Cuando el dueño de Shella ingresó en prisión, el mundo de esta perrita se vino abajo. Su compañero podía haber cometido un delito, de hecho ha sido condenado a tres años y medio de cárcel por protagonizar un asalto. No obstante, con ella siempre fue bueno y la llenó de cuidados.

 

En agradecimiento, el animal ha querido devolverle el cariño yendo a visitarle cada día a la cárcel. Y es que no hay día que Shella no visite el centro penitenciario en el que está su amo. Los policías aseguran que no abandona la puerta y que ya es una más de la familia.

 

La historia ha recordado a muchos al relato de Hachiko

 

“Lo cierto es que, el día en que hicimos la detención y trajimos al chico a la dependencia, al rato Shella se presentó y nunca se fue. Creemos que debe haber seguido al automóvil”, declaró a varios medios locales el subcomisario Juan José Martiní.

 

Tras varios días viéndola rondar por la zona, los agentes han comprendido lo importante que es para Shella pasar tiempo con su amigo. Por ello, le han dado acceso libre a la comisaría. De hecho, son muchas las noches que acaba durmiendo junto a la celda de su amigo.

 

Lo cierto es que, el día en que hicimos la detención y trajimos al chico a la dependencia, al rato Shella se presentó y nunca se fue. Creemos que debe haber seguido al automóvil”, declaró a varios medios locales el subcomisario Juan José Martiní.

 

Muchas personas han comparado esta tierna historia con la de Hachiko, el famoso perro que vivió durante nueve años en una estación de tren esperando a su dueño, ya fallecido. De hecho, en Tokio cuenta con una estatua en el lugar donde siempre estuvo, en homenaje a su lealtad. Quien sabe si Shella acabará con un reconocimiento similar.

 

(LaVanguardia)