Arlindo Luís Carbalho Cordero está considerado como el agresor sexual más importante de la historia de España, donde se le conoce como ‘el violador de Pirámides’, por llevar a cabo la mayoría de sus agresiones en el barrio de Madrid que lleva ese nombre. En el momento de su detención estaba acusado de 35 violaciones, y fue condenado a 514 años de prisión. Mientras estuvo en la cárcel, se jactaba de haber cometido muchas más violaciones de las que se imputaban, unas 140 por lo menos. «Ya era hora – dijo a los agentes que le detuvieron finalmente en casa de sus suegros-. ¿Por qué no me habéis detenido antes?».

 

Tenía entonces 31 años y llevaba una doble vida. Trabajaba como instalador de gas, estaba casado y tenía hijos. Su mujer trabajaba precisamente cerca de la llamada Glorieta de Pirámides. Arlindo agredía a sus víctimas al anochecer, mientras esperaba que su esposa saliese del trabajo a las once de la noche. Pasada esa hora, la recogía y volvían juntos a casa.

 

Rehacer su vida

Ahora, tras cumplir 20 años de cárcel, ‘el violador de Pirámides’ está de nuevo en libertad. Ha ido a vivir a casa de su madre, en un pueblo llamado Valencia de Alcántara, en la provincia española de Cáceres. Desde allí intentará rehacer su vida, entre vecinos que le desprecian o le temen, pero que en ningún caso le quieren cerca. Arlindo dice que es consciente de lo que ha hecho, que está arrepentido y que comprende que la sociedad le vea como un monstruo. 

 

Lo ha dicho en una entrevista en exclusiva concedida al diario español ‘La Vanguardia’, cuyo equipo de investigación ha elaborado un reportaje sobre la nueva vida de Arlindo, que recoge la preocupación, el miedo y la repulsa de sus nuevos vecinos. Pero sobretodo, se muestran directamente las palabras del propio violador, su supuesto arrepentimiento y su convicción de que puede reinsertarse: 

 

«Empiezas persiguiendo chicas, todo ese tipo de cosas…bueno, las tonterías que puede hacer cualquier hombre (…). Los hombres cometemos muchas tonterías, muchas veces porque somos incapaces de decir las cosas. Parece que nos da miedo la mujer, no lo sé. O por lo menos yo tengo esa sensación», dice Arlindo durante la entrevista. 

 

«Yo sabía que estaba haciendo algo malo»

Aunque durante toda la entrevista parece estar continuamente justificándose, el violador afirma claramente que «sabía que estaba haciendo algo malo». Cuando se le pregunta dónde están ahora mismo sus límites, se muestra confiado en poder controlarse. «Sabría detectarlo. Yo creo que en el pensamiento: cuando eso te produce algún tipo de bienestar o de ansiedad…o de placer, por decirlo de alguna manera». Arlindo asegura que no recuerda el rostro de ninguna de sus víctimas. Y admite que «seguramente» todas ellas recuerdan el suyo. Al final de esta entrevista, el violador, aparentemente emocionado, dice: «Si yo he conseguido aprender a vivir con esto y a afrontar esta situación como lo estoy haciendo ahora, quisiera pensar, y lo digo de corazón, que todas las personas a las que yo he hecho daño han tenido la fuerza de tirar hacia delante».

 

Análisis psicológico de las palabras del violador

El equipo del diario La Vanguardia ha mostrado el video de esta entrevista, y lo ha enseñado a dos psicólogas, para conocer sus conclusiones sobre el estado mental de Arlindo Luis Carbalho, la veracidad de sus palabras o el contenido emocional de su discurso. En este video se recogen las impresiones de la psicóloga: 

 

Las opiniones de Ana Isabel Gutiérrez, la psicóloga forense consultada, desmontan en gran medida las afirmaciones de Arlindo, y ponen en duda su consistencia. Señala su constante voluntad de «echar balones fuera» para no asumir realmente la responsabilidad de los terribles hechos por los que fue condenado. 

 

(RT)

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