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Este miércoles 8 de marzo, se trasladaron desde la plaza El Venezolano, en el centro de Caracas, hasta el Panteón Nacional,  los restos simbólicos de las heroínas  Apacuana, Hipólita y Matea.

 

A continuación, dejamos para ustedes parte de la historia de estas heroína de la patria.

 

Líder indígena Apacuana

 

Apacuana es una líder indígena Quiriquire que se enfrentó a la invasión española en 1574. Su capacidad organizativa y de estrategia le permitió liberar las tierras de Súcuta (actualmente Valles del Tuy y Tácata).

 

El cronista de Los Teques, Manuel Almeida, destaca en su texto En Los Quiriquires la rebeldía tuvo nombre de mujer, que Apacuana fue una mujer combativa y respetada por su pueblo y por los indígenas Caribe.

 

«La Quiriquire poseía valores y reconocimientos adicionales pues tenía la condición de Piache, una jerarquía significativa por su relación con las plantas, las deidades y los seres humanos», expone el cronista en su texto.

 

Su lucha es ejemplo y símbolo de la presencia femenina en la lucha por la independencia y soberanía de Venezuela, añade.

 

«La sangre de Apacuana vive hoy entre los Quiriquires que se hicieron cimarrones, así como vive entre los hombres y mujeres que defienden sus valores ancestrales y la sangre guerrera de ser Caribe», destaca el cronista.

 

La Negra Hipólita

 

Hipólita Bolívar, también conocida como Negra Hipólita, nació en San Mateo, estado Aragua, Venezuela en 1763. Murió en Caracas el 25 de junio de 1835. Era esclava de la familia Bolívar Palacios.

 

 La Negra Hipólita, se encargó de amamantar al Libertador Simón Bolívar tras la enfermedad que atravesaba su madre, María de la Concepción Palacios y Blanco.

 

Tras ese mes, Hipólita alimentó a Bolívar y desde entonces lo consideró un hijo al transmitirle todo su calor y amor materno, afecto que el pequeño Simón perdió luego de la muerte de su madre cuando apenas tenía 9 años de edad.

 

La Negra Hipólita asumió así su rol de madre, al criar y guiar al pequeño Simón, faceta en la que también tuvo participación la Negra Matea.

 

Ese amor de madre que Hipólita depositó en Bolivar fue reconocido por él en una carta que escribió a su hermana María Antonia, en la que reveló parte del sentimiento que lo unió a su segunda madre.

 

«(…) Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida», escribió el Libertador en esta misiva. 

 

La Negra Matea

 

El 21 de septiembre de  1773 nació en la población de Tiznados, Estado Guárico, Matea Bolívar quien fue la nodriza del Libertador Simón Bolívar. Pero desde muy temprana edad llegó a la hacienda “El Totumo”, propiedad de la Familia Bolívar, en San Mateo, Estado Aragua, para quedarse como encargada de los quehaceres del hogar.

 

Después de la muerte de Doña Concepción Palacios y Blanco, el niño Simón Bolívar quedó bajo la protección de las negras esclavas Hipólita y Matea; la primera, lo amamantaba y velaba por su salud y su bienestar, mientras que Matea lo cuidaba, se encargaba de su crianza, educación y compartía con él los momentos más hermosos de su niñez y adolescencia. Juntos jugaban, se subían a las matas de naranja, de mamón y de jobo, corrían por los cañaverales y atravesaban a nado el río.

 

El niño creció y fue a cumplir con su destino, pero Matea permaneció en la hacienda “El Totumo”. Allí vivió la gesta emancipadora y la gloria del Libertador; presenció el ataque de Boves y la muerte del Capitán Ricaurte, en 1914. Cuando el Libertador decretó la libertad de los esclavos y esclavas en 1921, ella logró su emancipación, mas continuó prestando servicio a los que consideraba ya no sus “amos”, sino su familia, en la casa de María Antonia Bolívar, ubicada en Caracas, donde permaneció hasta su muerte, a los 113 años.

 

Su longevidad causó el asombro de la población. El día que trasladaron los restos del Libertador al Panteón Nacional (28-10-1876), Matea entró en el recinto del brazo del Presidente de la República, General Antonio Guzmán Blanco. Sus restos reposan en la cripta de los Bolívar, en la capilla de la Santísima Trinidad, en la Catedral de Caracas.

 

Canto de arrullo de Matea al niño Simón

 

Duélmete mi niño
Mi niño Simón
Que allá viene el coco
Con un carrerón,
Mira que tu mae
Con tus hermanitos
Salió a San Mateo
Salió tempranito.

 

Duélmete Simón
De mi corazón
Te doy mazamorra
También papelón
Tú si eres inquieto
Mi niño por Dios.

 

Arroró mi niño
Arroró mi sooó
Duélmete mi niño
Mi niño Simón.

 

Los restos de estas figuras ingresan al recinto, que alberga a figuras clave de la historia venezolana, tras una ruta iniciada el 1° de marzo en San José de Tiznado, estado Guárico, donde nació Matea Bolívar, para continuar el siguiente día en San Juan de los Morros. El 3 y 4 de marzo las paradas fueron en Villa de Cura y San Mateo, en el estado Aragua, lugar donde nació la Negra Hipólita.

 

(Yvke Mundial)