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A raíz del cierre del último bar de Brielen, un pueblo en el oeste de Bélgica, un pastor local ha tomado la decisión de permitir a los fieles tomar bebidas alcohólicas en el edificio de la iglesia, abriendo allí un ‘pub’, informa Deutsche Welle.

 

El pastor ayuda a los residentes «sedientos», pero impone varias condiciones a sus visitantes: se permite consumir alcohol sólo después de misa y no se puede cantar ni bailar dentro de la iglesia.

 

«La vida del pueblo se había ido y ahora la estamos recuperando», apuntó una de las visitantes del nuevo ‘pub’, que cierra a la 1 de la noche.

 

(RT)