, o no haya ocupado a Venezuela, o no haya enviado a sus soldados a Venezuela a liberarla de la crisis, eso genera frustración porque se le prometió a los venezolanos desde enero que ya faltaban horas para que se fuera Maduro. Ya estamos en junio, mitad de año, y todavía Nicolás Maduro sigue al frente de Venezuela y no se ven resultados tangibles de un cambio en el país, y Juan Guaidó, así como levantó expectativas, también puede derrumbarse ante el cuestionamiento de los venezolanos. Porque los venezolanos no están buscando un nuevo mesías, ni a un caudillo, ni están buscando a un líder mesiánico, están buscando una solución a su crisis. Si Guaidó representó en un momento una esperanza porque se dijo que iba a lograr en horas que se fuera Maduro, evidentemente que si no se logra, Guaidó deja de ser interesante y los venezolanos buscarán la manera de aferrarse a alguna otra alternativa, porque cuando los políticos de oficio fallan los pueblos inventan.

 

(…) Aquí el problema es que no hay partidos políticos, lo que hay en el país son estructuras creadas para llevar a una persona a la Presidencia de la República y eso no es un partido político.

 

-El grueso de los venezolanos está ganado a una salida negociada, pero hasta ahora los diálogos no han dado resultados…

 

-Estamos frente a un escenario distinto al que se dio cuando las reuniones en República Dominicana, es decir, los diálogos que se dieron en aquel momento. El escenario es diferente, en aquel entonces los mediadores eran pequeños países del Caribe y de América Latina. En esta oportunidad son las grandes potencias mundiales como garantes de los acuerdos que se puedan lograr y eso ya es otra cosa. El nivel de crisis tampoco es el mismo. El Gobierno tiene razones verdaderas para sentarse a negociar y la oposición también, y la comunidad internacional hoy día, absolutamente toda, incluyendo a Estados Unidos, está apostando a las negociaciones.

 

La filtración reciente de un diálogo que tuvo Mike Pompeo ante la comunidad judía en Nueva York revela que los EE UU están molestos con los dirigentes políticos opositores porque no logran ponerse de acuerdo en torno a una línea coherente. Los Estados Unidos se están sintiendo burlados por muchos dirigentes, siente que le mintieron en algunos análisis de la realidad política, se les prometió una famosa rebelión civil y militar que nunca ocurrió, y eso los tiene frustrados.

 

-¿Cree que hay desánimo y desesperanza entre los venezolanos?

 

-Yo creo que hoy el escenario de negociación es el único que queda y el rol que le corresponde a los venezolanos que viven en Venezuela, comenzando por Guaidó, es comenzar a tender puentes hacia las negociaciones y no a ponerse a dinamitar los puentes. Lo que ocurrió el 30 de abril no fue más que un acto de dinamitar cualquier acuerdo, sin embargo, fueron a Oslo y al salir de allí salieron hablando de todo contra las negociaciones en Noruega, y estamos como en un proceso de estira y encoge que no nos dice nada, un discurso ambiguo frente a las negociaciones. Creo que Guaidó tiene que apostar directamente al proceso de negociaciones mientras la comunidad internacional se encarga de las presiones fuertes contra el Gobierno para que se sienten a negociar.

 

La oposición venezolana ya no tiene poder para confrontar, no tiene movilización de calle, la posibilidad de una implosión de la Fanb quedó en la nada porque no existe posibilidad de conspiración fácil en el seno de la Fuerza Armada, y si existiese y hubiera una intervención, no va a ser para poner a ningún opositor frente al gobierno, va a ser para que haya un reacomodo dentro de la misma estructura del poder actual, donde puedan a lo mejor salir de Nicolás Maduro, pero quedan el chavismo militar y el chavismo civil al frente del gobierno (…).

 

-Siguen migrando venezolanos hacia América Latina y el mundo, la Acnur anunció que la cifra ascendió a 4 millones, ¿cuándo afecta esto al país y al mismo Gobierno ante la comunidad internacional?

 

-La cifra real de venezolanos que se han ido supera los 5 millones. Eso constituye una migración buena para algunos países, mientras que para otros se ha convertido en un problema, sobre todo para Colombia, Ecuador, Perú y parte de Brasil, ante esa situación, la comunidad internacional está tratando de evitar que eso siga aumentando, sobre todo hacia los países vecinos de Venezuela, por eso para esos países la solución a la crisis es urgente y están tratando de apelar a lo único que consideran que es viable, que es una salida negociada, donde los chavistas y los opositores puedan confluir en torno a estrategias comunes y puedan ponerse a trabajar en torno a un nuevo esquema de funcionamiento gubernamental y político.

 

-¿Qué tanto peso ha tenido el apoyo de Rusia y de China para que el Gobierno se mantenga en el poder?

 

-Sin duda el apoyo de Rusia y de China han sido determinantes para darle fortaleza a Nicolás Maduro. Esto pesa, estamos hablando de dos grandes potencias mundiales. Europa, Estados Unidos, Rusia y China son las grandes potencias mundiales y la mitad de esas potencias están a favor de Maduro. Los chinos están en una posición más neutral, mucho más suave, los rusos han ido un poco más lejos, pero sin duda son países que hoy están apostando a una negociación y Estados Unidos se plegó a ese criterio, al igual que Europa, el Grupo de Lima, todos están operando en ese sentido. Insisto, el rol de los venezolanos que viven en Venezuela es propiciar acuerdos, entendimiento, reconciliación, eso no es solo en los altos niveles del Gobierno y de la oposición sino a los niveles medios, las comunidades, las familias (…)

 

(Panorama)