Si desatamos el nudo que une al narcoparamilitarismo en Colombia, queda demostrada la conexión criminal de Alvaro Uribe Vélez y su cachorro Iván Duque, con su narcocanciller, Carlos Holmes Trujillo García, pana, panita burda, del legendario narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, quien en vida fuera el cabecilla del Cartel de Medellín y jefe de toda esa oligarquía santandereana vinculada al negocio de la cocaína, y que siempre ha estado enquistada en el Palacio de Nariño.
 
Comienzo por explicar que los carteles de la droga son empresas criminales que se dividen en varias áreas de acción: 1) La de recluta de jóvenes utilizados de vendedores. 2) La de sicarios, donde operan policías y militares. 3) La financiera, encargada de lavar el dinero sucio. 4) la de comercialización que se dedica a la venta y transacción del producto en el exterior. 5) La de transporte por aire mar o tierra. 6) La de los lugares tenientes, la cual tiene como objetivo cuidar y controlar ciudades o sectores a plomo y torturas de ser preciso. 7) La de protocolo, rumbas y festejos en sus lujosas propiedades.
 
Pero hay un área muy especial vinculada a la captación de políticos y gobernantes en el poder, que los cabecillas de esas organizaciones manejan con sigilo, con extremo cuidado; en el caso del Cartel de Medellín, por ejemplo, esa parte la presidía personalmente Pablo Escobar Gaviria, quien a punta dinero y riquezas puso a sus pies a esa oligarquía santandereana a la que pertenecen los delincuentes Uribe, Duque y Trujillo, cuya vinculación al paramilitarismo y al narcotráfico es ampliamente conocida y está perfectamente demostrada en Colombia, solo que con ese mismo dinero sucio que se ganaron y se siguen ganando con el negocio de la droga y sus acciones homicidas, silencian la justicia y reducen a simples rumores lo que pudieran ser sendos escándalos mediáticos por el calibre político de los implicados.
 
En el caso del narcocanciller Carlos Holmes Trujillo, parece ser que en su familia las acciones delincuenciales no son solo de su mafiosa exclusividad. Según un artículo publicado en el portal digital Ensartaos se lee: “el hermano de Holmes Trujillo, el ex Senador José Renán Trujillo, es uno de los principales ladrones del sistema de salud colombiana. Siendo súper intendente de Salud del Gobierno Nacional, protagonizó uno de los más escandalosos saqueos de la vilipendiada salud pública colombiana”. 
 
“Todos los delitos de esta ficha politiquera quedaron en la impunidad gracias a las oscuras movidas de su hermano Carlos Holmes Trujillo en el sistema judicial, que nunca ha tenido la voluntad de realizar una investigación y sanción sobre esos hechos criminales contra la sociedad colombiana”, añade el escrito.
 
También se puso de manifiesto que lo del narcocanciller no son solo asesinatos, falsos positivos y droga. Otra información digital de fecha 4 de marzo de 2018, dice: “El senador Jorge Enrique Robledo, quien ha realizado dos debates de control político exigiendo la verdad total sobre la corrupción de Odebrecht, le envió una carta a los candidatos presidenciales Germán Vargas Lleras e Iván Duque Márquez, en la que les solicita pronunciarse sobre las recientes denuncias del periodista Daniel Coronell, en las cuales se confirma que tanto la campaña de Santos-Vargas como la de Zuluaga-Trujillo, recibieron dineros de la corrupta Odebrecht.
 
“Daniel Coronell, uno de los periodistas más respetados del país, explica cómo fue que en 2014 entraron los dineros corruptos de Odebrecht a las campañas (…) Su información proviene de confesiones de los altos funcionarios de Odebrecht que pagaron los sobornos en Colombia (ver Semana #1870).
 
“En el caso de Santos-Vargas Lleras, un millón dólares de Odebrecht llegaron a través de las empresas Sancho BBDO y Paddington. Y en el de Zuluaga-Trujillo, los de Odebrecht le dieron 1,5 millones de dólares a Daniel García Arizabaleta, quien fue alto funcionario del gobierno de Álvaro Uribe y terminó destituido de la Procuraduría por corrupto en 2009”.
 
Hay otra nota que igualmente guarda estrecha relación con el narcocanciller Trujillo García que relata: “El corresponsal sueco para América Latina, Dick Emanuelsson, está en la mira de los servicios gubernamentales colombianos y sus aliados paramilitares por supuestos vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), establecidas hace casi medio siglo”. 
 
“Las amenazas aparecen como “artículos de opinión” de un tal Ernesto Yamhure Fonseca, en el semanario El Espectador, de Julio Mario Santo Domingo, magnate cervecero y de líneas aéreas de la oligarquía colombiana que cogobierna con el presidente Álvaro Uribe”. 
 
 “Para Emanuelsson, ‘así actúan los sicarios: primero preparan el terreno, lanzan tendenciosos infundios, denuncian a los sectores de oposición o personalidades incómodas –son los sicarios morales, de micrófono o prensa– y después viene el asesinato, realizado por el sicario material. Así asesinaron en 1986 al periodista Guillermo Cano Isaza, entonces director del diario El Espectador”.
 
Esta misma noticia específica que el padrino de Yamhure era Carlos Holmes Trujillo, un caudillo liberal del Valle del Cauca que heredó el negocio familiar del caudillaje de su padre. Yamhure asesoró a Trujillo como candidato a gobernador del Cauca en 2003, pero su protector perdió las elecciones. Como consuelo, el ideólogo de los asesinatos con motosierras, Alvaro Uribe Vélez, nombró al fracasado caudillo Trujillo como embajador en Suecia y allá apareció Yamhure como su ex asesor (2004-2006), trasvertido a “diplomático”. 
 
Y regresando a la publicación del portal Ensartaos, explica: “Diosdado Cabello ha dado en el clavo, pero hay que agregar a la denuncia otras perlitas. En realidad, Holmes Trujillo, oriundo de la ciudad de Cali, en el Valle del Cauca, sur occidente colombiano, vástago de una familia de politiqueros liberales, es un prominente gamonal de su región, trasvasado a las oscuras y violentas huestes de la parapolítica uribista, muy ligado al Cartel del Norte del Valle del Cauca, que pertenece a la familia Grajales Urdinola del municipio de la Unión (Valle del Cauca), mafia que sigue viva en sus negocios de exportación de cocaína y en el control violento del territorio, mediante el sistemático asesinato de líderes sociales y reincorporados de las Farc, como ocurrió recientemente en Tuluá, donde fue fulminado Wilson Saavedra, ex integrante de esta guerrilla. 
 
Hace poco se armó otro escándalo en el senado de Colombia que no pudo frenar el ascenso del Comandante del Ejército, general Nicacio de Jesús Martínez Espinel, a quién vinculan con los falsos positivos del narcoparamilitar Uribe Vélez.
 
El comandante estuvo al mando, entre octubre de 2004 y enero de 2006, de una brigada señalada por la Fiscalía por al menos 283 supuestas ejecuciones extrajudiciales en los departamentos caribeños de La Guajira y de César. De estos, al menos 23 casos se remontan a la mencionada etapa, cuando el general era segundo comandante y jefe del Estado Mayor de la brigada.
 
El caso fue además publicado por la “biblia” de la oposición venezolana: El New York Time y recogidas por agencias internacionales de noticias como la AP y Efe y vean a quiénes les dolió:  “El ministro de Defensa, Guillermo Botero y el canciller Carlos Holmes Trujillo, le enviaron una carta al New York Times, en la que cuestionaron la publicación y aseguraron que los hechos descritos en el texto describen una visión tendenciosa, distorsionada y parcializada de los esfuerzos del estado colombiano y sus fuerzas armadas, por estabilizar la situación en el territorio colombiano, para garantizar orden y seguridad”.
 
Trujillo, siempre Trujillo…Y lean bien, cuando el New York Time habló en ese artículo de los falsos positivos, dijo que aún siguen vigentes. ¿Y quiénes están en el poder?  A buen entendedor pocas palabras.
 
Actualmente, el narcocanciller entró en una diatriba con Diosdado Cabello sin ningún sentido, porque quien lo menciona en un video es el propio Pablo Escobar Gaviria, sin embargo, lo niega… con las evidencias en la cara de todo el mundo, lo niega, así son esos rastreros, para colmo cobardes, como dice el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, si el entonces jefe del Cartel de Medellín estuviera vivo, ni loco lo negara.
 
Por cierto, Cabello dice tener una dinamita al referirse a sus investigaciones acerca de las acciones delictivas de Carlos Holmes Trujillo García y lo creo; realmente esto que yo les planteo debe ser la punta de un iceberg en cuanto al gigantesco prontuario criminal del narcocanciller colombiano, porque como les dije comenzando, estos hampones silencian sus fechorías con el mismo dinero proveniente de los delitos en los que están metidos hasta el cuello.
 
 
(Gian Carlo Di Martino)