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Este domingo 26 de marzo de la Revista Semana, en seguir la guerra mediática contra Venezuela público en su nueva edición diversos artículos que se embarca en una serie de sofismos que describen a Venezuela como un país inhabitable y a los venezolanos como una especie de descerebrados masoquistas, que están a merced de un régimen dictador como aquellos que aparecen en películas gringas:

 

1- Escoge el bando en la guerra del pan: la editorial burguesa indica que luego de la “expropiación” de una decena de panaderías, se acabó el pan en Venezuela. No cuenta que ahora no se hacen largas colas y el pan se vende a un precio regulado de Bs. 250 la unidad, de mil Bs. que podía llegar a costar haciendo dos horas de cola.

 

2. Habla de protestas por hambre: Lo más curioso es que en este item coloca la foto del diputado de Primero Justicia Carlos Paparoni, que fue sacado por el mismo Pueblo por querer generar un show mediático en el Ministerio de Alimentación. El editor parece que tiene poco tino político o es muy ignorante de los sucesos en Venezuela, sino no hubiese puesto la imagen de Paparoni agrediendo a la gente.

 

3. Dice que las venezolanas son prostitutas: En un tono claro y despectivo, típico de los sifrinos bogotanos de bufanda y meñique levantado, en uno de los artículos se habla que la mujer venezolana se tiene que prostituir, y no en cualquier sitio, sino en Colombia. De esto, se ha inventado una historia fantabulosa de cómo una gerente de mercadeo venezolana terminó en un burdel en las afueras de Bogotá; porque eso sí, en Bogotá no se acepta nada de eso, porque es un pedacito de Europa acá en las Indias.

 

4- Asevera que en Venezuela hay escasez de gasolina: Les faltó averiguar si hay escasez de gasolina en el oriente de su país, pues si no falta, es porque es venezolana, de paso, robada. Se masturbaron el intelecto al llegar a la conclusión de “cómo no va a haber gasolina en el País con las reservas de petróleo más grandes del mundo”: que bien que lo hayan aceptado después de burlarse del Comandante Chávez cuando aseveraba eso último, pero olvidaron, volviendo a lo del combustible, que el primo del editor y Presidente de Colombia, aún sostiene el decreto de nacionalizar y cobrar impuesto por la gasolina que llega de contrabando desde Venezuela. Qué sabroso.

 

5- El “éxodo” hacia Colombia: Por un momento pensamos que iba aparecer Moises con su bastón dividiendo el río Táchira, para que pasaran los nuevos perseguidos. Desde el cuento de las prostitutas, haste de algunos latoneros y albañiles, se emplea la ficción para decir que hay un “éxodo”, cuando la migración hacia Colombia de venezolanos, colombianos e hijos de colombianos nacidos en Venezuela, no llega ni a 100 mil personas en 7 años. Comparado con los casi 6 millones de colombianos que hemos recibido, es una proporción del 0,016%. Además que asumen descaradamente varios factores: lo primero son las condiciones sociales en Colombia, en las que precariamente llegan los inmigrantes venezolanos y donde el primo del editor no ha hecho mucho por el tema de la violencia y la pobreza; lo segundo son las trabas y las dificultades que le dan al inmigrante en territorio neogranadino, para que luego nos tachen de xenófobos a nosotros que, por ejemplo, otorgamos el 20% de los hogares de la GMVV a hermanos colombianos.

 

6- La autocomplacencia: propia de las élites burguesas. Luego de despotricar contra Venezuela, los venezolanos y su gobierno, la revista de los “genios” bogotanos, exhibe un risible titular “¿Por qué no baja más la pobreza en Colombia?”, antes que cualquier persona con cuatro dedos de frente lea eso y diga “¡Coño!”, porque es un obviedad, aparece un sumario que dice “En la última década ha habido avances y…”, allí es cuando cualquiera deja de leerlo, hasta la misma gente que vive en Bogotá. Jamás pensaremos que el primo del Presidente Santos le lanzaría una maldición a su gestión, porque el que le pega a la familia. 

 

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(conelmazodando.com)

 

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