Su nombre es Jair Bolsonaro, tiene 61 años, es excapitán del Ejército, diputado federal de Río de Janeiro desde 1991 y ve positivamente que lo comparen con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con quien comparte ideas racistas, homofóbicas y machistas. Como si esto fuese poco, alaba constantemente en sus redes sociales a los militares que sometieron a Brasil durante la dictadura y su popularidad viene creciendo al punto de considerarse su nombre para las elecciones presidenciales de 2018.

 

Entre otras perlas, este ultraconservador ha hablado de la necesidad de construir un muro en la frontera entre Brasil y Venezuela.

 

Este hombre, que fue el diputado más votado en las pasadas elecciones, ha dicho que el muro tendría como finalidad “contener a los venezolanos que huyen del régimen chavista y del hambre, y están invadiendo el estado de Roraima”. 

 

Añadió que Brasil se convirtió en la única vía de escape de la población vecina porque Colombia construyó un muro militar no para dejarlos pasar.

 

En un reportaje de la BBC Mundo sobre la situación de los inmigrantes venezolanos en la frontera con Brasil, se relata que varios ciudadanos de Boa Vista (ciudad fronteriza) hablaron sobre el gran recibimiento que muchos en la ciudad le dieron en noviembre de 2016 al diputado nacional Jair Bolsonaro.

 

La carrera militar de Bolsonaro acabó en 1987, cuando le pillaron planeando poner bombas en los baños de su academia. Tenía 32 años. Se pasó a la política: hoy suma siete legislaturas en cinco partidos distintos. Tiene pendiente un juicio por haberle dicho a una diputada en televisión: “A ti no te violaría porque no te lo mereces”, reseñó el diario El País.

 

Bolsonaro es conocido por considerar a la tortura como una práctica legítima. Durante su voto a favor de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, hizo homenaje al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, un agente torturador de la dictadura militar de Brasil. El diputado de izquierda Jean Wyllys le escupió durante la declaración.

Su agrupación actual, los evangélicos del Partido Social Cristiano, incentiva sus posiciones extremistas.

 

(LaIguana.TV)

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