El papa Francisco instó a la sociedad y los gobiernos a considerar que los migrantes ante todo son seres humanos. Este es un mensaje que dio el papa durante una misa para celebrar el sexto aniversario de su viaje a la isla de Lampedusa.

 

Sus palabras fueron enunciadas justo cuando docenas de organizaciones no gubernamentales (ONG) luchan con las autoridades italianas para desembarcar en sus puertos. El mismo Francisco ha tenido que mediar en conversaciones con el ministro del Interior Matteo Salvini.

 

Unas 250 personas participaron de la homilía realizada en la Basílica de San Pedro, inmigrantes, socorristas y personal técnico. El sumo pontífice habló que de quienes piden a dios para ser liberados de todo mal, y así mencionó que le sucede a “los engañados y abandonados para morir en el desierto”, así como “los torturados, maltratados y violados en los campos de detenció” y finalmente a quienes “desafían las olas de un mar despiadado”, todos migrantes.

 

El domingo durante el tradicional Ángelus, Francisco recordó el bombardeo contra un centro de migrantes en Libia, señalando que la sociedad no debe tolerar tales ataques y más bien debería dedicarse a ofrecer posibilidades humanitarias para los más vulnerables.

 

Este lunes fue enfático “¡Son personas, no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias! No se trata sólo de migrantes”, para dar a entender que si bien este es un problema estructural, lo que está en juego es la vida de las personas.

 

Fue una ceremonia sencilla con las familias de migrantes recientemente rescatadas en el Mediterráneo, muchos de origen africano. “Ayudar a los más débiles y vulnerables… a los pequeños, los enfermos, los excluidos, los últimos, que de otra manera se quedarían atrás y verían sólo las miserias de la tierra, sin descubrir ya desde este momento algún resplandor del cielo”, es parte de la labor de todo buen cristiano que desee ser parte de la misión de salvación y liberación a la que han sido llamados por el señor.

 

El pontífice destacó que muchos de los recién llegados se han sumado a ayudar y les agradeció, porque es un acto de “humanidad, gratitud y solidaridad”. Para Dios “nadie es extranjero o excluido”, agregó el pontífice.

 

La misa se este lunes conmemoró el viaje de Francisco el 8 de julio de 2013 a Lampedusa, donde fallecieron cientos de migrantes intentando llegar desde África a Europa.

 

(LaIguana.TV)